Crítica de Anora, película del director estadounidense Sean Baker, obra con la que ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Una historia sobre una bailarina y trabajadora sexual, quien conoce a un joven millonario que la lleva a una suerte de cuento de hadas. Destaca la actuación de Mikey Madison.
Realizar un retrato fílmico de personajes marginados es un ejercicio complejo, pues el director podría caer en la condescendencia, el sensacionalismo o la pornomiseria, es decir, presentar un cine de explotación que asombre al público por medio de la exageración de la pobreza. Si bien hay películas exitosas con esa intencionalidad, son cintas que carecen de un sentido crítico. Sean Baker, director estadounidense reconocido por su cine independiente, construye historias de seres marginados desde la honestidad, la empatía y el humor negro, sin explotar su condición económica y social. Al contrario, su cine evita juicios de valor, mostrando a sus personajes tal como son y ahondando en problemas sociales de manera personal e íntima. Además, Baker tiene una habilidad especial para incluir en sus historias pequeños rayos de esperanza sin caer en la simplicidad. Con su reciente película Anora, Sean Baker continúa explorando los temas que lo caracterizan: personajes rechazados por la sociedad en busca de una vida mejor y del sueño americano. Por ejemplo, en sus cintas Tangerine (2015), filmada con un teléfono móvil, Baker nos presenta la historia de una mujer trans y trabajadora sexual que busca a su novio por las calles de Los Ángeles. En Proyecto Florida (2017), una bella cinta llena de contrastes, retrata la vida de una madre soltera que se dedica la prostitución, y su pequeña hija, quienes viven en un decadente motel, y en Red Rocket (2021), explora la historia de un actor pornográfico en decadencia y que busca regresar a su antigua gloria. Los temas de Sean Baker son incómodos porque critican el sueño americano y dan voz a quienes suelen ser invisibilizados. Su cine es provocativo y realista, siempre abogando por la empatía. Baker trata la marginalidad con una mirada amorosa, sin buscar explotarla. Anora, su obra maestra hasta la fecha, es una odisea que explora diversas pasiones: la esperanza, el amor, el desamor y la violencia. La película sigue a Ani (maravillosa actuación de Mikey Madison), una joven bailarina y trabajadora sexual que se enamora de un millonario ruso, con quien se casa. Sin embargo, el sueño de una vida mejor se convierte en una pesadilla cuando la familia del joven intenta anular el matrimonio. Baker compone sus películas con encuadres llenos de profundidad y simbolismos que nos llevan a los pensamientos más íntimos de sus personajes, planos secuencias que acentúan la verosimilitud y el humor negro, y diálogos que destacan el conflicto y la ambivalencia. En Anora, el director juega con las expectativas del espectador, creando una falsa ilusión de un cuento de hadas que se transforma en una dura realidad. A pesar de la dureza de sus historias, los personajes de Baker siempre encuentran una cierta paz. Sean Baker es un cronista de la marginalidad, dejando que el espectador juzgue y encuentre su propio significado en sus películas.
*Periodista, crítico de cine y realizador. Director de CinEspacio24.
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