Crítica de Lamb, película islandesa de Valdimar Jóhannsson y protagonizada por Noomi Rapace. Una gran cinta onírica y tétrica, sobre una pareja sin hijos que vive recluida en una granja, y descubren a un misterioso bebé, a quien deciden criarlo como si fuera su hijo.
Por Arturo Brum Zarco*
El silencio y lo hermoso y siniestro de la naturaleza son los ejes narrativos de la película Lamb, la cual aboga por crear un sentimiento de incertidumbre a través de imágenes oníricas y contemplativas; donde utilizan un elemento fantástico para acentuar un drama sobre la maternidad y paternidad.
Ópera prima de Valdimar Jóhannsson, el filme está ambientado en una recluida y solitaria granja en Islandia, la cual está rodeada de bellas montañas que se contraponen con el cruel y tétrico relato que vamos a presenciar.
En ese lugar, una pareja sin hijos, Maria (Noomi Rapace) e Ingvar (Hilmir Snaer), tienen una vida cotidiana y sin ningún contratiempo cuidando a su rebaño de ovejas, trabajo que parecen disfrutar. Sin embargo, cuando una de sus ovejas da vida a un misterioso bebé, un híbrido entre animal y humano, estos deciden criarlo como si fuera su hijo.
Este surreal acontecimiento, cambiará radicalmente su vida, ya que su monótona y apacible existencia va encontrar un nuevo significado que ellos definirán como una felicidad absoluta.
Con evidentes referencias bíblicas y basándose en relatos populares islandeses, el director crea un drama familiar (que bien puede etiquetarse dentro del cine de horror, aunque Valdimar ha rechazado en varias entrevistas que su cinta sea de género), que tiene su principal soporte en usar pocos diálogos y contar su premisa por medio de sugerentes y atmosféricas imágenes, para crear una desafiante y provocativa metáfora de cómo el hombre combate y se adueña de la naturaleza.
Por tal motivo, la naturaleza se convierte en un personaje más, el cual en apariencia es bello, armónico y paradisiaco, pero en realidad es un sitio hostil, peligroso y difícil para vivir, una paradoja con la que va a jugar el director y que resalta este duelo entre el ser humano y el entorno que lo rodea.
El propio Valdimar Jóhannsson ha definido a su cinta como un cuento popular de poesía visual, donde el silencio tiene más poder que rebuscados y explicativos diálogos.
Características que se notan en la película sin llegar a ser pretenciosa o en demasía intelectual, ya que el uso de la fantasía como una herramienta dramática crea un producto atractivo, entretenido y reflexivo, no sólo del hombre y la naturaleza, sino también de cómo aceptamos la ausencia, el duelo y las obsesiones por la maternidad y la paternidad.
Por eso destaca el trabajo de la reconocida actriz Noomi Rapace (Los hombres que no amaban a las mujeres, ¿Qué le pasó a lunes?), quien realiza un papel contenido, donde tiene que resaltar su corporalidad y expresividad, ante los pocos diálogos, para la construcción de un personaje que se adueña de un bebé que no le pertenece y que se convierte en la parte que le faltaba para ser feliz; sus momentos de silencios y sus acciones ante ese grande y claustrofóbico mundo en el que habita son la esencia de este cuento aterrador.
Lamb se estrena este 30 de diciembre en salas mexicanas, una gran propuesta para cerrar este año y reflexionar sobre nuestros apegos, soledad y la convivencia con la naturaleza.
*Periodista y realizador. Director y Editor en CinEspacio24 Noticias. Colaborador en Cio Noticias.
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