Dirigida por el director danés Thomas Vinterberg, Druk nos narra la vida de cuatro profesores, atrapados en su monótona vida, quienes realizan un experimento para demostrar que con cierta cantidad de alcohol diaria son más creativos y alegres.
Druk (Otra ronda), la reciente obra de Thomas Vinterberg y por la que ganó un Oscar a Mejor Película Extranjera, ha sido incómoda para una parte del público y algunos críticos, ya que la ven con una mirada moralista y la catalogan como una cinta que justifica e invita al consumo de alcohol; sin embargo, el filme es todo lo contrario, crítica los excesos, aplaude los festejos y celebra la vida.
Vinterberg es un director danés experimentado, quien junto con su compatriota Lars von Trier crearon en los 90 el movimiento Dogma, explicado de un forma escueta este abogaba por un cine más honesto y sin tantos artificios. Si bien, dicha corriente no prosperó, la filmografía de estos dos realizadores siempre ha mantenido cierta esencia de cómo visualizaban la realización cinematográfica en su juventud, es decir, temas sinceros e incómodos abordados sin dramatizaciones banales ni buscando un mensaje sobre el buen comportamiento del ser humano.
Así, el cine de Vinterberg no busca explicaciones o resoluciones que sean cómodas o sencillas, sino una reflexión mucho más profunda sobre la conducta de las personas, donde las premisas moralistas o esperanzadoras son anticlimáticas y deshonestas; fiel a su estilo, entiende que el cine no es un ente que explique, dicte o sea juez de cómo debe reaccionar la gente ante un conflicto.
Con ese enfoque, Druk es una relato sobre el desasosiego de la cotidianidad y cómo esta puede ocasionar una vida sin sueños, esperanzas o diversión; y para acentuar su premisa utiliza el consumo del alcohol en sus personajes como una forma de acabar con la monotonía. Pero este argumento no es una apología al alcoholismo, ni una justificación para comenzar a tomar sin sentido, de hecho la película muestra las fatalidades de su exceso. El director utiliza el consumo del alcohol como pretexto para reflexionar sobre el estancamiento de una vida que parece ya no tener sentido.
El filme nos narra cómo cuatro profesores cuarentones, Martin (Mads Mikkelsen), Tommy (Thomas Bo Larsen), Peter (Lars Ranthe) y Nikolaj (Magnus Milang), parecen trabajar y vivir sin ninguna propósito más allá de su labor como maestros. En una cena para celebrar el cumpleaños de uno de ellos, hablan sobre la teoría de un psiquiatra que asegura que tener un contenido de alcohol en sangre de 0.05 hace a las personas más creativas y relajadas.
Con eso en mente, deciden realizar un experimento para comprobar la veracidad de la teoría del psiquiatra. Comienzan a beber todos los días la cantidad que les corresponde y la vida de cada uno cambia, sus clases son más amenas, ríen más y se divierten más.
Druk es una cinta danesa con personajes bien construidos, con ejes narrativos y motivaciones claras, gracias a que en ningún momento son condescendientes con ellos; destaca la actuación de Mads Mikkelsen quien muestra varias facetas de una manera brillante y pulcra, de un casi anodino profesor a alguien con deseos por probar y gozar nuevas cosas.
La cámara en mano del director de fotografía, Sturla Bradth, y las tomas con una naturalidad casi impecable, resaltan ese mundo que Vinterberg quiere mostrar, la búsqueda del festejo, la liberación por momentos de las obligaciones, el disfrutar de la compañía de los amigos o amigas y el acercamiento con la familia.
El filme, que también le dio una nominación al Oscar como Mejor Director a Thomas Vinterberg, se estrenó este 10 de junio en las salas mexicanas.
Sin ser un discurso moralista, Druk es un aplauso a la vida, al desmadre, a las responsabilidades y a disfrutar más, con una copa o dos o más (por qué no), nuestras pasiones y deseos.
*Periodista y realizador. Director y Editor en CinEspacio24 Noticias. Colaborador en Cio Noticias
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