Películas de asesinos seriales, basadas en hechos reales – CinEspacio24

Películas de asesinos seriales, basadas en hechos reales

Comparte el cine

La intención de esta lista es analizar y recomendar películas sobre asesinos seriales poco conocidas, pero que son consideradas  cintas de culto.

Por Hugo Arteaga*

Existe una innegable y mórbida fascinación sobre adentrarse hacia los rincones más oscuros del alma y la psique de alguien que asesina por placer o compulsión. Y el cine sirve como una ventana hacia este mundo, ya que lejitos y a salvo podemos experimentar impresionantes historias que aunque toman ciertos elementos de la realidad son ficción; como El Silencio de los Inocentes (1991), SE7EN (1995) o Psicosis (1960).

Pero todo cambia en cuanto vemos la leyenda “Basada en Hechos Reales”, pues al saber que lo que vemos abiertamente recrea sucesos reales se encienden diferentes switches en nuestro cerebro al añadir nuevos niveles de autenticidad, empatía, impotencia o morbo. Entendemos que estos horribles eventos sucedieron y que le sucedieron a alguien más. Pero, principalmente, entendemos que podrían sucedernos a nosotros mismos. Esta capa extra de realidad enfada a nuestro cerebro obligándonos a exigir justicia, respuestas, resolución o sangre; ya que ahora… esto es personal.

Este efecto explica perfectamente nuestra obsesión actual con los crímenes reales, y los miles de podcasts, perfiles de YouTube y TikTok especializados, canales de cable dedicados, maratones de Criminal Minds cada fin de semana, numerosos documentales en Netflix y un extenso etcétera no me dejarán mentir. Los casos de crimen verdadero y los asesinos en serie son tan populares actualmente como el K-Pop. Si tan sólo pudiera armar un grupo de K-Pop conformado por asesinos seriales o si pudiera convertir a una boyband en asesinos, gobernaría al mundo. Pero retomando…

Aunque sé que existen grandes y afamadas producciones sobre este tema como Zodiaco (2007), Monster (2003) y Mi Amigo Dahmer (2017), mi intención, como siempre, es hacer lucir obras menos conocidas, recomendando cintas de culto junto con nuevas e interesantes propuestas y auténticas joyas obligadas, tanto del tema en cuestión, como de la cinematografía mundial.

 

12.- Terror al anochecer (Charles B. Pierce, 1976)

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, el pueblo de Texarkana busca regresar a la normalidad. Pero un asesino enmascarado conocido como “El Asesino Fantasma”, no sólo destruirá esta paz, sino que terminará engendrando una de las leyendas urbanas estadounidenses más emblemáticas de la historia.

Este es un clásico para los amantes del cine de culto, ya que no solamente fue una de las pioneras del cine slasher, sino que también sirvió como inspiración para diversas creaciones y personajes, siendo la más trascendental Viernes 13 – Parte 2 (1981). Y en el ámbito real, este caso prácticamente originó la leyenda urbana estadounidense sobre el “Lover’s Lane”, o el rincón apartado donde los jóvenes se estacionaban para tener un momento íntimo, sin saber que un asesino los vigilaba; la cual ha servido como base para múltiples leyendas y películas.

Definitivamente lo que más sorprenderá a los nuevos espectadores, es esta curiosa decisión del director al incluir, y protagonizar él mismo, varias escenas cómicas ajenas a la historia. Pero, aunque actualmente nos parezca extraño, en ese tiempo muchos estudios sabían que las cintas más exitosas del cine B y Grindhouse, eran aquellas que lograban meter la mayor cantidad de acción, horror, comedia, desnudos y persecuciones posibles en 90 minutos; lo que explica esta rara mezcolanza de géneros que logró convertirla en un éxito gigantesco en los autocinemas.

Y aunque fue considerada explotativa, e incluso los familiares de la tragedia demandaron a sus productores, actualmente Texarkana ha transformado esta tragedia en una oportunidad turística, donde año con año miles de fans viajan cada Halloween a la tradicional proyección anual de esta cinta.

