Crítica de Firestarter, dirigida por Keith Thomas, protagonizada por Zac Efron y basada en una novela de Stephen King. El filme narra los extraños poderes de una joven que puede prender fuego a las cosas con su mente.
Por Jesús M. Pedraza Madrid* Firestarter (titulada en México como Llamas de Venganza) es un thriller con toques de terror y ciencia ficción dirigido por Keith Thomas (Arkane, The Vigil), basado en la novela homónima de Stephen King publicada en 1980. Protagonizada por Zac Efron en el papel de Andy McGee, Ryan Kiera Armstrong como Charlie McGee, Sydney Lemmon como Victoria McGee y con la participación de Michael Greyeyes y Gloria Reuben como los antagonistas. El filme nos narra la vida de Andy y Vicky McGee, un joven matrimonio con habilidades peculiares, quienes durante su época de universitarios fueron sometidos a un experimento clandestino por parte de The Shop, una organización secreta del Gobierno de los Estados Unidos. A raíz del nacimiento de su hija Charlie, los McGee se ven obligados a escapar y a mantenerse fuera del radar con el fin de proteger a los miembros de su familia, principalmente a Charlie quien, además de haber heredado los poderes de sus padres, posee una extraordinaria y peligrosa habilidad piroquinética. Antes de comenzar de lleno con la crítica considero importante hablar un poco sobre un acontecimiento histórico que nos permitirá ver mas allá el argumento del filme: el Proyecto MK Ultra de la Agencia Central de Inteligencia en Estados Unidos. También conocido popularmente como el Programa de control mental de la CIA, este proyecto ilegal inició en la década de los años 50 y fue descontinuado de manera oficial en 1973. Este experimento tenía como finalidad el desarrollo e identificación de nuevas sustancias y procedimientos que pudieran utilizarse en interrogatorios y torturas, con el fin de debilitar la voluntad del individuo y forzarlo a confesar a partir de técnicas de control mental. Cabe mencionar que el Proyecto MK Ultra estuvo dedicado a muchas actividades ilegales, en particular el uso de ciudadanos canadienses y estadounidenses como sujetos de prueba en contra de su voluntad. Una vez finalizado, el Proyecto atrajo la atención del público en 1975 cuando el Comité Church del Congreso de Estados Unidos y la Comisión General Ford investigaron los abusos cometidos por la CIA en años anteriores, motivo por el cual Richard Helms (director de la CIA) mandó a destruir todos los documentos relacionados con este experimento, por lo que ambas instituciones se tuvieron que basar en los testimonios jurados de participantes directos y en el escaso número de documentos que sobrevivieron al fuego y a la destrucción. Esto dio lugar a teorías de conspiración y miedos colectivos, donde se daba por verdad las habilidades súpernaturales relacionadas con el poder mental, como la telequinesia (habilidad de mover objetos con la mente), la telepatía (habilidad para leer el pensamiento), la precognición (capacidad de conocer los hechos con anterioridad a su acontecimiento) o la piroquinesis, es decir, la supuesta capacidad psíquica que permite a una persona crear y controlar el fuego con la mente. La historia de Firestarter — que por cierto es la octava novela publicada de Stephen King — tiene como base en su argumento una clara referencia al Proyecto MK Ultra. Otras de sus novelas donde podemos ver la presencia de niños con poderes mentales — un tema recurrente por cierto — son Carrie (1974), The Shining (1977), Doctor Sleep (2013), The Institute (2019) y su más reciente After (2021). En Firestarter destaca la banda sonora a cargo de John Carpenter, una música que es fabulosa y aporta mucho para crear una estética de “terror-retro-ochentero” por medio de sus teclados eléctricos, es una delicia sonora. La película cae dentro de lo común y no ofrece nada nuevo o impresionante para el público. Tiene efectos especiales más o menos buenos y unas actuaciones que intentan sobre-explotar la tensión moral en sus personajes. En ese sentido, los villanos son demasiado pusilánimes y no aportan una tensión real a la historia. Asimismo, el tratamiento del guion hace que se sienta algo plana y precipitada al final, además de que maneja de forma insuficiente algunos temas referentes al experimento. En resumen si lo que buscas es ver algo que te mantenga entretenido y que puedas disfrutar en algún tiempo libre, Firestarter es una buena opción. Pero si esperas ver una cinta que te sorprenda, o que te mantenga intrigado o que satisfaga esa sed de terror y suspenso a la que seguramente estás acostumbrado, es probable que salgas del cine un tanto decepcionado. El Pumpkímetro para Firestarter Para quienes no me han leído anteriormente, a mí me gusta otorgar calabazas para calificar una película. ¿Por qué? Porque las calabazas son divertidas y muy versátiles. Tomando como parámetro que cinco calabazas equivale a algo como «Ver esta película es igual de emocionante que despertar un día y descubrir que posees y dominas un súper poder mental» y que por lo contrario, cero calabazas vendría siendo algo como «Esa sensación de frustración de no lograr tener éxito en nada de lo que te propongas». Con base en mis impresiones objetivas yo le otorgo a nuestra querida Charlie McGee un total de 🎃🎃 para que se distraiga un rato de sus problemas. Imagina lo divertido que sería ver una calabaza explotando en llamas de la nada, algo digno tal vez para un reto de TikTok. Si lo haces no olvides etiquetarlo con el hashtag #ExplodingPumpkinsChallenge, muero por ver los resultados. Por cierto, si te llamó la atención el “conspiranóico” Proyecto MK Ultra te recomiendo ver The Banshee Chapter (EUA, 2013) de Blair Erickson, una película de terror lovecraftiano que es bastante buena y toca mucho de ese tema. Y por supuesto tampoco te pierdas la exitosa serie Stranger Things de Netflix, que también tiene referente del experimento y que a propósito estrena su cuarta temporada en este mes. ¡Hasta pronto!
*Analista. Crítico de cine. Colaborador de CinEspacio24.
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