La serie sobre los Peaky Blinders nos lleva al Birmingham de 1919, durante el periodo de entreguerras, a una época en la que Gran Bretaña trata de recomponerse de los estragos de la Primera Guerra Mundial al mismo tiempo que afronta el surgimiento de diversas facciones políticas y criminales.
Por Isaac Piña Galindo* Peaky Blinders es una serie británica creada por Steven Knight, escritor nativo de Birmingham cuya obra pertenece mayormente a los géneros de crimen, thriller y drama, siendo el mejor ejemplo de su potencial narrativo Locke, película sobre un hombre (Tom Hardy) obligado a viajar de emergencia de Birmingham a Londres para salvar su reputación y, de cierta forma, su alma. La serie sobre los Peaky Blinders nos lleva al Birmingham de 1919, durante el periodo de entreguerras, a una época en la que Gran Bretaña trata de recomponerse de los estragos de la Primera Guerra Mundial al mismo tiempo que afronta el surgimiento de diversas facciones políticas y criminales. Los hermanos Thomas (Cillian Murphy) y Arthur Shelby (Paul Anderson), dos veteranos de la Gran Guerra, fungen como los líderes de los infames Peaky Blinders, quienes imponen mano dura en el comercio de alcohol y otros productos que cruzan por su territorio. La épica saga mafiosa/familiar comienza cuando Tommy roba armamento enviado de Londres con la idea de revenderlo para ampliar poco a poco su dominio territorial y sus negocios de apuestas y mercado negro. Así, los Shelby emprenden la tortuosa empresa que con fortuna los guiará a una eventual legitimación. El rasgo más interesante de las acciones de los Shelby, en especial de Tommy, el cerebro, lo encontramos en su firme deseo de encontrar cabida en el aparato económico, social y legal de Gran Bretaña. Esta particular búsqueda la comparten con múltiples tribus que también, y por sus propios medios, buscan ser reconocidos con dignidad y honor por la Corona británica. Knight construye los antihéroes ideales con Tommy y Arthur porque ellos representan el «yin y yang» del desfavorecido y olvidado, ambos encarnan un tipo de personaje que reclama justicia con actos violentos que, dentro del fantasioso desahogo de la ficción, nos inspiran simpatía por su calidad de “caballo negro” así como por su singular código de honor. La trama hace al espectador cómplice de un código que, de necesitarse, recurre a la intimidación o inclusive al (brutal) ajuste de cuentas, actividades que nos sorprendemos celebrando porque creemos firmemente que los Shelby no son un grupo salvaje sino una familia que, paradójicamente, lucha por respetabilidad. El núcleo conformado por los Shelby encuentra el complemento perfecto con el singular mosaico de antihéroes y villanos reunidos por la hábil pluma de Knight; destaca, por ejemplo, el estrafalario Alfie Simmons, líder de una pandilla judía que interpreta un carismático, intenso y memorable Tom Hardy. Precisamente la actuación secundaria del actor inglés personifica las singularidades que disfrutamos de Peaky Blinders: la tendencia al pensamiento mágico/espiritual y la actitud arrabalera pero en el fondo honrada, dos rasgos palpables en los geniales diálogos y monólogos de la serie, discusiones (o charlas) que lo mismo encierran una amenaza velada que una reflexión melancólica. También resulta fácil engancharse a la serie por el tono épico de las trepidantes secuencias de acción que transforman el drama familiar en un thriller puro. Directores como Tom Harper y Colm McCarthy explotan la vehemencia inherente del clan Shelby para desplegar un arsenal de recursos cinematográficos como la puesta en cámara y el ágil ritmo del montaje con los que logran intensificar la tensión y el frenesí de numerosos capítulos. Otro aspecto clave de la intricada trama de Peaky Blinders lo constituye el contexto histórico ya mencionado al principio. Los Shelby conviven, negocian y pelean con destacadas figuras que ilustran a grandes trazos la historia de los británicos. A pesar de que ni Knight ni los directores están interesados en la fidelidad histórica, la inclusión del IRA, Winston Churchill, la mafia italiana de Nueva York o el surgimiento de grupos fascistas británicos brinda a la serie la dimensión realista justa con la cual evita caer en los excesos de la fantasía o el cliché de las películas sobre mafia. Con Peaky Blinders Steven Knight logra la compleja tarea de renovar el relato algo gastado del crimen organizado al enfocarse en una familia gobernada por una larga historia de tradiciones irlandesas y gitanas que dan frescura a la repetitiva oleada de películas que intentan imitar obras tan icónicas como Goodfellas de Martin Scorsese. Peaky Blinders toma con acierto la batuta de la estadounidense Boardwalk Empire (2010-2014) creada por Terence Winter y producida por el mismo Scorsese para HBO, cuyo retrato de la época de la Prohibición en Nueva Jersey funciona además como contrapeso para la epopeya criminal de la familia Shelby. *Cineasta y Colaborador de CinEspacio24
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