«Sin señas particulares»: Cuando se habla con los ojos – CinEspacio24

«Sin señas particulares»: Cuando se habla con los ojos

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En este texto se destaca y analiza la gran actuación de la actriz Mercedes Hernández, en su papel de la película Sin señas particulares, la cual nos narra la travesía de una mujer para encontrar a su hijo. 

Por Jonathan Nolasco

Instagra: Jon_ElNolasco

Recientemente, vi por segunda vez la película Sin Señas Particulares, ópera prima de la directora Fernanda Valadez. La primera vez que la vi fue en streaming, gracias a un festival, ya por la pandemia presentaron su programación virtualmente. Esta segunda vez fue en la pantalla grande, en una función de prensa que se hizo previo a su semana de estreno en salas comerciales.

Después de disfrutarla dos veces, tengo que decir que hace mucho tiempo una película mexicana no me hacía sentir así. Si bien es cierto ya me había emocionado con filmes como Sueño en otro idioma y Cosas Imposibles (las dos del director Ernesto Contreras), Sin señas particulares me ha tocado más, y no por el hecho de ser una película sobre migrantes (como es mi condición en México), sino por la magnífica actuación que hace Mercedes Hernández, quien interpreta a Magdalena, (que a diferencia de la Biblia, donde ella es una discípula de Jesús que lo acompaña en su vía crucis), es una mujer que realiza su propia travesía para buscar a su hijo (quién desapareció en su intento de cruzar la frontera de México a Estados Unidos), y gran parte del camino lo hace sola y es justo en este peregrinar que descubrimos a una gran actriz, donde gracias al trabajo de la directora, hace una de las actuaciones más contenidas y memorables del cine mexicano.

Con una mirada potente, la vemos pasar por diferentes estados de ánimo en las escenas. Así, descubrimos cómo este personaje desolado nunca pierde la esperanza de lograr su objetivo, al cual está aferrado.

En su camino Magdalena se encuentra con Miguel (quien es magistralmente interpretado por David Illescas), y aquí la historia de dos personas solitarias converge y el relato se vuelve tan hermoso como doloroso, ya que crea una relación tan hermosa entre estos dos personajes, quienes aun estando en una situación difícil se apoyan mutuamente y esto da esperanza, y hace al espectador sentir lo mismo, o al menos las dos veces que la he visto me lo han hecho sentir a mí.

Las escenas posteriores al encuentro de nuestros protagonistas tienen una fuerza visual increíble, como una secuencia onírica que está hablada en una lengua originaria y sin subtítulos, nos queda claro todo lo que pasó, y es ahí donde el cine hace su magia, porque nos está contando algo con imágenes.

Después de dicho escena y aquí va un SPOILER, vemos al personaje de Magdalena en una lancha sentada cruzando un lago, y después observamos solamente el reflejo de aves, plantas y nubes sobre el agua, al momento de la hora mágica, con unos tonos dorados y naranjas, en donde sabemos que el personaje de Magdalena va navegando hacia adelante pero su mente nos está diciendo que quisiera regresar al pasado, antes que llegara ese día que la obligó a iniciar este peregrinar.

Y ya sólo diré que esta película es una verdadera joya, un ejemplo de cómo hacer buen cine y cómo contar una historia sencilla con la sutileza y delicadeza de un encaje hecho a mano o más bien de una filigrana.

*Actor y estudiante de cine. Colaborador de CinEspacio24 y conductor de «¡Cacaro! Cine Lindo y Querido».

 

Vean la entrevista que le hicimos a la actriz Mercedes Hernández:

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