Crítica de Vista por última vez, dirigida por Brian Goodman y protagonizada por Gerard Butler y Jaimie Alexander. Un filme de acción sobre un hombre que busca encontrar a su pareja, quien al parecer fue secuestrada.
Juan Enrique Bonilla*
Hace poco, gracias al programa Mystery Science Theater 3000, una serie de televisión que se dedica a recopilar y mofarse de las peores películas que se han hecho alrededor del mundo, conocí Future War (1999): una cinta donde el gemelo perdido de Jean-Claude Van Damme salva al mundo de un futuro distópico con ayuda de cajas, el uso de perspectiva forzada, dos marionetas baratas de dinosaurio, una pandilla y una monja. Pues, queridos lectores, les puedo asegurar que Future War les causará un mayor crecimiento espiritual y satisfacción que Vista por última vez, un filme aburrido y excesivamente machista.
Vista por última vez trata de Will Spann, un agente de bienes raíces millonario que está pasando por un mal momento de su vida por el distanciamiento amoroso que tiene su esposa con él. Su vida cambia cuando “inesperadamente” su pareja es secuestrada, y Will comienza una travesía llena de testosterona, falta de terapia y lucha armada al puro estilo americano para rescatarla y, consecuentemente, “recuperar su amor”.
Esta película cuenta con varios defectos: el personaje principal es unidimensional, siempre está malhumorado, y, por lo tanto, no genera empatía. Por el contrario, sus fuertes rasgos de masculinidad tóxica, el no apoyar a su esposa en momentos de crisis, querer resolver sus problemas rompiendo, golpeando y gritándole a todo lo que está a su alrededor y el sentir que es el único que tiene derecho de preocuparse por ella y rescatarla, causan una fuerte aversión hacia su existencia. Además, los personajes secundarios, no sólo aportan poco al argumento, sino que están construidos para satisfacer los berrinches de “su majestad” aun por encima de la ley, la empatía y la bondad.
Por si fuera poco, para aquellos que buscan en la pantalla grande un lugar de entretenimiento y no de reflexión, lamento informarles que la acción y suspenso de la cinta, que debería ser el principal atractivo, es escaso, casi inexistente: hay pocas coreografías de combate, no hay ingenio para resolver apuros y los momentos de tensión son cortos y monótonos. Asimismo, el CGI es de mala calidad, la edición y cinematografía tienen errores básicos (como pasar del sonido de una bala al portazo de un coche sin que estos se sincronicen) y el diseño sonoro es ruidoso y excesivo; todo esto hace que el espectador se canse a los pocos minutos de empezar la trama.
Finalmente, lo peor de la película es su terrible desenlace. La conclusión promueve la violencia como medio necesario para llegar al fin, incita la corrupción policiaca a favor de la hegemonía patriarcal, y fomenta las relaciones tóxicas, donde la mujer debe de estar al servicio del hombre siempre y cuando éste funja su función de protector viril. Una historia simple que se podía resolver con investigación policiaca y terapia de pareja, termina siendo una lección de todo lo que no debe hacer una cinta de acción, tanto cinematográfica como moralmente.
El imperialismo yankee ha traído un sinfín de cosas malas al mundo como el tío Sam, la doctrina Monroe, las hamburguesas congeladas y Limp Bizkit. Cuando veo películas como esta, me hace pensar que aún le faltan cosas malas por traer, y que, desgraciadamente, el modelo caduco de macho semental que no lidia con sus sentimientos todavía no ha dejado de existir en mentes creadoras y que, por lo tanto, debemos hacer algo para que esto se acabe, algo como evitar esta película.
*Colaborador de CinEspacio24
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