«Es urgente el debate en cine y televisión sobre la representación de historias femeninas y creación de personajes realistas, tridimensionales y variados que expresen realmente la diversidad y complejidad que existe en las mujeres».
Marzo llegó, y con él el Día Internacional de la Mujer, que tiene como objetivo fomentar la discusión en sociedad de los temas de justicia y equidad de género que están latentes sobre la mesa. Y aunque seguimos en esta cuarentena eterna que dificulta realizar actividades colectivas de manera presencial, como marchas y asambleas, el bendito internet nos brinda herramientas para continuar esta lucha incluso a distancia, enfocándonos, cada quien desde su trinchera, en algunos de los muchísimos temas dentro de la agenda.
Uno de esos rubros centrales en el feminismo es visibilizar: dar representación digna, justa e igualitaria al rol de las mujeres en todos los ámbitos; social, político, científico, familiar y por supuesto, artístico.
Aquí es donde entra el cine y la televisión, como medios predilectos de expresión popular, en los que es urgente el debate sobre la representación de historias femeninas y creación de personajes realistas, tridimensionales y variados que expresen realmente la diversidad y complejidad que existe en las mujeres como seres humanos.
Históricamente la industria del cine y la televisión le ha fallado al público femenino en retratar sus historias (quienes conforman por lo menos la mitad de la población mundial). Sin abordar sus problemáticas, se ha limitado a usarlas muchas veces como simple utilería o como aderezo de las ficciones de héroes masculinos en donde su único rol es ser el interés romántico del protagonista, o bien, cumplir con la “cuota de género” poniendo un solo papel femenino dentro del grupo de hombres para atribuirle a ella todas las características “deseables” en una mujer.
También tenemos el otro lado de la moneda, esos cuentos de princesas o telenovelas en las que se retrata a la mujer únicamente como seres indefensos, superficiales y serviciales que deben competir entre ellas para obtener lo que desean (generalmente un hombre). Lamentablemente durante décadas esta ha sido la norma, con sus agradecidas, pero escasas excepciones.
Afortunadamente, las mujeres no se han quedado de manos cruzadas frente a esto y después de décadas de denuncia y exigencia, se han infiltrado en la industria dominada por hombres y han arrebatado puestos en todos los sectores, desde actrices, productoras, directoras y fotógrafas, hasta guionistas, logrando obtener un poco de esa deseada representación y llegando incluso a contagiar a algunos de sus compañeros que ahora también desarrollan personajes femeninos complejos y capturan sus historias.
Por supuesto que el sueño de la igualdad apenas se ha alcanzado a rozar en últimos años y faltan miles de guiones por escribir y moldes por romper. Pero, este 2021, vale la pena reconocer a algunas de las series y películas que marcan la diferencia y hacen una representación digna de la realidad femenina, con historias profundas y personajes diversos.
Aquí te traemos un par de listas de recomendaciones para que este 8 de marzo, no nos feliciten y nos lleven flores (en serio, no es celebración), sino que verdaderamente se haga un ejercicio de deconstrucción que empiece por reimaginar el rol de la mujer en la sociedad y cuestionarnos los productos de entretenimiento que consumimos.
La mayoría de estas obras son hechas por mujeres, demostrando su genialidad y particular visión y otras tantas son dirigidas por hombres, comprobando que no sólo les toca a ellas aportar a esta causa y que no se requiere ser mujer para tener la empatía y sensibilidad de desarrollar personajes femeninos tan complejos como cualquier otro. Lo que sí tienen todas en común es que no sólo pasan el filtro básico del Test de Bechdel, sino que son historias con verdadera perspectiva de género. Casi todas protagonizadas por ellas, otras pocas en el que el tema central es distinto, pero que invariablemente tienen una representación equitativa y digna, que las empodera y ayuda a construir una imagen popular de la mujer libre de estereotipos y clichés retrógradas y sexistas que deberían morir junto con el coronavirus.
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