En 2014, apareció una nueva entrega que funciona al mismo tiempo como secuela, remake y reboot de esta historia; la cual recomiendo por su originalidad. Pero antes de eso, necesitan ver la versión original, ya que su bizarra mezcla de humor, gore y hechos reales la han convertido en un imperdible slasher de culto.

 

11.- Atrapar a un asesino (Eric Till, 1992)

Un detective presiente que un caso rutinario sobre un joven desaparecido realmente oculta algo mucho más perverso. Pronto, esta investigación se convertirá en un juego del gato y el ratón entre el joven detective y el principal sospechoso: un arrogante, pero influyente y respetado empresario llamado John Wayne Gacy, considerado ahora como uno de los asesinos en serie más brutales de la historia.

Al ser una película hecha para la televisión, esta cinta es severamente menospreciada y raramente mencionada al hablar de cine de asesinos en serie. Sin embargo, cuenta con enormes puntos a favor, siendo el principal la soberbia actuación de Brian Dennehy, uno de los grandes actores de carácter del cine gringo, en el papel de Gacy.

Pero algo que la hace especial, es que afamados criminalistas e investigadores la consideran la adaptación fílmica más realista de su tipo gracias a su veracidad y atención metódica al caso real; ya que, a pesar de alterar la época de los hechos (por cuestiones de presupuesto) y cambiar algunos detalles y nombres (por razones legales), prácticamente presenta una calca del caso real. Por lo mismo, sé que quienes más la disfrutarán son aquellos conocedores que comparten mi amor y obsesión por las leyendas y el folclor sobre asesinos en serie.

Algo que caracteriza a la mayoría de asesinos seriales es un marcado narcisismo extremo donde disfrutan y necesitan ser el foco de atención, ya sea positiva o negativamente. Sin embargo, y contrario a esto, Gacy alcanzó a ver esta película años antes de su ejecución, y la odió tanto que envió una carta a Dennehy, denunciándolo por interpretarlo y por prestarse a un proyecto, según él, completamente difamatorio.

Finalmente, como aperitivo o postre para esta cinta, Netflix tiene un extraordinario documental llamado Las Cintas de John Wayne Gacy (2022), que sirve como complemento perfecto para esta película.

 

10.- Los asesinos de Snowtown (Justin Kurzel, 2011)

Después de que sus hijos son abusados sexualmente, una madre soltera deposita toda su confianza en John Bunting, un carismático y autoritario hombre quien abiertamente predica ideas extremas sobre el castigo que merecen los depredadores sexuales; mientras que secretamente caza, tortura y asesina pedófilos y violadores. Jamie, el hijo adolescente de la familia, sin saberlo, se convertirá en una pieza clave de uno de los peores crímenes modernos.

Aparte de retratar muy gráficamente los crímenes de John Justin Bunting, considerado como el mayor asesino en serie de Australia, esta historia se nutre de un contexto y un marco social sumamente desolador al exponer la pobreza económica, moral e intelectual de un país que presume ser uno de los más desarrollados del mundo. Y quienes hayan visto Gummo (1997) inmediatamente entenderán a lo que me refiero.

Gracias a poderosas pero sutiles interpretaciones, este film plantea un tétrico y atmosférico estudio sobre la maldad, el control, y el culto a la personalidad; ya que la idea de un autodenominado vigilante y verdugo que castiga a los depredadores que la policía ignora resulta algo razonable, al grado de casi simpatizar con Bunting. Casi, ya que su historia sabe manipularte y moverte a su antojo. Y aunque parece ser la creación de un director experimentado y curtido, en realidad Snowtown fue la opera prima de Kurzel, quien magistralmente logra balancear un ritmo y una estética expresionista fría y elegante, contrastándola con lo grotesco y monstruoso del material.

