Crítica de Ghostbusters: Apocalipsis fantasma, dirigida por Gil Kenan, cinta que vuelve a la base de las primeras películas de esta saga, la comedia. El filme narra cómo la familia Spengler regresa a la famosa estación de bomberos de la ciudad de Nueva York con los cazafantasmas originales.
Por Isaac Piña Galindo*
Nueva York, la estación de bomberos, el sonido del ectomóvil corriendo a toda velocidad. La secuela Ghostbusters: Apocalipsis Fantasma nos ubica de inmediato en terreno familiar al mismo tiempo que propone un ritmo dinámico y un tono más ligero y cómico que el de la anterior entrega, Ghostbusters: Legado.
El guión coescrito por Jason Reitman y Gil Kenan, dirigido por este último, excluye cualquier recapitulación de la anterior entrega para adentrarnos, desde un inicio, en el centro de la acción con el tipo de cómica persecución fantasmal característica de la saga.
Reitman y Kenan aciertan al adoptar otro género diferente al de la tercera parte, una transición natural porque se conserva el ancla emocional de la entrega del 2021, cuyo foco principal radicó en los entresijos de la familia Spengler, y la madurez de la jovencísima científica Phoebe Spengler.
Mientras que Legado encierra un misterio tenebroso entrecruzado con una suerte de drama familiar, al estilo de Disney Channel o de la serie de “Escalofríos” de R.L. Stine, este Apocalipsis Fantasma se aproxima al espíritu de comedia absurda, aventura y terror típico de Cazafantasmas (1 y 2).
Si bien Phoebe continúa siendo protagonista, la historia crece y abarca otras perspectivas y subtramas que permiten la incorporación de momentos chuscos, autoreferencias o chistes escatológicos.
La producción sin duda se fortalece al proponer dos mini historias que significan mayor tiempo de pantalla para Dan Aykroyd y Ernie Hudson, cazafantasmas originales ahora en distintos roles, el primero como un youtuber con un canal sobre lo paranormal, el segundo como un filántropo que conduce investigaciones sobre dimensiones y mundos fantasmales.
De manera orgánica, el universo se expande por conducto de sus personajes Legado, cuya pasión por “cazar” continúa viva aunque se hayan jubilado de las escabrosas aventuras en el ectomóvil.
Como consecuencia, el desfile de nuevos artefactos, investigaciones “científicas” y objetos malditos, inyecta de energía renovada a la saga y acerca a la película al espíritu estrambótico de las aventuras animadas, en particular a la serie spin-off de Cazafantamas: La nueva generación (1991).
Kenan en Apocalipsis fantasma transmite sincero entusiasmo por el universo cazafantasma, además de demostrar su interés por revitalizar un punto clave de la cinta clásica: la comedia.
Por ende, la vena humorística se refuerza con el nuevo elenco conformado por James Acaster, Patton Oswalt y Kumail Nanjiani, tres cómicos que comparten orígenes en el stand-up y que demuestran aquí su agilidad para los comentarios irónicos y los momentos jocosos.
Tanto Acaster como Oswalt cumplen con sus bits cómicos, no obstante quien destaca y roba cámara es Nanjiani, quien parece entender y manejar mejor que nadie la veta graciosa de los cazafantasmas originales, al punto que incluso logra pasajes de cándida camaradería con Bill Murray y Aykroyd, con comedia que abarca desde el chiste para adultos hasta el de pastelazo.
Los efectos especiales y visuales igualmente sobresalen porque contribuyen a la ambientación de horror que propone el realizador, con tomas que permiten observar y disfrutar de la renovación de personajes clásicos como el viscoso y oloroso Slimer (Pegajoso), los hombrecitos de malvavisco o la estatua del león que cobra vida (la cual remite a los perros guardianes de Gozer).
El esfuerzo del nutrido elenco, sumado al concienzudo trabajo de VFX de Sony Pictures Imageworks, queda encapsulado con el diseño de Melody, joven fantasma rodeada de un halo de fuego interpretada por Emily Alyn Lind, quien sostiene una interesante amistad (¿primer amor?) con Phoebe Spengler, relación que a la postre entrega uno de los momentos visuales más interesantes del filme.
Aunque el guion de Apocalipsis fantasma, que ya se encuentra en cartelera, por momentos queda entorpecido por su tendencia a mostrar (o mencionar) elementos de las películas anteriores, el hábil trabajo de realización de Gil Kenan logra equilibrar acción y horror sin olvidar las payasadas, un mapa tonal para encauzar las probables próximas secuelas de la saga, que con suerte serán películas con mayor dosis de humor disparatado y espectros repulsivos.
*Realizador y Crítico cinematográfico
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