Es una película que incluso tiene sus momentos incluyentes, consiguiendo que no se sienten forzados, ya que los utiliza para bien de la historia y no están ahí sólo para manejarse en el carril de lo políticamente correcto.

El guion está fantásticamente bien hecho, consiguiendo diálogos audaces que generan una comedia sutil que requiere poco o nada del slapstick, ese humor físico que se caracteriza por ser sumamente exagerado.

El desarrollo del libreto es ágil y siempre va un paso adelante del espectador, por lo que cuando creemos estar completamente en sintonía con la historia y saber cuál será la conclusión, nos cambia la jugada sentándonos de golpe en la butaca y poniéndonos a merced de lo que pasará en pantalla.

Algo que caracteriza a Ritchie es esa forma de trabajar con una gran variedad de personajes y dotar de personalidad a cada uno de ellos, valiéndose de un buen montaje y una presentación de personajes eficaz, algo que logra repetir en esta ocasión y que nos muestra que el Guy Ritchie de Snatch: Cerdos y Diamantes aún tiene mucho que ofrecernos.

El largometraje está tan bien pensado, que incluso el hecho de que todo esté desarrollado en el mundo de los gánsters nos da una importante lección, pues aún cuando están forrados en billetes nos demuestran que el dinero no lo es todo, pues éste no puede comprar el honor, y el honor es lo que hace a un caballero.

Los Caballeros es una cinta que nos da de beber un licuado de emociones, permitiéndonos pasar un rato agradable de la mano de un director que aún no nos a entregado todo lo que tiene para ofrecernos.