Snowtown es una extraordinaria entrega que sabe equilibrar un inteligente y crudo análisis sobre la psicopatía de esta tragedia y sus partícipes, junto con algunas de las escenas más sádicas y perturbadoras del cine moderno. Esta película no fue hecha para disfrutarse, sino para experimentarse.

 

9.- Encrucijadas (William Friedkin, 1980)

Después de aparecer varios cuerpos mutilados, es claro que un asesino en serie tiene en la mira a la comunidad gay BDSM de Nueva York. Buscando atrapar al culpable, la policía envía al detective Steve Burns para investigar de incógnito el caso, pero este nuevo mundo, junto con el aislamiento, el miedo y las mentiras, eventualmente terminarán erosionando la salud mental del joven detective.

Controversial como siempre, William Friedkin, director de El Exorcista (1973), buscaba crear una obra transigente llena de sexo y violencia con clasificación “X”, similar a lo que había logrado Calígula (1979) un año atrás. Pero el enfrentarse con severas censuras, peleas con Pacino y constantes protestas por parte de la comunidad LGBTQ, hicieron que esta producción adquiriera una pésima fama previa a su estreno. Sin embargo, su mayor escándalo provendría del mismo Friedkin y su relación con el material.

Cuenta la leyenda que, originalmente, Friedkin planeaba adaptar la novela de Gerald Walker, basada en el caso real sobre cadáveres masculinos desmembrados que aparecieron embolsados en el Rio Hudson entre 1975 y 1977. Pero cuando Paul Bateson fue enjuiciado y condenado parcialmente por estos crímenes, todo el plan cambió, ya que Friedkin era su amigo (incluso Bateson tiene un cameo en El Exorcista como radiólogo). Y no sólo eso, sino que Friedkin también conocía a Randy Jurgensen (el detective real en quien está basado el personaje de Pacino), así como a varios miembros de la mafia dueños de los bares. Esta familiaridad con los involucrados, le otorgó al director un acceso total y privilegiado a hechos y detalles que incluso la policía desconocía, haciendo que esta película adquiriera un nuevo significado e importancia (sobre todo su tercer acto). Pero también, ocasionó que Friedkin fuera acusado, tanto de explotar una tragedia real, como de afectar una investigación en curso.

Independientemente de lo fascinante que resulta su trasfondo, Encrucijadas no sólo es un intenso, sórdido y olvidado thriller que merece verse, también sirve como recordatorio del cine complejo y ácido que en algún momento los estudios estadounidenses se aventuraban a realizar sin temor a ser cancelados por Twitter.

 

8.- El guante dorado (Fatih Akin, 2019)

Fritz Honka es un alcohólico psicópata quien, bajo la influencia del alcohol, es incapaz de reprimir los salvajes instintos a los que desciende para satisfacer sus deseos más primitivos. Socialmente aberrante y repeliendo a la gente por su peculiar y deforme aspecto, pasa sus días emborrachándose en el bar “El Guante Dorado”, lugar que también utiliza como coto de caza para encontrar víctimas.

Aunque amo el cine fuerte, no me avergüenza admitir que estuve a punto de quitar esta película de la lista, simplemente porque no quería volver a verla para escribir su reseña. Pero como mi cerebro había bloqueado cualquier recuerdo sobre ella, acepté que debía verla nuevamente… y al terminar, tuve que bañarme dos veces.

Basada en los crímenes de Fritz Honka, mejor conocido como “El Destripador de San Pauli”, quien asoló el distrito rojo de Hamburgo a principios de los 70, ésta es fácilmente una de las cintas más difíciles de soportar por su deshumanizante, repulsiva e inmisericorde naturaleza, al mostrar algunas de las escenas de asesinatos y violaciones más realistas y brutales del cine, llegando al grado de que una psicóloga debió estar presente en el set para asesorar y apoyar a los actores. Esto habla del nivel de compromiso actoral involucrado; lo cual, aunado a su impecable dirección, un cruel guion y un escalofriante y deprimente diseño de producción, dan como resultado una auténtica pesadilla genialmente realizada.

