Adam Driver se encuentra en el mejor momento de su carrera, pues llega a tener instantes muy pulidos de personalidad que vuelven a su personaje, Maurizio Gucci, un hombre con claroscuros bien retratados.

Jared Leto, Salma Hayek y Tom Ford sostienen la película con un buen oficio actoral. Punto y aparte es Al Pacino, quien interpreta excepcionalmente al tío de Maurizio, con elegancia pero también las crisis de un adulto mayor que no quiere ver morir su legado.

La película es dirigida con maestría por Scott, a quien hay que reconocerle un tono preciso para esta historia, que oscila entre la farsa y la comedia negra, con una fotografía equilibrada, donde se contrasta bien la elegancia de los objetos icónicos de la marca con la amargura que genera el ego desmedido de sus personajes.

Es una cinta  muy entretenida, pero al ser filmada desde el punto de vista de la corporación Gucci, no llega a ser verdaderamente honesta, pues desde el guion se percibe la intención de «dejar a todos bien», para mantener un buen status de la imagen de la empresa.

Finalmente, el apartado musical es muy agradable, incluyendo grandes éxitos bien aterrizados en los diferentes momentos del largometraje. Incluso si no te interesa nada de esta exclusiva marca de lujo, el trabajo actoral y algunas escenas tremendas por su tensión te mantendrán en muy alto el entretenimiento.