Bajo la dirección de Danila Kozlovskiy, el filme sigue los pasos de Alexey, un joven bombero que trabaja en la central nuclear, quien se entera que tiene un hijo de diez años, por tal motivo, en un acto totalmente egoísta decide abandonar la ciudad. Sin embargo, el día de su viaje, explota el reactor y su hijo es gravemente afectado, por lo que cambia de opinión y acepta ser parte de una misión casi suicida para evitar una catástrofe mayor.

En el personaje de Alexey está la clásica figura del héroe que busca la redención de sus actos al poner su vida en peligro para salvar a sus seres queridos. Es decir, nos presentan un héroe con una narrativa clásica y pragmática, con el cual buscan acentuar cómo afectó tal evento a la comunidad; algo que para nada es menor, pero los guiños patrióticos y el heroísmo exagerado de la cinta se contrapone con la idea de ejemplificar una historia más humana y honesta.

No obstante, los buenos efectos especiales en la misión de Alexey y su equipo para controlar el reactor, tienen una gran manufactura que cumplen con el requisito de entretener y causar tensión en el espectador. En suma, es más efectista en la presentación de los sucesos, que en la invitación a la reflexión sobre lo que ocurrió.

Chernóbil, que se estrena en las salas mexicanas este jueves 11 de noviembre, es una película que entretiene y quizá el melodrama que presentan le quita un poco de seriedad, y la convierte en una clásica película de desastres con el típico héroe. Destaca que en varios cines va estar en su idioma original.