El Guante Dorado no es la típica película de horror, drama o asesinatos. Es algo que va aún más allá,  y seguramente en un futuro será catalogada con obras similares como Irreversible (2002) y Una Película Serbia (2010). Por lo mismo, únicamente la recomiendo para aquellos familiarizados con el cine extremo que tengan un fuerte estómago, una conciencia tranquila, poca memoria, una muda de ropa interior y una cubeta o bolsa para vómito a la mano.

 

7.- La noche del asesino (Spike Lee, 1999)

Durante el verano de 1977, Nueva York se enfrenta a una extrema ola de calor, disturbios causados por un apagón masivo y, sobre todo, a un asesino en serie autodenominado “El Hijo de Sam”, quien alega que el Diablo, en forma de perro negro, le ordena salir a matar por las noches. El pánico, histeria y xenofobia de sus habitantes convertirán a la ciudad en un lugar sin ley, donde nadie está a salvo ni del asesino ni de los neoyorkinos.

Para mí, Spike Lee es un maestro de la narrativa cinematográfica, ya que su manejo perfecto de ensambles actorales continuamente da como resultado una obra caleidoscópica llena de múltiples historias y diversos puntos de vista, motivados siempre por un inteligente comentario racial y étnico. Y esta cinta es un gran ejemplo de eso, a pesar de ser uno de sus trabajos más infravalorados a mi parecer.

Originalmente, Lee planeaba una adaptación mucho más directa sobre la historia de David Berkowitz, el “Hijo de Sam”; presentando sus homicidios, desequilibrios mentales y supuestos nexos con el satanismo. Pero, presionado por los familiares de las víctimas quienes consideraban que esto terminaría glorificando al asesino, prefirió mejor enfocarse en el impacto social que los neoyorkinos experimentaron durante ese verano. Este cambio de dirección no solo evitó que esta cinta se convirtiera en un thriller histórico genérico, sino que terminó elevándola hacia un derroche de estilo y análisis psicológico de personajes sobreviviendo en un mundo lleno de sexo, drogas, desconfianza, miedo, culpa y mucha música disco y punk.

La Noche del Asesino (¡qué pésimo título le pusieron en Latinoamérica, caray!) hace a un lado el gore y la violencia para conmocionarte y sorprenderte con algo mucho más atroz: la naturaleza humana en un mundo donde, incluso entre monstruos, hay niveles.

 

6.- El estrangulador de Boston (Richard Fleischer, 1968)

Cuando varias ancianas aparecen estranguladas en diferentes distritos de Boston las autoridades inician un extenso operativo de vigilancia para proteger a sus habitantes. Sin embargo, desconocen que se enfrentan contra Albert DeSalvo, un criminal tan psicológicamente complejo que, hasta nuestros días, continúa siendo tan polémico como inquietante.

Aparte de caricaturas de He-Man y los Thundercats, yo prácticamente me crié con este tipo de cine, ya que mi papá es un gran fanático de los westerns y thrillers estadounidenses de los 60 y 70. Por esto, siempre me emociona recomendar películas de una era antigua donde aún caminaban por la tierra gigantes de la actuación como Henry Fonda, George Kennedy y, sobre todo, Tony Curtis, quien, a pesar de ser mundialmente conocido por comedias y papeles de galán protagónico, batalló mucho por este rol, finalmente demostrando su enorme rango actoral al regalarnos uno de sus mejores trabajos.

Pero aparte de su impecable artífice cinematográfico, esta obra ha sido extremadamente influyente gracias al vanguardista uso de recursos narrativos y visuales que en su momento no eran tan familiares y actualmente se consideran algo común como: el Split-Screen (donde, dentro de una misma toma, un collage muestra diferentes perspectivas simultáneas, dándonos una visión cubista y omnipresente de los eventos), diálogos extradiegéticos (donde nuestros personajes aparecen como testigos incorpóreos de un suceso pasado o imaginario), y, sobre todo, la distinción y representación visual de una mente quebrada e inestable (recurso que hasta las series más actuales de Marvel siguen utilizando, y las cuales no puedo mencionar para evitar spoilers).

