«Animales Humanos»: ¿Somos cavernícolas defendiendo su parcela? – CinEspacio24

«Animales Humanos»: ¿Somos cavernícolas defendiendo su parcela?

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Análisis de la cinta de terror mexicana Animales Humanos, dirigida por Lex Ortega, la cual  narra cómo una pareja y su hija pequeña viven aterrorizados por el perro de los vecinos, luego de que el animal muerde a la niña. Por tal motivo, sacrifican al perro, y sus dueños buscarán vengarse. 

 

 

Por Silvia Suleyka A. Lozano *

@Suleykarzaloz8

El compromiso por hacer del mundo un lugar mejor ha sido algo que recientemente ha preocupado a propios y extraños, llegando en algunos casos a rayar en la obsesión al punto en el que a veces da la impresión de que están dispuestos a hacer lo que sea con tal de conquistar semejante hazaña, después de todo ¿quién no sueña con salvar el mundo y proteger a los inocentes de las fuerzas oscuras?

En ese sentido, la relevancia que ha adquirido durante los últimos años la defensa de los derechos de los animales tiene más impacto día con día. Prácticas como el veganismo, la prohibición de uso de seres vivos para probar maquillaje, medicamentos y otros tantos productos para el consumo humano van ganando más territorio y parece ser que la moraleja nos dice que el común denominador es el humano concebido como enemigo. Ese es el contexto de la película mexicana de terror Animales Humanos, dirigida por Lex Ortega (la cual puedes ver en Amazon Prime).

La trama es sencilla y surge a partir del antagonismo que surge entre dos familias: la primera tribu humana es la de Fabiola (Adriana Louvier), cuyo centro de atención es Teresa su hija pequeña. La segunda es encabezada por una mujer bastante especial que se llama Anahi (Aroa Gimeno), quien tiene a Jagger, su amado perro que más que una mascota es prácticamente un miembro más de su familia. En resumen, la niña le teme al perro, lo rechaza y en una de esas Jagger ataca a la niña y al final las cosas toman un rumbo funesto para ambos bandos.

Más allá de las actuaciones exageradas del equipo animalista (Anahí y su esposo), lo que vale la pena destacar son las reflexiones inquietantes que provoca ver esta película, ya que la realidad que nos proyecta no es tan distinta de la nuestra si nos enfocamos específicamente al fervor enardecido con el que muchos ¡fanáticos!, defienden los derechos de los animales.

Llegados a este punto, si no han visto la película corran a verla en Amazon Prime y luego regresan para unirse al debate. Una vez advertidos con la alerta de spoilers, me permitiré ser directa y hasta cierto punto soez en la formulación de los siguientes cuestionamientos: ¿Qué es exactamente lo que buscan defender los protagonistas de esta película? ¿Cuál es la diferencia entre justicia y venganza? Si lo que se promueve es el respeto a la vida, entonces ¿la vida de un perro y la de una niña pequeña valen lo mismo? Si no es así, ¿cuáles son los criterios que permiten justificar que la vida de uno valga más sobre la del otro?

Porque con todo y garras, mandíbulas afiladas, instintos asesinos, padres influyentes y poderosos ¿quién ganó realmente en esta historia?, ¿Es que Teresa y Jagger son meros pretextos para que Fabiola y Anahí finalmente se destrocen la una a la otra? ¿Es que el “amor” justifica los medios, incluida la violencia y mutilación hasta llegar a cobrarse con la vida de quienes más amas? ¿Es que los seres humanos estamos tan hartos de nosotros mismos que sólo somos capaces de sentir empatía y compasión por otras especies?

El fanatismo hacia la defensa de los derechos animales deshumaniza al punto en el que pareciera que procurar a los animalitos más bien sirve de pretexto para sacar a flote el repudio y desprecio que los radicales sienten hacia su propia especie y en consecuencia hacia la vida humana, empoderando al animal sobre todas las cosas.

Lex Ortega nunca ha ocultado sus intenciones para provocar y denunciar las contradicciones en las que ha incurrido nuestra sociedad y su ferviente afán de complacer a la masa revolucionaria que se oculta detrás de la masa y que está creando otro tipo de cáncer social con sus prácticas incompatibles y sospechosamente arbitrarias de lo políticamente correcto.

 

Por esto es por lo que Animales Humanos  desata un montón de dilemas éticos y existenciales. Aflige, consterna y alarma el comportamiento que retrata los excesos y estupideces que se pueden llegar a cometer en el nombre del bien, de los animales, criaturas inocentes, sin voz y otras tantas almas en desgracia.

El filme refleja lo que en realidad está pasando en ciertos sectores de nuestra sociedad con esos vengadores autoproclamados; cuyas buenas intenciones terminan generando problemas aún más grandes del que en un principio querían resolver y que peligrosamente cada vez adquieren más poder.

Animales Humanos es el posible prólogo de un capítulo de terror que se está gestando tanto en la superficie como en las fibras más íntimas del tejido social, de tal suerte que si no tomamos las precauciones y medidas necesarias para hacer contrapeso a las consecuencias que está trayendo el fanatismo y locura disfrazada de una falsa búsqueda de igualdad y justicia (que hambrienta de venganza, está dispuesta a arrancarle literalmente la cabeza a todo aquél que se atreva a ser diferente) entonces en un futuro no muy lejano esta distopia salvaje terminará formando parte de la peligrosa realidad que predijeron libros como 1984, Un Mundo Feliz, Fahrenheit 451 y Rebelión en la Granja.

El mundo tiene sus problemas, pero definitivamente la solución no radica en generar más divisiones entre los individuos, cuyo comportamiento corresponde cada vez más al de los átomos, que dentro de su ensimismamiento encierran el riesgo latente de explotar y causar catástrofes a la menor provocación.

El peso que tienen las consecuencias del egoísmo y la exacerbación deriva en una falta de empatía que termina evidenciando la calidad de una sociedad, viendo cómo tratan a los más vulnerables y aquellos seres inocentes que al final terminan pagando las consecuencias, como decía Darwin, sucumbiendo ante la supervivencia (¿y brutalidad?) de su depredador: el más fuerte. Si no es así, entonces ¿qué tan distintos somos de los cavernícolas defendiendo nuestra parcelita?

*Filósofa. Analista Cinematográfica. Colaboradora de CinEspacio24. 

 

 

Ve la entrevista que le hicimos al director Lex Ortega sobre su película Animales Humanos

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