Hablar de Satoshi Kon, un maestro del cine animado, es hablar sobre una de las mentes más creativas del cine japonés.
Por Martín L. González* Su maravilloso aunque pequeño legado influyó en más de un cineasta gracias a la complejidad psicológica de sus cintas, mismas que constantemente traspasan la delgada línea entre la realidad y la imaginación. Nacido en Kushiro, Hokkaido, Japón, el 12 de octubre de 1963, desde pequeño, Kon aspiraba a convertirse en animador, razón por la que debutó como mangaka en su paso por la Musashino Art University (ubicada en Tokyo, Japón) con la historia titulada Toriko (1984). Por dicho trabajo consiguió el segundo puesto en la décima edición de los premios Tetsuya Chiba de la revista japonesa Young Magazine, la cual publica semanalmente series de manga de la editorial Kodansha. Entre sus series más destacadas se encuentra Akira (Katsuhiro Otomo, 1982), Intial D (Suichi Shigeno, 1995) y Ghost In The Shell (Masamune Shirow, 1989). Tras su graduación en 1987, creó el manga Kaikisen (1990), y posteriormente en 1998 estrena su primera cinta animada titulada Perfect Blue – basada en la novela homónima de Yoshikazu Takaeuchi-, la cual cuenta la historia de Mimi Kirigoe, una idol que decide dejar el grupo musical “CHAM” para convertirse en actriz, buscando de esa manera que la vean con más seriedad. La película tuvo gran impacto fuera de Japón, incluso el director Darren Aronofsky compró los derechos de la cinta para poder calcar escenas en su largometraje Requiem Por Un Sueño (2000). No obstante, esto no le bastó y tiempo después el mismo director decidió crear su propia versión de la obra de Kon, la cual tituló El Cisne Negro (2010). El siguiente trabajo de Kon fue Millenium Actress (2001) –proyecto en el que incluyó una especie de homenaje al cineasta nipón Akira Kurosawa, de quien apreciaba su trabajo a pesar de haber declarado que no solía ver cine japonés-, filme que se centra en una actriz que repentinamente desparece. El largometraje tuvo mejor recibimiento que su predecesora e incluso ganó numerosos premios. Con un presupuesto de 300 millones de yen, Satoshi Kon estrenó e 2003 Tokyo Godfather, película donde nos cuenta la historia de tres vagabundos que se encuentran con un bebé durante las fiestas decembrinas. Apelando a su espíritu navideño deciden buscar a los padres del pequeño. Tras sus tres primeras cintas decide tomar un descanso del cine y en 2004 realiza la serie animada para televisión Paranoia Agent, de 13 episodios. Similar a su trabajo en Perfect Blue, Kon plantea una vez más el juego entre la realidad y la fantasía, que se volvió un sello en sus obras. Finalmente, estrena Paprika en 2006. En este filme nos narra un nuevo tipo de psicoterapia, que utiliza un dispositivo para entrar al mundo de los sueños y así tratar pacientes con problemas mentales, el conflicto aparece cuando roban dicho aparato. Esta es la cinta más conocida y aplaudida de Satoshi Kon, y fue la principal inspiración de Christopher Nolan para su filme El Origen (2010). Después del lanzamiento de Paprika, Kon se une a Mamoru Oshii y Makoto Shinkai para crear en 2007 lo que sería su trabajo final, el cortometraje de un minuto de duración titulado Ohayo. Desgraciadamente en 2010, Satoshi Kon es diagnosticado con cáncer de páncreas y le dan una esperanza de vida de aproximadamente medio año, por lo que decide vivir el resto de su vida pacíficamente en su hogar. El 24 de agosto de 2010 fallece en Tokyo, Japón, a la edad de 46 años, dejando inconclusa su próxima cinta The Dreaming Machine. Honor a quien honor merece, y Satoshi Kon fue un indudable genio silencioso, que aun con falta de reflectores logró convertirse en una inspiración para grandes directores. Su legado nunca morirá, pero siempre permanecerá la duda sobre que nos tenía preparada esa brillante mente.
*Colaborador en CinEspacio24 Noticias.
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