Crítica de Ruido, película de Natalia Beristáin quien nos narra la historia de Julia, una mujer que sufre la desaparición de su hija y que ante la ineficacia de las autoridades realiza su propia investigación para encontrar a su ser querido.
Por Arturo Brum Zarco*
En México muchas personas desaparecen y desafortunadamente en la mayoría de los casos sólo se convierten en una cifra más, como si su nombre no existiera, como si no fueran seres que se le privó de su libertad; así, el desaparecido se transforma en un número, en una carpeta de investigación que las autoridades olvidan, sobajan y esconden.
Ante esta crisis, ya que cada vez aumentan más las personas que desaparecen, hay colectivos, madres, padres, hijas, hijos que no permiten el olvido, que exigen respuestas, luchan contra la impunidad y ante todo tienen esperanza. Esta mirada luchadora y valiente es la esencia de la película Ruido, tercer largometraje de Natalie Beristáin, quien presenta un relato provocador y contundente sobre una penosa realidad mexicana.
Ruido es una visión femenina que si bien tiene como eje las desapariciones producto del crimen organizado, aborda de manera honesta y apartidista la violencia a la mujer, los asesinatos a periodistas, la criminalización de las víctimas y la ineficacia de las autoridades. De esa forma, la película narra las tragedias que se viven en México para abogar por la empatía de la sociedad.
El filme sigue los pasos de Julia (interpretada de manera brillante por Julieta Egurrola, madre de la directora), una artista plástica que sufre la desaparición de su hija, y quien consigue ayuda de una periodista para investigar más profundamente dónde está su ser querido.
Su búsqueda la llevará a momentos sombríos y de terror al descubrir que las autoridades parecen cómplices de los delincuentes; pero también tendrá situaciones de amor y compasión al conocer a muchas mujeres que como ella buscan una respuesta.
La directora construye con el personaje de Julia una suerte de testigo para el espectador, ya que su mirada se convierte en la narración, pues por medio de ella conocemos a organizaciones feministas que pelean contra el feminicidio y buscadoras que no temen trabajar todos los días en lugares peligrosos.
No obstante, Julia no sólo es un testigo, ya que también se convierte en una persona que busca, pelea y exige, es decir, pasa a la acción y al enfrentamiento. Ese es el mensaje provocativo de la cinta, invitar al publico a reaccionar de manera más activa y empática ante este fenómeno que está consumiendo al país.
En ese sentido, uno de los mayores aciertos de Ruido es combinar ficción con partes documentales, pues el filme nos presenta a buscadoras reales. Asimismo, destaca el cuidadoso guion, donde se nota la perspicaz investigación que realizaron para la construcción de la cinta.
Cada vez son más las propuestas fílmicas que abordan este tema, sobre todo desde una visión femenina, por ejemplo Sin señas particulares (2020) de Fernanda Valadez, Noches de fuego (2021) de Tatiana Huezo, La Civil (2021) de Teodora Minai, son largometrajes que comparten con Ruido la valentía de las mujeres para realizar el trabajo que le correspondería a las autoridades.
Ruido, que se estrenó el 11 de enero en la plataforma de Netflix, nos invita reflexionar y exigir que las personas desaparecidas no se queden como una simple y banal cifra más.
*Periodista y realizador. Director de CinEspacio24.
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