Distancias y ausencias: «Sundown», lo nuevo de Michel Franco – CinEspacio24

Distancias y ausencias: «Sundown», lo nuevo de Michel Franco

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Crítica de Sundown, la nueva película de Michel Franco, quien vuelve a trabajar con el actor Tim Roth, para narrar la historia de un hombre que decide pasar unos días en Acapulco sin interesarle lo que pasa a su alrededor.

Por Isaac Piña Galindo*

@IsaacPi15a 

Cuando nos adentramos en el cine de Michel Franco encontramos filmes duales que lo mismo gozan del favor de la crítica europea y recogen premios en festivales, como sufren el rechazo y la mofa del público mexicano, el país donde Michel juega de local y que además funge como el participante principal de sus coproducciones internacionales.

El desencuentro con la audiencia mexicana y la contrastante cálida respuesta de Europa es un fenómeno que podría reflejarse en las mismas cintas; tan sólo en Nuevo Orden, obra anterior a Sundown, Michel Franco hipotetiza sobre la división de clases y cómo la cúpula de poder manipula la clase alta y la baja para controlar un estado social en absoluto caos.

Aun cuando el guion de Franco intenta evitar un relato maniqueo de buenos contra malos, el público coincidió de forma casi unánime que la clase alta tendía a asumir el rol de víctima porque este grupo sufría más con los actos de violencia social que el otro grupo.

Esto provocó que Franco fuera blanco de memes y videos con los que críticos, cinéfilos e incluso otros cineastas descalificaban el discurso de la película como “whitexican” o “fifí” (términos despectivos de actual popularidad en la jerga mexicana).

En palabras menos, Nuevo orden significó un traspiés muy sonado para un cineasta que, si bien aparenta componer un cine disruptivo, la realidad se aproxima a que se trata de un realizador con una filmografía sumamente calculada que conjuga el melodrama típico mexicano con el minimalismo decorado con “imágenes-shock” del cine europeo dosmilero.

Sundown representa la vuelta de Franco a dicha fórmula: cine minimalista sobre la violencia contemporánea ya sea intrafamiliar o entre clases, en el tenor del cine centroeuropeo, alemán y nórdico en particular, del que ya se han escrito análisis y críticas desde la exitosa Después de Lucía en 2012.

No obstante, el nuevo filme de Franco convive y se comunica de mejor modo con Chronic, del 2015, también protagonizada por el carismático histrión británico Tim Roth.

Chronic y Sundown, obviando que Roth es el alma de ambas, comparten igualmente una trama menos “Franquesca” y, de cierto modo, más arriesgada.

Riesgo sobre todo narrativo, en el sentido en que Michel descansa (o prácticamente abandona) el pulso melodramático enfocado en la deconstrucción de la familia o la clase social de un grupo, al tiempo que prefiere analizar el aspecto psicológico de su personaje principal.

La trama en ambas cintas estriba sobre tipos extraños con actitudes ausentes en situaciones de impasse anodino, exploración narrativa que considero es la preocupación estética más honesta de Franco. Me aventuro a señalar que esta preocupación propone la pregunta “¿cómo encontrar una conexión con el mundo?”

Cuestión pertinente en el panorama de la sociedad contemporánea en la que convivimos en distintos niveles de símbolos, universos y velocidades.

Sundown se concentra en el plano físico y emocional de Neil Bennett (Roth), quiense comporta como un alienígena perezoso en Acapulco apenas perturbado por la agitada y constante actividad local, postura reforzada por su mirada distante y la parsimonia al transitar de un lugar a otro.

A pesar de desconectarse de forma gradual del mundo, Niel todavía disfruta del placer de puntuales instantes mundanos del mundo real: el agua del mar chocando contra sus pies, el Sol ardiente en la cara, el sabor de la cerveza, besar el cuello de una mujer.

Chronic relata la exploración terrenal de otro tipo de alienígena, uno que activamente buscaba comprender el ideal de cariño, ya sea parental o romántico, aun cuando su propia cualidad de “forastero emocional” le dificulta entender la naturaleza orgánica de un sentimiento de afecto.

De forma opuesta, el Neil camaleónico de Sundown poco a poco se adapta a cualquier escenario, entre distintos grupos de personas y momentos, aun cuando su comunicación consiste tan sólo en movimientos esporádicos de las manos y la cabeza, una sonrisa afable y un ocasional “gracias” en español.

Neil parece mimetizarse en distintas fiestas y reuniones para desaparecer sin mucha algarabía.

Pero la convivencia de Neil con este Acapulco del México común y corriente, alejado de la burbuja de clase alta y hoteles de lujo, es una ilusión casi fantasmal en la cual el protagonista decide vivir una realidad alterna que se revela como una suerte de simulación vacación permanente en otro planeta, una fiesta de lento desarrollo que niega y destruye la expectativa de una vida productiva en Inglaterra.

Michel Franco, en el terreno todavía del realismo y la imagen austera, esboza el que quizás se trate del más interesante retrato (o autorretrato) de su filmografía, aquel sobre un ermitaño Neil que celebra su condición de “humano gris” infiltrado en una esfera violenta y alegre, colorida, soleada y fresca.

Las viñetas del México salvaje y hermoso resultan familiares, pero la perspectiva extraterrestre que adopta Franco inyecta una dosis de crudeza que nos empuja a revisitar y reconsiderar nuestro propio país en sus distintas facetas: la burbuja turística, el barrio popular ameno y amigable que vibra a pesar del acecho constante de lo criminal, el lado brutal que convive día a día con la alegría de la barriada.

Sundown se estrena en salas de cine este 4 de mayo.

*Cineasta. Crítico de Cine. Colaborador de CinEspacio24 Noticias 

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