Por Leonardo Pino *

Kenneth Branagh multipremiado actor, director y guionista, nacido en 1960 en la por ese entonces caótica Irlanda del norte, nos trae esta vez una gris -en toda la extensión de la palabra- historia, su historia. A veces lenta, por momentos convulsionada por explosiones y ataques violentos, en un guerra civil por todos conocida en esas épocas. En sus casi 100 minutos vivimos una suerte de autobiografía del propio autor.

Un adorable Buddy y sus amigos, su primer amor, sumada a toda su inocente felicidad, contrastada con toda la miseria de ser un adulto en ese entorno. Su madre y sus hermanos, un padre lejano, sus abuelos, dentro del contexto de la violencia socioeconomica, religiosa y política. No obstante, mas que una historia que nos grafique todos estos importantes acontecimientos, Belfast se queda en una película familiar.

A veces parecía estar viendo la Roma de Alfonso Cuarón, no solo por el gris de su cinta, sino por ese discurso biográfico familiar, pero sin el discurso exculpado del realizador mexicano y su apología a la pobreza. Lo que si logra Cuarón es meternos dentro de su historia, situación contraria a lo que pasa con Belfast, ya que toca tan de pasada tópicos importantes de esa época, para ponernos sólo en un drama familiar lleno de lugares comunes y contradictorios.1969 y el hombre llega a la luna, pero Buddy y su familia habitan en el mismo infierno, del cielo al subsuelo, así sentí a Belfast, que se fue alejando cada vez de una gran película, a un film lleno de clichés ganadores de premios, que les encantan a los que dan estos mismo, ya fue ganador de algunos.