Crítica de Competencia Oficial, una agradable comedia sobre el proceso creativo para realizar una película. Protagonizada por Penélope Cruz y Antonio Banderas.
Por Martín L. González*
El metacine se define como una práctica cinematográfica que busca valerse de la autorreferencia como una herramienta narrativa, ya que parte de la descripción de sus propios procesos constructivos, o lo que es igual, nos referimos al cine dentro del cine.
Ejemplos de estos hay muchos, lo que ha convertido a la autorreferencia en un recurso que se utiliza con cierta frecuencia dentro del medio, usualmente como una manera de honrar a la industria y glorificar a la misma; no obstante, el metacine puede venir acompañado de comentarios satíricos e ironías evidentes que buscan denunciar algo.
Sin embargo, pocas veces esta práctica cinematográfica es tan clara con sus intenciones como es el caso de Competencia Oficial, la nueva cinta de los argentinos Gastón Duprat y Mariano Cohn, que nos cuenta cómo un empresario multimillonario en búsqueda de trascendencia, decide producir una película tan importante que le permita ser recordado con el paso de los años, para su fin decide buscar a una de las directoras más aclamadas del cine mundial.
Es así que Lola Cuevas (Penelope Cruz) es contactada para dirigir la mejor película jamás hecha, y contrata a la famosa estrella hollywoodense Félix Rivero (Antonio Banderas) y al prestigioso actor Iván Torres (Oscar Martínez), quienes muy a su manera son reconocidos como los mejores histriones del momento, formando de esta manera un trío de ensueño que no parece tener otro destino más que el éxito absoluto.
Pero lo que parece ser un dream team, poco a poco se convierte en un caos que constantemente enfrenta las personalidades de los protagonistas a consecuencia de una batalla de egos, que aderezada con un excéntrica directora crea un sin fin de situaciones cómicas que se valen de la autorreferencia.
Es así como los directores nos entregan una comedia que tiene su soporte en las actuaciones de Penelope Cruz, Antonio Banderas y Oscar Martínez, quienes se enfrentan a un reto actoral, pues al tratarse de cine dentro del cine los intérpretes deben jugar constantemente con sus personajes y con sus rangos actorales, a la vez que fungen como los cimientos principales del largometraje.
Asimismo, el objetivo final de los directores es sacarle una sonrisa sincera al espectador, y para ello se valen de distintos recursos como romper la cuarta pared a través de la edición de sonido, generar situaciones absurdas basadas en los personajes tan «únicos» que permea en el medio, o la capacidad de contar una historia de manera no lineal a través de un guion ficticio que sólo es interpretado en ensayos, y que aún así es capaz de enganchar al público.
Todo esto convierte a Competencia Oficial, que se estrena este 24 de marzo, en una película imprescindible para fin de semana.
*Crítico de cine. Colaborador de CinEspacio24.
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