Conmovedora, sutil, sincera, la película 120 latidos por minuto nos cuenta la historia de un grupo de activistas franceses que lucharon en los años 90 por los derechos de las personas con VIH/Sida.
Por Arturo Brum Zarco*
Son los años 90, un grupo de jóvenes activistas franceses discuten por su comportamiento en la protesta que hicieron, ya que le aventaron sangre falsa a un miembro del departamento de salud de su país.
Algunos están de acuerdo con lo que sucedió, otros no (pero ante todo, prevalece el debate). Ellos son conocidos como “Act Up”, quienes luchas contra la indiferencia de la sociedad y el gobierno por las personas afectadas por el VIH/Sida. Enfermedad, que en ese entonces, afectaba en su mayoría a la comunidad homosexual.
A esa Francia, con esos jóvenes, con ese problema, ahí nos lleva la cinta 120 latidos por minuto una sutil radiografía de lo que pasó, un retrato conmovedor de hombres y mujeres valientes que se atrevieron a reclamar sus derechos; una generación, sin duda diferente a la actual.
120 latidos por minuto es una cinta conmovedora que busca “pelear” contra el olvido, la indiferencia y la discriminación. Es una cinta con un tema delicado, fuerte e importante, y a pesar de ello las imágenes son sutiles, hermosas y contundentes.
No necesitó usar tomas agresivas para acercarnos al tema; el director, Robin Campillo, supo llevarnos a ese mundo por medio de una fotografía fina y sincera.
La cinta tiene como eje narrativo el amor que nace entre Nathan y Sean, dos miembros de “Act Up”, diferentes en su modo de pensar y actuar, pero fieles creyentes de lo que hacen.
Vemos como no sólo tienen que ir contra el gobierno sino también contra una sociedad que los ve con asco, las farmacéuticas que sólo buscan su bienestar económico, y, aunque parezca increíble, con la comunidad homosexual que no quieren escuchar de ellos ni de su discurso de prevención contra el sida.
De esa forma, el filme es una grito a que esa indiferencia no se repita, a que no olvidemos que el sida existe y no hay cura y que todos estamos expuestos a contraerlo.
Por otra parte tiene un mensaje generacional importante, ya que hace una sutil crítica a la juventud actual, la que no exige, no reclama, la que piensa que un comentario en Facebook es más que suficiente.
Nathan y Sean protestan, pero también se divierten, bailan, cuentan chistes, se abrazan; parte importante de la cinta es la música, ya que no es catastrófica sino festiva; ellos están disfrutando su vida (lo que les queda de ella) y lo hacen fieles a su creencia, auténticos a su modo de ser y bailan, bailan mucho.
120 latidos por minuto es una cinta que invita a la reflexión, es una película hecha con mucho amor sobre un tema al que no debemos darle la espalda, aunque nuestro corazón esté a 120 latidos por minuto.
*Periodista, realizador. Director de Comunicación y Editor CinEspacio24.
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