Más que una heroína, se nos presenta a una mujer que sufre por la muerte (de una manera bastante cruel) de su pareja, pero no sólo es eso, el asesinato de Vision a manos de Thanos fue el culmen de una serie de pérdidas importantes a lo largo de una vida de sufrimiento, que la hacen cuestionarse su soledad y el camino que deberá seguir o incluso si es capaz de hacerlo.

Westview, el pueblo donde transcurre la serie y que está secuestrado por la magia/fantasía retro de Wanda, representa una evidente metáfora sobre la depresión, la negación y el escape de la realidad frente a la imposibilidad de lidiar con el dolor; y cómo estos sentimientos pueden afectar inconsciente e involuntariamente a las personas que nos rodean, atrapándoles y llevándolos a tocar fondo junto con la persona afectada.

De los varios aciertos de esta serie, resalta la muy refrescante reivindicación del papel de la mujer en el MCU, algo absolutamente necesario tomando en cuenta que 22 de las 23 películas que conforman este universo cinematográfico, son protagonizadas por hombres (con la única excepción de Capitana Marvel en 2019 que tuvo una recepción reacia por parte de los fans). En este sentido, WandaVision es parte de un proceso de diversificación; de un esfuerzo de Marvel Studios por corregir un camino plagado de errores en términos de equidad y perspectiva de género (y, dicho sea de paso, de inclusión racial). Como ejemplo, recordemos que en la primera generación de los Avengers o de los Guardianes de la Galaxia, la representación femenina era mínima, literalmente, una sola mujer en ambos grupos.

Junto con Carol Danvers (Brie Larson) y Natasha Romanoff (Scarlett Johansson, con su próxima cinta Black Widow), Wanda, ahora transformada en La Bruja Escarlata, es una de las pocas superheroínas protagonistas de Marvel que se convertirán en referentes de fuerza y poder para millones de pequeñas fans en todo el mundo.

Tomando todo esto en cuenta, quizás de las más gratas sorpresas que tuvimos con esta serie, fue la excelente recepción que tuvo del público pese a lo distinta que es de la mayoría de obras de Marvel Studios. Y es que se trata de un producto redondo, que se permitió innovar en fondo y forma, pero aun así conservó la esencia del entretenimiento visual, las batallas, las referencias a cómics y efectos especiales hipnotizantes; todos elementos característicos del MCU que lograron cautivar a los fans acérrimos, desencadenando una amplia serie de teorías y levantando los ánimos y expectativas semana tras semana.

Teorías que en algunos casos se cumplieron, como la aparición de Agatha Harkness (Kathryn Hahn) personaje de los comics de La Bruja Escarlata, quien lamentablemente no tuvo un cierre tan brillante como lo ameritaba y fue reducida en el último capítulo a una villana de caricatura más, sin motivaciones interesantes y pocas capas (como es común ver en el MCU). Desaprovechando así la oportunidad de profundizar en el dilema ético de la necesaria intervención y desafío a Wanda por el daño involuntario que causaba su depresión a todos los habitantes del pueblo.

Y bueno, aunque no todo fue perfecto, es verdad que la serie logró darles un poco a todos; al público adulto (con pasajes profundos y hasta filosóficos como la escena de Vision vs White Vision), a los fans de las sitcoms y nostálgicos de la televisión y a los amantes de los cómics, consolidando un producto de éxito comercial que amplía las posibilidades para el MCU y abre la puerta a una etapa que parece venir con fuerza.

¿Será WandaVision el inicio de una era de mayor madurez temática, refinamiento narrativo e inclusión en el MCU? (algo con lo que se coqueteaba desde Black Panther) O quedará también como otro bello caso aislado…el tiempo lo dirá, por lo pronto estamos atentos a las sorpresas que nos traerá The Falcon and the Winter Soldier, la nueva miniserie de este universo cuyo primer episodio se estrenó este viernes y ya está disponible en Disney +.