Este film discretamente ha funcionado como plano para cientos de películas y series sobre crímenes reales (incluyendo cualquier versión existente de La Ley y El Orden), gracias a sus innovaciones cinematográficas y distintivo ritmo al eliminar sospechosos. Pero, sobre todo, incluye una de las actuaciones más poderosas, y a la vez, humildes de su época que las nuevas generaciones merecen conocer.

 

5.- Ciudadano X (Chris Gerolmo, 1995)

A finales de los 70, uno de los más sádicos y prolíficos asesinos en serie de la historia está al acecho de niños y mujeres jóvenes en la parte rural de Rusia. Para encontrar a este psicópata, un detective deberá luchar contra la arrogancia, burocracia y doctrina soviética de autoridades que entorpecieron esta investigación al grado de permitirle al asesino cazar impunemente durante ocho años, alcanzando 52 víctimas oficiales.

A principios de los 90, previo a la existencia del Internet, el caso y juicio de Andrei Chikatilo se viralizó en México de manera analógica gracias a un pasquín amarillista llamado “El Semanario De Lo Insólito” que documentaba semanalmente cada grotesco avance. Yo coleccionaba este tabloide, y memoricé y seguí este caso tan obsesivamente como una señora moderna se obsesiona con una telenovela turca, por lo que confiadamente siempre la recomiendo como una de las historias más veraces sobre el cine de asesinos en serie (con una censura y mesura entendible, ya que, por su enferma naturaleza, los crímenes de Chikatilo resultan imposibles de recrear).

Así como recientemente Chernobyl (2019) nos mostró la anatomía de una tragedia, junto con la imperiosa mentalidad de defender y exculpar al mismo régimen que pudo haberla evitado, durante los 90, Ciudadano X evidenció estas mismas vulnerabilidades de un estado fallido que prefirió defender su imagen política antes que a sus propios habitantes, permitiendo que uno de los asesinos en serie más monstruosos de la historia siguiera libre. Y curiosamente, ambas son producciones originales de HBO, por lo que pueden encontrarlas en este servicio.

Uno pensaría que por la extrema violencia, abuso sexual y canibalismo que Chikatilo ejerció en sus víctimas (la gran mayoría niños), sería insensible seguir explotando este caso. Pero estarían equivocados, ya que los crímenes del “Carnicero de Rostov” han fungido como base para películas como Evilenko (2003), Crímenes Ocultos (2015); y, sobre todo, Ghoul (2015), un found footage que adoro, aunque sé que no es muy bueno.

 

4.- Henry:retrato de un asesino (John McNaughton, 1986)

Condenado por el homicidio de su propia madre, Henry Lee Lucas es un exconvicto que trabaja como exterminador mientras disfruta cometer violentos asesinatos indiscriminadamente. Viviendo con Ottis Tool, futuro cómplice de sus crímenes, Henry desarrolla una extraña cercanía con Becky, la hermana de Tool. Pero a medida que esta relación avanza y la depravación de sus asesinatos aumenta, la dinámica entre estos tres personajes terminará saliéndose de control.

Michael Rooker se ha convertido en una estrella mundial gracias a The Walking Dead (2010 – 2022) y Guardianes de la Galaxia (2014). Pero para mí, él siempre será Henry: el inhumano y despiadado asesino que aún me causa pesadillas. Y aparentemente, no soy el único, ya que esta película contiene una escena tan realista y perturbadora que ocasionó que la mayoría de los espectadores huyeran durante una de sus proyecciones.

La censura y clasificación de las películas siempre ha sido algo complicado y adaptable, ya que todo depende del país donde te encuentres. Sin embargo, algunas obras rebasan tanto los límites de lo permitido que requieren una nueva clasificación para ellas; y esta película, junto con ¡Átame! (1989) y El Cocinero, El Ladrón, Su Mujer y Su Amante (1989), forzaron la creación del NC-17, la clasificación más alta antes de caer en lo pornográfico.

