«La caja», sombrío retrato sobre la paternidad – CinEspacio24

«La caja», sombrío retrato sobre la paternidad

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Crítica de La caja, la nueva película del director Lorenzo Vigas, quien narra la historia de un adolescente que viaja para recoger los restos de su padre, pero en su travesía  encuentra en un hombre con un trabajo cuestionable la figura paterna que tanto le hace falta. 

 

 

Por Arturo Brum Zarco*

@arturobrum

La búsqueda de identidad para los jóvenes en México, un país secuestrado por el crimen y la corrupción, es una travesía peligrosa, surrealista y trágica, es la reflexión que nos lleva la película La caja, del director venezolano Lorenzo Vigas.

Por medio de una mirada adolescente, Lorenzo Vigas aborda la orfandad y la falta de la figura paterna en una nación donde permea la violencia, la falta de oportunidades y donde las desapariciones y las fosas comunes se han vuelto, desafortunadamente, en situaciones comunes.

El filme nos narra la historia de Hatzín (gran presentación actoral de Hatzín Navarrete), un joven adolescente que viaja solo de la Ciudad de México al norte del país, a Chihuahua, pues tiene que recoger una caja donde supuestamente están los restos de su padre, que fueron encontrados en una fosa común. No obstante, la única prueba que tiene de la muerte de su progenitor es una borrosa credencial de elector.

Es por eso que cuando se encuentra con Mario (interpretado por Hernán Mendoza), un hombre que se parece a su padre, ve en él a la figura paterna que siempre ha anhelado y comienzan de una manera radical una relación padre-hijo, que llevará al joven a involucrase en un trabajo cuestionable, en la contratación de personas de bajo recursos para que laboren en maquilas, con sueldos deplorables y arduos horarios de trabajo.

De esa forma, el director desarrolla temas que son característicos en su cine, la paternidad y la falta de sentimientos de pertenencia, ejes narrativos que se pueden ver en su mulipremiada película de 2016, Desdé allá, con la que ganó el León de Oro en el Festival de Venecia.

Ahora, reconociendo a México como un país llenó de contrastes, Vigas refleja la búsqueda de la identidad con un lenguaje cinematográfico que logra aislar al protagonista, a partir de planos generales que muestran a Hatzín como un ser pequeño ante las atrocidades que le están sucediendo, y con planos cerrados que edifican la confusión de un joven que necesita pertenecer a una familia.

Es por medio de esa fotografía, bien realizada por Sergio Armostrong, que la película muestra como esa búsqueda de identidad se convierte en una suerte de cárcel mental y física para Hatzín, pues la caja que fue a recoger y que después rechaza es una clara metáfora a un objeto donde sus sueños no cumplidos se convierten en demonios personales.

Así, el director logra acentuar la tragedia de Hatzín en su búsqueda por una identidad y de una visión particular edifica un problema general, el joven que ante la ausencia de una figura paterna se crea ídolos, seres que admira y seguirá sin importar los actos deleznables que estos puedan cometer.

Este filme, con producción mexicana y venezolana, construye una atmósfera agobiante, claustrofóbica y sombría, pues de forma paradójica el protagonista que se encuentra buscando una identidad conforme avanza la trama la pierde más.

La caja, que se estrenó en salas mexicanas este 10 de abril, es un melodrama, un coming of age y una tragedia sobre un joven que busca pertenecer a un sitio que le muestra cariño en un contexto violento. 

*Periodista y realizador. Director de CinEspacio24.

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