Crítica de Dog: un viaje salvaje, una road movie dirigida por Reid Carolin y Channig Tatum. El filme nos narra, de forma divertida y conmovedora, la relación de un militar con una perra llamada Lulu.
Por Isaac Piña Galindo*
Con un título tan simple como Dog, y Dog: Un viaje salvaje en México, no hay mucho margen de equivocación ni confusión; con una mirada al póster quedan claros la premisa y el tono del filme.
Pero la película dista de ser monótona, esquemática y cursi. Al contrario, Dog encuentra en su sencillez las bazas más fuertes tanto para divertir y entretener como para ilustrar, reflexionar y conmover.
Aun cuando la cinta aborda tangencialmente un tema peliagudo como el funcionar del cuerpo militar norteamericano, el guion escrito por Reid Carolin encuentra el pulso del relato sin limitarlo a un retrato sobre la vida y el trabajo marcial, y evita de paso criticar al ejército aunque tampoco ensalza su labor ni tilda de héroes a los soldados.
Hábilmente, Carolin utiliza a manera de mecanismo narrativo el punto de vista de la pastora belga Lulú, cuyo rol protagónico le permite radiar con el brillo propio de la gran estrella que se anunciaba desde los carteles del filme.
De esta forma, y una vez expuesta la dulce mirada de Lulú como brújula, la historia queda libre para explorar problemas relacionados con estrés laboral y postraumático, adicción y depresión: heridas físicas y emocionales que sufren los soldados de cualquier rango, sin importar las muchas o pocas condecoraciones que cuelguen de sus uniformes.
Lulú entonces demuestra por qué resulta un personaje vital, pues representa el gancho emocional del filme y a su vez funge como signo precautorio de la crisis inminente que pesa sobre su contraparte, el ranger Jackson Briggs interpretado por Channing Tatum.
Puesto que al terminar su trabajo como “perro soldado”, Lulú no descifra bien a bien en qué consiste esta nueva etapa de su vida, reflejando las dudas y ansiedades que asimismo ensombrecen el futuro inmediato del propio Briggs.
Aquí cabe mencionar el inmenso trabajo de Channing, quien además de protagonizar Dog debuta como codirector junto a Carolin, frecuente colaborador suyo desde sus primeros pininos en el cine en 2010 (con 10 years).
Reforzando su propia labor desde la silla de director y productor, el carismático Tatum imprime una pasión palpable por el guion y por su coprotagonista, una interpretación enérgica y sensible que reluce con la sólida química que se desarrolla entre Briggs y la adorable Lulú.
Así, y como escribí al inicio, Dog brilla por su franqueza y su simpleza.
Tatum y Carolin entretejen una cálida road movie que se vive como una aventura apta para toda la familia, sin grandes florituras pero de corazón enorme, que se sirve nada más de un coche, un hombre y un perro para narrar una historia amena y enternecedora.
Doug, que se estrena este 19 de mayo en salas mexicanas, es una historia que revela con lujo de detalle las posibles facultades curativas de la amistad perruna, e inclusive se toma el tiempo para examinar el modo en que la empatía, la meditación, la conversación y las actividades recreativas, ayudan a reconstruir poco a poco una personalidad magullada y a reconectar con una mejor calidad de vida.
*Cineasta. Crítico. Colaborador de CinEspacio24 Noticias
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