Finalmente, aunque muchos acreditan a El Silencio de los Inocentes (1991) y SE7EN (1995) como creadoras de la estética apagada, fría y oscura que caracteriza al cine sobre crimen real. En realidad, ambas obras tomaron influencia de esta película; la cual es un lúgubre, deprimente y macabro testimonio sobre los niveles que puede alcanzar la perversión y maldad humana. O al menos eso pensaba hasta ver Asesino Confeso (2019), un documental en Netflix sobre Henry Lee Lucas que te hace replantear todo lo que creías saber sobre este caso.

 

3.- Las Poquianchis (Felipe Cazals, 1976)

Las hermanas González Valenzuela, mejor conocidas como “Las Poquianchis”, escandalizaron a México durante la década de los 60, cuando su captura expuso el abuso sistemático e inhumano que ejercieron durante años contra decenas de mujeres a quienes explotaban sexualmente, torturaban cuando desobedecían y mandaban ejecutar cuando ya no les encontraban uso.

Desafortunadamente no pude encontrar un trailer para esta película, y el video que coloqué únicamente lo puse para entrar en contexto. Y aunque hace parecer que estoy hablando sobre un documental, en realidad me refiero a una de las obras más cruentas y controversiales que el cine mexicano ha producido en su historia.

“¡Alarma!”, la infame revista de nota roja mexicana, convirtió a las Poquianchis en sinónimo de maldad, acusándolas de actos tan grotescos y absurdos como brujería, satanismo, canibalismo y hasta zoofilia. Pero, aunque las hermanas no llegaron a tales extremos (de hecho, hipócritamente, eran extremadamente devotas), ellas efectivamente prostituyeron, torturaron y ejecutaron a múltiples víctimas. Pero algo que, tanto la revista, como nuestras autoridades omitieron y mantuvieron fuera de los reflectores, fue la red de corrupción que permitió dichos crímenes, involucrando a policías, militares, presidentes municipales, doctores que realizaron abortos, políticos con influencias, y hasta sacerdotes y sacristanes que pagaban por los servicios del prostíbulo con monedas del diezmo dominical.

Mientras que las Poquianchis reales fueron justamente condenadas y malditas ante la opinión pública, este film logró exponer el entorno de corrupción, descomposición social y pobreza que permitió estos crímenes; junto con el misógino maltrato que sufrieron las sobrevivientes. Por lo mismo, esta película fue sumamente censurada, y continúa siéndolo actualmente.

Gracias a un incisivo guion, su magnífica dirección, y un elenco conformado por algunas de las mejores actrices y actores que México ha gestado; Las Poquianchis es una obra que, como mexicano, te hace sentirte orgulloso de nuestro cine. Pero, por otro lado, te hace avergonzarte, obligándote a enfrentar un retrato tan honesto de tu país con temas que, tristemente, nos resultan tan actuales y familiares.

 

2.- El estrangulador de Rillington place (Richard Fleischer, 1971)

Un recatado y aparentemente inofensivo casero llamado John Christie, le renta un apartamento a una joven pareja recién casada, quienes desconocen que su arrendador es un asesino serial. Christie entonces, se aprovechará de sus conflictos y debilidades, manipulándolos hasta satisfacer sus más oscuros deseos, terminando en un caso que cambiará por siempre el sistema judicial del Reino Unido.

Basada en documentos legales del caso y en la novela periodística de Ludovic Kennedy sobre los asesinatos de John Christie, este film es indudablemente una “master class” de actuación, ya que sus dos principales protagónicos: Sir Richard Attenborough, mejor conocido actualmente como el viejito que tiene hambre y no repara en gastos al crear Parque Jurásico (1993), junto con Sir John Hurt, mejor conocido por ser el “Paciente Cero” de los xenomorfos en Alien (1979), nos entregan en este film no sólo su enorme talento histriónico, sino todo el poderío que conlleva interpretar personajes tan poderosos que te hacen, literalmente, gritarle a la pantalla con impotencia y desesperación.

