Crítica de Los espíritus de la isla, la nueva cinta de Martin McDonagh, quien vuelve a combinar la comedia y la tragedia para ahora contarnos la historia de dos hombres que terminan su amistad, lo que provocará situaciones lúdicas y violentas.
Terminar una amistad también es un rompimiento amoroso, pues te alejas de alguien que fue tu cómplice, tu aliado, un testigo y participante de tus momentos más íntimos. ¿Qué provoca esa ruptura?, quizá la desidia, la falta de interés o algún cambio radical. Además del por qué de la separación también están las consecuencias de esta, es decir la tristeza de saber que ya no eres parte de la vida de un ser por el que tenías amor y cariño.
Esta reflexión sobre la amistad y el paso del tiempo es el eje de la cinta Los espíritus de la isla (The Banshees of Inisherin) del director y escritor inglés Martin McDonagh, quien construye una tragicomedia existencialista y provocativa (por sus momentos de absurda violencia), sobre dos hombres que verán su monótona y simple vida cambiar cuando uno de ellos decide ya no ser amigo del otro.
La cinta, ambientada en una pequeña isla irlandesa durante la Guerra Civil Irlandesa de 1922, nos narra cómo de una día para otro Colm (Brendan Gleeson) decide que ya no quiera hablar ni tener ningún tipo de relación con Padraic (Colin Farrell) , quien era su mejor amigo y con el que pasaba todo los días charlando y bebiendo en el pub de su localidad.
La razón de este cambio drástico es contundente, podría parecer cruel, pero es sincero y honesto, Colm, un músico octogenario, ve en Padriac, un granjero con pocos conocimientos culturales, a un tipo aburrido y sin chiste que le quita mucho tiempo de su vida y por lo tanto no puede enfocarse en escribir sus partituras musicales.
Como cualquier rompimiento hay alguien que sufre más y busca entender la razones de la separación, en este caso es Padriac, quien ante el rechazo de Colm se vuelve en una persona triste y necia al buscar constantemente a su ex amigo e intentar arreglar su amistad. Ante la negativa por parte de Padriac de no hablarle más a Colm, este tomará una medida sangrienta y extrema, cortarse los dedos cada vez que Padriac se le acerque.
Este argumento que va de los simple a lo violento y exagerado (y quizá no tanto), es una de las características de la escritura y del cine de Martin McDonagh, pues sus personajes, por lo regular marginados, parten de una anécdota que se presenta entre lo simple y cotidiano para convertirse en algo agresivo y visceral.
Esto lo podemos apreciar en los otros tres filmes de McDonagh, por ejemplo En brujas (2008), donde trabaja por primera vez con el dueto actoral de Colin Farrell y Brendan Gleeson, narra el cambio de dos delincuentes cuando se encuentran fuera de su zona de confort, en Siete psicópatas y un perro (2012) el secuestro de un perro desata una serie de actos violentos , y en la multipremiada Tres anuncios por un crimen (2017), los anuncios que pone una madre para exigir justicia por el asesinato de su hija provoca el odio de la policía.
Películas que junto a Los espíritus de la isla comparten la facilidad de McDonagh por combinar una comedia ácida y molesta (te causa carcajadas aunque sean momentos incómodos) con situaciones trágicas, depresivas y conmovedoras; que te llevan a reflexiones complejas.
En ese sentido, Los espíritus de la isla es una película que por momentos tiene secuencias lúdicas memorables, pero en otros la tragedia pulula por toda la puesta en escena, gracias a una ambientación que logra contraponer los bellos paisajes de la isla con las acciones funestas de los dos protagonistas principales.
La premisa de la cinta se ve reforzada por atractivos personajes secundarios como Siobhán (Kerry Condon) la hermana de Padric, quien ve banal y totalmente torpe las acciones de los dos hombres; o el maravilloso papel que hace el actor Barry Keoghan al dar vida a Dominic, un joven que el pueblo trata como la persona más tonta del lugar, no obstante, sus comentarios y sugerencias son las que más lógica tienen.
A estos hay que agregarle a Mrs. McCormick (Sheila Flitton) un personaje misterioso y sombrío, quien como salida de una tragedia griega vaticina los sucesos penosos y funestos que pasarán en la isla. Este personaje, combinado con una clara simbología católica y una ambientación que por momentos está entre lo melancólico y onírico, crean en el filme una sensación espectral, que va acorde al comportamiento de los dos protagonistas; cabe destacar el gran papel que hacen Farrell y Gleeson, donde su corporalidad lo es casi todo.
Los espíritus de la isla, que se estrenó en salas de cine este 2 de febrero, es divertida, acogedora, provoca alegría y tristeza (te abraza y te aleja), y puede llevarte a reflexionar sobre con quién quieres pasar la cotidianidad de la vida.
*Periodista y realizador. Director de CinEspacio24.
Sé el primero en comentar en ««Los espíritus de la isla», película cómica y trágica sobre la amistad»