Que sea ley, documental dirigido por Juan Solanas, nos lleva a las protestas convocadas por el movimiento Marea Verde, que impulsó a miles de mujeres a salir a las calles y exigir la despenalización del aborto en Argentina.
Por Zuri Grace Bretón * La feminista Carol Hanisch escribió en 1969: “Los problemas personales son problemas políticos. No hay soluciones personales…sólo hay acción colectiva para una solución colectiva.”, su ensayo llevaba por título “Lo personal es político” y bien podría haberse bautizado con el mismo nombre el documental que 50 años después, en 2019, dirigió el argentino Juan Solanas, Que sea ley. En este largometraje, Solanas hace lo que todo movimiento social exige de aquellos que se denominen aliados de la causa; amplificar la voz de quienes se encuentran en el centro. Que sea ley es una radiografía de la Marea Verde, movimiento feminista que en 2018 llevó al Congreso de la Nación de Argentina la propuesta de ley por despenalizar la interrupción del embarazo bajo la consigna “Aborto legal, seguro y gratuito.” En la cinta vemos precisamente eso de lo que hablaba Hanisch, la suma de varios testimonios íntimos de mujeres que han sido víctimas de la violencia de un estado que les niega el derecho a decidir sobre sus cuerpos, y que en conjunto se convierten en el motor de una lucha política, una batalla que se lleva a las calles y las reviste con tambores, altavoces y pañuelos verdes. Que sea ley brinda una perspectiva fresca y muy completa de lo que se vivió en Argentina a lo largo de 2018, con extensas e intensas jornadas de marchas en la capital y congregaciones históricas de hasta dos millones de mujeres que con una misma voz exigían sus derechos, pero que tristemente terminaron frustradas y con mucha decepción cuando el 8 de agosto el senado desechó el proyecto de ley con una diferencia de 31 votos a favor y 38 en contra. Durante los 86 minutos de duración de la cinta se dibuja el mapa político y social de la lucha por el aborto legal y gratuito en Argentina, desde sus ciudades más pobladas, hasta los rincones más rurales. Las imágenes y voces que se retratan nos ponen frente a frente con la realidad, no sólo de este país, sino de toda América Latina, humanizando y dándole rostro a las estadísticas y argumentos que suelen soltarse de manera fría en los debates respecto al tema. Y aunque la película tiene un claro y necesario posicionamiento a favor, no borra o silencia las opiniones detractoras, sino que hace un compendio de todo el espectro de posturas en torno al tema, desde las más radicales feministas, hasta los curas y líderes religiosos de la iglesia católica, pasando incluso por quienes tratan de reconciliar ambas ideologías desde la teología feminista. Este documental está estructurado en cinco secciones: militancia, creencias, hipocresía y doble moral, feminismo, y oro vida, en todas ellas se contrastan las posturas, sacando inevitablemente a relucir las incongruencias del último grupo, y se complementan con testimonios de sobrevivientes al aborto clandestino que detallan la violencia con las que el estado les trató y el estigma del que son víctimas, asimismo se presentan otros casos icónicos que se han convertido en estandartes de la lucha y ejemplifican la urgencia de garantizar la salud reproductiva ya. Uno de esos casos es el de Ana María Acevedo, una madre pobre de tres niños, habitante de la provincia de Santa Fe, que en 2007, a los 20 años, fue diagnosticada con cáncer, al descubrir que tenía un embarazo de dos semanas dejaron de darle el tratamiento del cuál dependía su vida, a pesar de que ella y su familia exigieron que se interrumpiera su embarazo. Los médicos argumentaban que no podían hacerlo y que preferían intentar salvar las dos vidas. No salvaron ninguna, Ana María falleció en el hospital 14 días después del parto obligatorio al que fue sometida y su hija tan sólo sobrevivió unas cuantas horas. Lo narran esto los padres de Ana María, quienes ahora deben criar a sus nietos en una casa de cemento llena de agujeros. Y es que esa es la realidad detrás de la interrupción clandestina del embarazo en todo el mundo. En Argentina muere una mujer a la semana a causa de un aborto inseguro, el común denominador en prácticamente todas es la pobreza. Se trata de mujeres o incluso niñas de los estratos sociales más bajos que por causa de una educación sexual y reproductiva precaria o de relaciones sentimentales violentas, se ven en el dilema de elegir entre arriesgar su vida en clínicas ilegales y remedios caseros o traer al mundo a otra persona, en contra de su voluntad, que sufrirá las mismas o peores carencias y marginalidad que ellas. De esa manera, con información contundente y diversas entrevistas a mujeres de todas las edades, niveles socioeconómicos y profesiones, se brinda al espectador la claridad necesaria frente a un tema polémico y coyuntural sobre el que aún a muchos les cuesta posicionarse. Al ver este documental es imposible que podamos distanciarnos emocionalmente de los hechos y realidades palpables qué hay detrás de este movimiento. ¿Quién podría mirar a los ojos a los hijos huérfanos de Ana María Acevedo y decirles que se debe preservar el sistema que dejó morir a su madre? Pero, Qué sea ley no es sólo un compendio de sufrimiento y violencia institucional, también es un esperanzador registro del despertar de toda una generación consciente e involucrada en su papel como actores políticos. Son invaluables las imágenes ahí capturadas de niñas y adolescentes en la manifestación, tomadas de la mano y coreando las consignas, exigiendo hoy el derecho del que podrán gozar mañana. Y sí, se trata una afirmación, una con la que muy atinadamente abre este filme, retomando las palabras de la diputada Silvia Lospennato: “Este es el siglo de los derechos de las mujeres, más tarde o más temprano, las jóvenes que portan en sus mochilas los pañuelos verdes van a conquistar los derechos que reclaman.” Porque es cuestión de tiempo para que los argumentos de conservadores y religiosos, rancios ya en pleno 2020 pierdan todo lugar en esta discusión pública y de ello se están encargando las nuevas generaciones, no por nada esta quinta ola de feminismo es bautizada como “la revolución de las hijas”, esas que no se detendrán hasta que el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos sea una realidad en toda American latina. En 2018 no se logró y los autodenominados Pro-vida creían haber frenado el progreso, no fue así, la Marea Verde se desbordó y rebasó el terreno argentino, revitalizando el movimiento, contagiando a toda Latinoamérica y convirtiendo al verde en el nuevo color del feminismo y al pañuelo en el símbolo mundial de la legalización del aborto. Hoy, la marea llega a nuestras pantallas para continuar su camino en forma de documental, cumpliendo así la función más noble que tiene el cine; la transformación social. Que sea ley está disponible en la plataforma de FilminLatino . *Licenciada en Comunicación, analista cinematográfica y colaboradora en CinEspacio24 Noticias
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