Y esto se debe a que, cuando la censura de su época prohibió profundizar en los detalles más macabros de los crímenes de Christie, su director y guionista prefirieron enfocarse en retratar la inmensa injusticia que, legalmente hablando, causó la abolición de la pena capital dentro del Reino Unido en 1964.

Es muy difícil hablar sobre esta película sin hacer spoilers significativos, por lo que cerraré con esto: esta es una magistral obra que sabiamente insinúa y ofrece pistas sobre los bajos niveles que alcanzó Christie para satisfacer su mente enferma. Pero, curiosamente, todo lo que esta película calla, multiplica exponencialmente lo que muestra; ya que sus impresionantes actuaciones y su sádica historia, han convertido a este film en un clásico obligado y antecesor del terror psicológico.

 

1.- M (Fritz Lang, 1931)

Desesperados por atrapar a un elusivo asesino de niños que mantiene aterrada a la ciudad de Düsseldorf, tanto la policía, como el mundo criminal, desplegarán sus propios planes por separado para dar caza a este homicida; quien terminará siendo identificado gracias a una marca con gis en su espalda con la letra “M”.

Hablar de M es hablar de realeza cinematográfica, al ser una obra perteneciente al selecto club de películas perfectamente realizadas en toda la historia. Erróneamente, Peter Kürten, “El Vampiro de Düsseldorf”, es mencionado como la principal inspiración para esta historia; cuando, en realidad, Lang tomó elementos de asesinos seriales contemporáneos a Kürten como: Fritz Haarmann, “El Hombre Lobo de Hanover”; y Carl Großmann, “El Carnicero de Berlín”, para crear lo que muchos consideran el nacimiento del terror psicológico y el cine de crímenes reales.

Siendo la primera producción de Fritz Lang con sonido, este autor ayudó a definir la importancia que tendría (y actualmente tiene) el audio en el cine, transformándolo en una capa extra de lenguaje cinematográfico, innovando al mismo tiempo con recursos como el “Leitmotif”, una corta y recurrente frase musical asociada a un personaje, evento o lugar (como ejemplo, piensen en el tema que sonaría cuando Darth Vader aparece caminando amenazadoramente).

Y visualmente hablando, este film introdujo al público el concepto de la evidencia criminalística, presentando a detalle elementos como mapas, huellas dactilares y análisis forenses de escritura (convirtiendo a esta obra en la abuelita de todos los “CSI” existentes). Pero, principalmente, demuestra la gigantesca influencia que el expresionismo alemán le heredó al film noir, giallo y al cine de terror y horror en general; gracias a su utilización de luces, sombras, y la simbología que ambas conllevan.

Junto con Georges Méliès, Fritz Lang creó el cine de ciencia ficción con su extraordinaria Metrópolis (1927). Pero también, transformó por siempre al cine con esta joya, donde los ojos de Peter Lorre logran expresar más que varias cintas modernas juntas; y en donde nos hacen una pregunta planteada hace casi 100 años que aún resulta controversial e incontestable.

 

Si se consideran fans de este oscuro tema y gustan profundizar más sobre la psicología y análisis de personajes en el cine, en CinEspacio24 contamos con 2 imperdibles cursos para entender, discutir y aprender más sobre la psicología de héroes, monstruos; y, sobre todo, de nosotros mismos a través de cursos como:

 

Taller de Historia del Cine de Terror 

Psicologia del Cine de Terror

 

 

 

¿Les gustaría añadir alguna otra película a la lista? Por favor, dejen su opinión en los comentarios. Y recuerden seguir a CinEspacio24.

 

 

 

* Licenciado en Diseño Gráfico, Analista Cinematográfico y Colaborador de CinEspacio24.

Sé el primero en comentar en «Películas de asesinos seriales, basadas en hechos reales»

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*