Crítica de El teléfono negro, dirigida por Scott Derrickson y protagonizada por Ethan Hawke, narra cómo un asesino serial mantiene secuestrado a Finney, un niño de 13 años quien se comunica por medio de un misterioso teléfono con otras víctimas del criminal.
Por Jesús M. Pedraza Madrid*
El teléfono negro (The Black Phone) es un thriller de terror basado en el cuento homónimo del escritor Joe Hill publicado en su antología de relatos 20th Century Ghosts. Dirigida por Scott Derrickson, reconocido director con películas como The Exorcism of Emily Rose (2005), Sinister (2012) y Doctor Strange (2016), y protagonizada por Mason Thames en el personaje de Finney Shaw, Madeline McGraw como su hermana Gwen y la extraordinaria interpretación de Ethan Hawke como “the Grabber”.
La película está ambientada en la ciudad de Denver en 1978, nos cuenta la historia de Finney Shaw, un niño de trece años con una infancia difícil, ya que está constantemente rodeado de violencia y bullying en prácticamente todos los círculos sociales de su vida, además, se siente amenazado por un temor mayor que puede percibirse en el aire de su pueblo: la misteriosa y constante desaparición de niños. Por otro lado, Gwen Shaw (su hermana menor) también vive una serie de abusos domésticos a mano de su padre alcohólico.
Siendo una pareja de hermanos muy unidos ante la adversidad, se enfrentan a la peor experiencia de su vida cuando Finn es secuestrado por “the Grabber”, un despiadado asesino en serie, que lo arrastra hasta su sótano empezando así una verdadera pesadilla. Finney no sólo se enfrentará a la lucha por salir vivo de ese lugar, sino que tendrá también un inquietante encuentro con lo sobrenatural cuando comience a recibir llamadas de las víctimas previas del asesino, a través de un inservible teléfono negro.
El teléfono negro es sin duda uno de los grandes filmes de terror de este año. El filme cuenta con grandes aciertos que la convierten en una pieza icónica del cine de terror moderno, pues cuenta con una buena construcción en su puesta en escena, una estructura dramática terrorífica, un manejo del diseño de arte e iconografía sorprendentes y llamativos, y sobre todo la elección de un excelente elenco.
La esencia visual de esta cinta de alguna manera evoca a la nostalgia y al imaginario visual de las películas de terror de finales de los años 70 y la década de los 80, pero con la estructura dramática y la seriedad que Scott Derrickson ha demostrado en sus anteriores filmes del género. Como vimos en su película Sinister, Derrickson sabe construir muy bien una atmósfera opresiva y mantener en el espectador una sensación constante de inquietud y suspenso.
Asimismo, El teléfono negro tiene tres factores que destacan, primero la doble narrativa que entrelaza la amenaza de un terror real con el inquietante elemento paranormal, que funciona tanto para hacernos sentir escalofríos por momentos, como para transmitir una dosis de esperanza dentro del filme.
En ese sentido, en una entrevista que el cineasta dio para news.com menciona que la construcción del ambiente y del perturbador asesino tuvo su génesis en el horror de la vida real. Scott creció en una zona cerca de Denver en donde la violencia (tanto escolar como doméstica) era parte de la vida cotidiana para muchos de los niños y jóvenes que él conoció.
Como segundo punto resalta el manejo de una narrativa de terror simple pero altamente efectiva. El teléfono negro no es una de esas películas hipermodernas sobre saturadas de recursos visuales con el único fin de asustar o impactar al espectador. Al contrario, si bien el filme cuenta con un par de escenas puntuales que crean jump scares altamente efectivos, en realidad quien se lleva la tensión y el terror del filme es la asombrosa interpretación de Ethan Hawke como The Grabber. Su actuación es formidable.
Ethan Hawke nos sorprende con un increíble talento histriónico en la interpretación de su personaje, es decir, la expresiva teatralidad corporal del actor junto con la puntual modulación de su voz al hablar son las características que dotan al asesino de un terror profundo. De esta forma, en vez de sustos ocasionales producto de la composición audiovisual, tenemos un personaje que inspira una constante y opresiva sensación de amenaza real, que nos hace sufrir junto con Finney en su intento por escapar.
También hay que aplaudir que la máscara multi-expresiva del asesino es una obra maestra diseñada por el cineasta y especialista de efectos especiales Tom Savini, quien ha hecho grandes contribuciones de efectos especiales y maquillaje dentro del género. Pronostico que esta pieza se convertirá en un referente cultural del cine.
Por último, el tercer factor es el impacto del fondo sobre la forma. Para entender este punto hay que intentar separar los elementos de terror que están presentes en la forma de este filme, es decir, olvidemos un momento los ambientes, los elementos sobrenaturales y la figura del asesino que construyen el argumento, es decir, el motor que mueve la trama es una metáfora del trauma y de cómo luchamos o cedemos ante él. Esta película expone de manera eficaz y directa, — desde un punto de vista infantil— temas fuertes como el abuso de menores, la violencia doméstica, el bullying escolar, la xenofobia, el alcoholismo y la marginación social.
En palabras de Scott Derrickson, “The Black Phone en esencia trata sobe los traumas infantiles, y trata realmente sobre el cómo son éstos y en cómo se sienten. No existe nada allí que no pueda resultar familiar con las personas”.
El Pumpkímetro para El teléfono negro
Es momento de darle una puntuación con calabazas a este filme. Tomando como parámetro que cinco calabazas equivale a algo como “La experiencia que resulta el ver esta película puede ser comparable con la emoción que resulta de lograr escapar de la muerte o de una situación paranormal: terror, adrenalina o triunfo ” mientras que por el contrario cero calabazas sería algo como “La misma sensación triste y vacía de ver otra película de terror que no asusta por más que lo intente”. Con base en mis impresiones y argumentos anteriores, yo le entrego un total de 🎃🎃🎃🎃🎃; en reconocimiento a cada uno de los niños asesinados y sus historias; pero sobretodo a The Grabber, por regalarnos un icónico y refrescante personaje dentro del género. Espero que estas calabazas cumplan con una doble función: en lo sobrenatural proporcionando un poco de luz sobre las almas perdidas; y en lo terrenal, dándole a éste asesino una nueva sonrisa “calabacezca” a su terrorífica máscara. Nos vemos pronto y por favor, ¡no hablen con extraños!
*Analista. Crítico de cine. Colaborador de CinEspacio24.
Sé el primero en comentar en ««El teléfono negro», la mejor película de terror del año»