Crítica de Beau tiene miedo, la nueva cinta de Ari Aster, quien nos narra la historia de un hombre (protagonizado por Joaquín Phoenix) cuyos miedos y paranoias se harán realidad.
Juan Enrique Bonilla* Según la mitología griega el dios Pan, dios de lo salvaje, los rebaños y la música rústica, solía aparecer en las batallas para infundir gran temor en el corazón de sus enemigos. Tan sólo un grito de furia del poderoso dios, podía convertir al soldado más vigoroso y corpulento en un mar de lágrimas y desesperación. Pero ¿qué pasa cuando esta deidad decide ensañarse con la más débil de sus ovejas durante cada segundo de su horripilante existencia? El aclamado realizador Ari Aster, conocido por grandes películas del terror contemporáneo como Midsommar y El legado del diablo, hace de esta pregunta la premisa de su más reciente obra. A través de tres largas y tortuosas horas de cine transgresor y altamente influenciado por el movimiento pánico, corriente estética marcada por tres principios básicos: terror, humor y confusión, Beau tiene miedo nos modela no sólo un pedazo de la respuesta, sino que regala a los mirones una vivencia de agonía tan humana como lo es el miedo y la culpa. La trama nos cuenta la odisea de Beau, interpretado por el condecorado Joaquín Phoenix, un singular individuo que ha sido atemorizado por todo y por todos a lo largo de su vida. Al enterarse de la infortunada e inesperada muerte de su madre, y después de sufrir una serie interminable de percances, Beau enfrentará múltiples experiencias absurdas para llegar a su funeral, y así, poder darle un corto descanso a su consciencia. Como las películas de Jodorowsky, la experiencia fílmica va a resultar de desagrado para la mayoría de su audiencia. Es una película difusa, repetitiva, ilógica e incompleta, atascada de técnicas cinematográficas altamente estéticas, pero sin pies ni cabeza a simple vista. Sin embargo, lo brillante está en que si el cuerpo y la mente logra resistir el tormento, y alcanza a observar un poco más allá, se va a encontrar con un tratado, honesto y brillante, sobre la ansiedad y la culpa. El guion describe el mundo como se percibe por las personas con trastornos de ansiedad generalizada, y otros padecimientos relacionados con el miedo. Cada estímulo y circunstancia es dominada por el peligro, la inseguridad y la incertidumbre. Además, se aprovecha esta coyuntura para reflexionar sobre los efectos de la culpa, mayoritariamente religiosa, en la sociedad occidental. Ari Aster critica fuertemente el Yo pecador (mea culpa, mea culpa, mea maxima culpa), que ha desatado una sociedad a la que no se le permite el placer ni el descanso. Como Beau tiene miedo lo deja en claro, el mandato de Pan está lejos de limitarse a la guerra y la desgracia. Pan es un dios libre que le gusta convivir con nosotros en fiestas, celebraciones religiosas y, en nuestro caso, en el cine. Por lo mismo, si lo que buscas es una película de horror que te proporcione un susto “tradicional y seguro” esta película no es para ti. No obstante, si padeces de ansiedad, quieres reflexionar sobre el miedo, o buscas una réplica a las consecuencias del excesivo cargo de conciencia que se nos ha impuesto, vas a encontrar en este filme una lección espeluznante. Beau tiene miedo llega a salas de cine este 20 de abril.
*Crítico de Cine. Colaborador de CinEspacio24.
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