La madrugada de este lunes falleció la actriz y cantante de la Época de Oro del cine mexicano, Rosita Quintana, a los 96 años; una de las mejores actrices de México. Conoce un poco de su historia.
Por Redacción CinEspacio24 Noticias
“A México le debo lo que soy”, decía la actriz Rosita Quintana, oriunda Argentina, fue expulsada de un colegio de monjas, y después emigró a nuestro país porque Jorge Negrete la invitó a trabajar con él. Ya en la Ciudad de México, se convirtió en una estrella de la Epoca de Oro del Cine Mexicano.
Nació el 16 de julio de 1925 en Buenos Aires, Argentina. La expulsaron del colegio de monjas por tocar tangos a escondidas. Rosa Quintana había aprendido a tocar la guitarra con su abuela, Carmen Alonso, quien le enseñó a interpretar varios tangos.
En el colegio, Rosita animaba el ambiente de sus compañeras con uno o más tangos por las noches. Aquellas notas, canciones de amor y desamor resonaban entre las paredes del convento donde las mujeres se consagraban a Cristo. En una de esas noches, Rosita Quintana fue descubierta por las directoras del lugar, quienes, sin dudarlo, la expulsaron del colegio, ya que el tango era mal visto por considerarse demasiado sensual y mundano. Tras ser expulsada aprovechó su talento para la música y el canto y comenzó a participar en el teatro del barrio de Saavedra, muy cerca de donde vivía.
Presentación tras presentación, Rosita fue invitada por Rodolfo Sciamarella a trabajar con la orquesta de los hermanos Caro, con quienes cantó tangos en el Teatro Casino. Y ahí, en el escenario, la vio el actor mexicano Jorge Negrete, quien descubrió en Quintana a una actriz en potencia para el cine mexicano.
Así, del Teatro Casino, Rosita Quintana pasa al Centro Nocturno El Patio, lugar donde las estrellas mexicanas se frecuentaban para pasar un buen rato. Quintana, quien llegó en 1947 a México, tuvo su primera oportunidad en la película de Chano Urueta, La santa del barrio en 1948.
No pasó mucho tiempo para que Germán Valdés “Tin Tan” la invitara a actuar en Calabacitas tiernas, de 1949, (considerada por muchos expertos como la mejor película de dicho cómico mexicano) . A esta cinta la siguieron Soy charro de levita (Gilberto Martínez Solares, 1949) y No me defiendas compadre (Gilberto Martínez Solares, 1949); ambas de nuevo con Tin Tan.
Su química con la actriz Silvia Pinal la consolidó para sus siguientes películas en las que colaboró a lado de Pedro Infante, Joaquín Pardavé, Julio Bracho y el director español Luis Buñuel, entre otros. Su voz, además, cimentó paralelamente su carrera como cantante, ya que compuso temas como A los cuatro vientos y Dame un besito.
Tras el paso de la época de oro del cine mexicano, Quintana trabajó en proyectos pequeños y telenovelas mexicanas. En 2016 le realizaron un homenaje en los premios Ariel, donde repitió: “A México le debo lo que soy”.
Sé el primero en comentar en «Rosita Quintana, de una escuela de monjas a estrella de la Época de Oro del Cine Mexicano»