Crítica de la cinta Las vidas de Sing Sing, del director Greg Kwedar. Protagonizada por el gran Colman Domingo y basada en hechos reales, el filme nos narra como los presos de una cárcel de máxima seguridad encuentran una paz espiritual en una compañía de teatro. Conmovedora obra, que está nominada a tres premios Oscar.
Por Arturo Brum Zarco*
La película Las vidas de Sing Sing derriba el estigma de que la reinserción social es imposible. Lo hace a través de una historia conmovedora, que bien se puede etiquetar como una suerte de neorrealismo carcelario, pues su narrativa mezcla hechos reales y un estilo entre documental y ficción. La combinación de actores no profesionales con actores de renombre da como resultado un producto entrañable.
Bajo la dirección de Greg Kwedar (este es su segundo largometraje), el filme construye una esencia comunitaria en todo momento, ya que los personajes se relacionan tan bien entre ellos que crean un micro universo donde el arte les da un sentido a su vida dentro de la cárcel.
Esa naturaleza comunitaria que permea en la obra bien puede ser el resultado de la forma novedosa, para Hollywood, del financiamiento que usaron los realizadores. Según explicó su director en distintas entrevistas, su productora, de corte independiente, les pagó a todos los involucrados en la cinta el mismo sueldo; además, todos son dueños colectivos del filme.
Un trabajo que busca privilegiar el cine independiente y no depender de las majors o de presupuestos casi imposibles de conseguir. Una manera de realizar cine fuera de los estándares de lo que significa Hollywood. En México, esta fórmula de cine como cooperativa se realizó mucho a finales de los años 70 y en los 80.
Es por eso que, si revisas los créditos oficiales de Las vidas de Sing Sing, verás que la mayoría de los actores también son productores. Esta complicidad se ve reflejada en la pantalla, con unas secuencias de unos presos que charlan de sus sueños, de sus recuerdos más bellos y de su pasión por crear arte.
Protagonizada de gran manera por Colman Domingo, la cinta está basada en los hechos reales que suceden en el centro penitenciario de máxima seguridad Sing Sing, ubicado en Nueva York, en el que un grupo de reclusos fundaron el Rehabilitation Through The Arts, un programa diseñado para que los presos dirijan su dolor y enojo hacia algo más positivo por medio del teatro.
Así, el filme se centra en el personaje de John “Divine G” Whitfield (Colman), un dramaturgo que fue sentenciado injustamente, quien decide qué obra presentará el grupo. El conflicto aparece cuando Clarence «Divine Eye» Maclin (quien se interpreta a sí mismo) se niega a realizar un drama más y propone hacer una comedia de viajes en el tiempo que incluye a Hamlet, el salvaje oeste, el Antiguo Egipto y Freddy Krueger, entre otras excentricidades.
Entre Divine y Clarence comenzará una sana rivalidad en la que los dos se apoyarán para llevar a buen puerto no solo la obra, sino el rumbo de sus vidas.
Destaca mucho el trabajo de Clarence, quien en la vida real fue encarcelado por robo a mano armada en Sing Sing, lugar donde encontró consuelo y esperanza en el grupo de teatro. Es impresionante el trabajo actoral que realiza, pues pasa de la furia a un hombre más contenido y empático. Así como él, la mayoría de los actores que vemos en pantalla estuvieron presos y fueron miembros de la compañía; eso le da una verosimilitud maravillosa a la cinta.
El filme está construido con una puesta en escena minimalista, pero no por eso deja de tener profundidad, pues los escenarios acompañan los diferentes estados de ánimo de los protagonistas. Además, privilegian unos planos cerrados que, en lugar de llevar al hermetismo, nos muestran las caras de pasión y alegría de los actores.
Si bien Las vidas de Sing Sing por momentos peca de cursi, eso no está mal; estamos acostumbrados a melodramas pesimistas y esta película es un alivio al corazón. Un filme que demuestra que el arte cura el alma, aboga por la empatía y da un sentido a la vida.
*Periodista, crítico de cine y realizador. Director de CinEspacio24.
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