Cuando las cosas imposibles se vuelven posibles.
Nuevamente Ernesto Contreras, director de Párpados Azules, Sueño en otro idioma y Las Oscuras Primaveras, vuelve a abordar estos temas tan humanos, de personajes solitarios que buscan algo que les falta en su interior y que no siempre se trata de una compañía.
En esta película conocemos a Matilde, interpretada por Nora Velazquez, quien enviudó recientemente y no sólo afronta la pérdida de su esposo, aunque siempre se sintió sola a su lado, además de una precaria situación económica.
En el ir y venir de Matilde, se topa con Miguel, un joven de 19 años quien es interpretado por Benny Emmanuel. Comienzan a tener una relación, una amistad de cómplices, no maternal, de dos amigos que están que apenas están descubriendo cosas de su vida que descubrir antes, porque alguien se los impedía y los denigraba o simplemente por miedo al rechazo.
Ahí donde estos personajes convergen y sin saberlo se ayudan mutuamente a soltar sus ataduras, sus miedos y sus prejuicios para conocerse más y crecer como personas, en donde y sin saberlo se ayudan mutuamente a salir adelante y soltar ese estancamiento donde se encontraban sus vidas.
Hay que destacar las excelsas actuaciones de Salvador Garcini y Luisa Huertas, en donde el primero interpreta al difunto esposo de Matilde, y la segunda a una vecina que también está afrontando la soledad, pero desde otra situación y que también gracias a la presencia en su vida de Matilde y ¿por qué no? de Miguel, también logra encauzar su vida a una mejor situación personal, en donde también ella se permite ser, con su vecina y ahora amiga Matilde.
Tengo que hacer una mención especial a Isabel Cortázar y a Andrea Abiatti, los directores de casting que han logrado conseguir un reparto de personajes muy bien ensamblados que acompañarán a nuestros protagonistas por este viaje interior y aunque muchos aparecen brevemente, todos tienen una razón de ser para que Miguel y Matilde se encuentren ellos mismos y se reencuentren como personas.
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