Crítica de Thor:amor y trueno, dirigida por Taika Waititi, y protagonizada por Chris Hemsworth, Natalie Portman y Christian Bale; en esta nueva entrega de Thor, tendrán que detener al terrible Gorr, un villano que busca extinguir a todos los dioses.
Por Isaac Piña Galindo*
Ha pasado una década desde que se estrenara la primera entrega de “Thor”, cinta que relataba las aventuras del ufano dios asgardiano en la Tierra, dirigida con sobriedad por sir Kenneth Branagh y protagonizada por el entonces desconocido pero muy carismático Chris Hemsworth.
Aquella primera película de 2011, y su respectiva secuela de 2013, aborda con solemnidad al personaje, a su entorno paradisíaco de la realeza en Asgard y a su complicada dinámica familiar con Odín y Loki, siendo sobre todo la segunda parte notoriamente sombría pues presentó un Thor en crisis, sumido en un ambiente de pesadumbre.
Después de las aventuras de Thor con los Vengadores, los productores de Marvel Studios decidieron darle las riendas de la saga al neozelandés Taika Waititi, quien le imprime a la historia del mítico dios un estilo desenfadado, rockero, estrambótico e hilarante.
Ragnarok (la tercera película de Thor) supuso romper con el molde de la mayoría de los filmes de Marvel, para aproximarse al estilo estruendoso y efectista de Zack Snyder, así como a la vena hilarante y disparatada de James Gunn.
Mientras que ahora, en este cuarto capítulo, Thor: amor y trueno, la propuesta de Waititi se antoja por momentos un tanto más atrevida y personal, con una narrativa que por instantes recurre casi a la autoparodia del personaje principal y del mito que lo rodea.
En tal clima caricaturesco, Waititi y Hemsworth son reyes; recordemos, por ejemplo, What we do in the Shadows, brillante sátira vampírica codirigida y coprotagonizada por el mismo Taika, filme que demuestra su sensibilidad para reapropiarse de varios clichés de este subgénero de horror, e incluso modernizarlos (y ridiculizarlos un poco) con elementos actuales.
Por otro lado, Hemsworth ha asumido por completo al papel de “idiota pero sexy” que ha interpretado la mayor parte de su carrera (como en Rush o Men in Black International), y resulta notable su agudeza actoral para distinguir el punto exacto entre la seriedad heroica y la comedia de pastelazo.
Si bien las secuencias de comedia mezclada con acción suceden de manera emocionante, la película no tarda de adolecer de un guion flaco, entorpecido además por la clara misión de los escritores enfocados en buscar un bit cómico a toda costa.
Cabe mencionar que, en las entrañas de esa narrativa atropellada, sí es posible encontrar una velada reflexión por demás interesante sobre la idea del “dios”, el origen de los mitos y su correlación con la creación de la cultura popular moderna y los superhéroes.
Por supuesto que el esbozo de las preguntas que formulan Waititi y su coescritora, la joven Jennifer Kaytin Robinson, terminan por desinflarse chiste con chiste.
Gorr, el villano dibujado por el galés, multigalardonado y de famosa intensidad actoral Christian Bale, representa el único eslabón del elenco que pareciera interesado en explorar los cuestionamientos mencionados.
Sin duda, Bale entrega una actuación dedicada, concienzuda y totalmente terrorífica, que con muy pocos minutos en pantalla pone en tela de juicio el por qué debería existir un “Thor”, qué motiva la adoración a una imagen cuando queda patente que el mismo dios sufre de fallas y faltas similares a las de cualquier mortal, y que incluso las acciones de muchas deidades podrían tacharse de ruínes y sanguinarias.
Actuación de auténtica pesadilla que expone el dolor con el que se alimenta Gorr, un sufrimiento palpable y verosímil aun dentro del marco de toda la parafernalia festiva, amorosa y vivaz de Thor y sus compinches.
Al final, sólo cabe fantasear con lo que habría logrado el Gorr de Bale en un panorama narrativo como el de la barroca American Gods o la fina comedia Good Omens, ambas de la pluma del británico Neil Gaiman, escritor y conocido estudioso del concepto mismo del mito y la leyenda, así como de la idea del monoteísmo y el politeísmo.
Thor: Amor y trueno, que se estrena este 7 de julio, se encuentra lejos del universo Gaiman y, por el contrario, encarna el ideal de película de verano casi a la perfección.
Una comedia ágil, apta para público joven y adulto, llena de romance y magia, con escenas de acción electrizantes respaldadas por un soundtrack «rockerísimo», aderezado con la enérgica banda sonora compuesta por Michael Giacchino y Nami Melumad.
Taika Waititi vuelve a demostrar por qué ganó el Oscar con Jojo Rabbit y por qué Thor: Ragnarok fue un exitazo rotundo a pesar de la incertidumbre provocada por la infusión de comedia absurda; el entendimiento de Waititi del poder de la comedia como vehículo del relato épico es innegable y divertidísimo, y la química que goza con sus actores eleva y refuerza su propuesta estética como realizador, y como payaso también.
*Cineasta. Crítico. Colaborador de CinEspacio24 Noticias
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