El irlandés, de Martin Scorsese, basada en hechos reales, nos cuenta la vida de Frank Sheeran, un asesino a sueldo, y su amistad con el mafioso Russell Bufalino y el sindicalista Jimmy Hoffa, uno de los hombres más poderosos de los Estados Unidos en los años 60. Protagonizada por un trio inigualable, Robert de Niro, Al Pacino y Joe Pesci.
Por Arturo Brum Zarco* El irlandés (The Irishman) es un detallado espejo sobre el poder, la ambición, la lealtad y la traición. Nos muestra cómo el ser humano con poder entra en una realidad fuera de la sociedad, se crea un mundo ajeno a los demás y por conservar su poderío hace cualquier cosa. A ese ambiente que paradójicamente se va convirtiendo en un infierno nos lleva el reciente filme de Martin Scorsese. Martin, prolífico y cuidadoso director, ya había mostrado esa ambivalencia del poder y su decadencia en sus películas sobre la mafia como Mean Streets (1973), Goodfellas (1990) y Casino (1995), o cintas que no abordan del todo el mundo del crimen organizado pero sí del fraude y la violencia como Gangs of New York (2002), The Departed (2006) o The Wolf of Wall Street (2013). Es decir, si alguien sabe reflejar ese mundo de avaricia, corrupción, violencia, amor por el dinero y sus consecuencias es Scorsese. Un director siempre fiel a buscar la metáfora en el encuadre, el lenguaje cinematográfico ideal para contar su anécdota, encontrar disruptivos planos secuencias y mostrar a su narrador casi omnipresente. Su cine bien puede ser el espejo «perfecto» de la ambición del ser humano por el poder. Si bien el propio Scorsese había declarado que no iba a filmar otra película sobre la mafia, no pudo rechazar la oferta que Robert de Niro, uno de sus actores fetiches, le propuso: llevar a la pantalla grande el libro de Charles Brandt, I Heard You Paint Houses, la memorias del mafioso Frank «The Irishman» Sheeran, sobre la vida y muerte de una de las personas más poderosas de los Estados Unidos en los años 50, 60 y 70, Jimmy Hoffa, líder sindical de los camioneros, quien, se dice, llegó a ser tan poderoso que sólo lo superaba el Presidente estadounidense. Sin embargo, en esta ocasión Martin iba hacer las cosas a su modo o no las haría. Es por eso que el proyecto fue rechazado por las grandes productoras y fue Netflix quien aceptó producir la cinta y darle a Scorsese una libertad absoluta. Sin presión o restricción, el resultado es una cinta de más de tres horas donde el director se luce con el diseño de producción, con la adaptación del libro, con la tomas, la fotografía y la dirección a los actores Robert de Niro, Joe Pesci (otro actor fetiche de su filmografía ) y por primera vez con Al Pacino: artistas consagrados y octogenarios que en un esfuerzo mayúsculo tuvieron que realizar escenas como si fueran más jóvenes. El Irlandés nos narra a partir de dos historias en paralelo, con varios flashbacks y con la voz en off de uno de los protagonistas, la vida de Frank Sheeran (interpretado por Robert de Niro) un hombre que inició su carrera en la mafia primero como camionero y después como experto en “pintar casas” (I Heard You Paint Houses, como dice el titulo del libro) frase que se utilizaba para referirse a un asesino a sueldo. De esa forma Sheeran (un ex soldado que peleó en la Segunda Guerra Mundial) se vuelve empleado y gran amigo de dos hombres poderosos de ese tiempo, el mafioso Russell Bufalino ( Joe Pesci) y Jimmy Hoffa (Al Pacino), quienes usaban sus servicios de “pintar casas”. Russell era un mafioso que rara vez alzaba la voz, un tipo tranquilo y conciliador, pero a la vez tenía una mirada y una sonrisa enferma de poder (al respecto el trabajo que hace Pesci es aplaudible), por su parte, Hoffa era alguien explosivo, con un mal carácter y altanero, Pacino logra los tonos adecuados y realiza un trabajo maravilloso. Entre esas dos figuras se va a mover Sheeran, quien tendrá que decidir a quién le otorga toda su lealtad. En ese juego de amistades y conflictos, Martin logra reproducir una parte de la historia de los Estados Unidos que bien se puede reflejar en la figura de estos tres personajes, donde la violencia llegó hasta el descaro de matar a un presidente, John F. Kennedy. Destaca el recurso tecnológico que uso el director para que en pantalla los actores se vieran más jóvenes, Martin se refiere a esto como un tipo de maquillaje de caracterización, ya que al final las expresiones, la modulación de la voz y la corporalidad es totalmente de ese gran trio de actores que en diferentes entrevistas han declarado que la parte más difícil fue interpretar a alguien más joven, pero gracias a su comprobada calidad interpretativa lo logran con creces. Así, en El Irlandés vemos a un Martin Scorsese retomar el tema de la mafia, pero en esta ocasión de un modo más pausado, reflexivo, libre, y el producto final es quizá la despedida adecuada de Scorsese al cine de mafiosos.
*Periodista y realizador. Director de Comunicación en CinEspacio24. Colaborador en Cio Noticias y Oculus Todo el Cine.
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