Después, por medio de una elipsis, nos llevan a 1998, cuando Claire es una joven adulta y regresa a Raccon City, donde su hermano es parte de la policía local. Su retorno se debe a que, según sus investigaciones, la organización Umbrella ha experimentado con los habitantes del pueblo, ocasionando que se conviertan como en una suerte de zombies. Por tal motivo, Raccon es una localidad abandonada y que está a punto de ser destruida.

Así, la narrativa de esta película se siente como un videojuego clásico, donde no importa el arco argumental, ni realizar algo verosímil, ni siquiera una lógica en la sucesión de secuencias; lo importante es mostrar escenas de acción y supervivencia ante un virus que convierte a los seres vivos en entes demoniacos, los cuales, por cierto, tienen un diseño que no cumple con el requisito de causar terror o repulsión.

Sin embargo, su ritmo extremadamente rápido y sus jumps scares la hacen una entretenida película, es decir, en cuanto a la forma tiene las herramientas básicas para atrapar al espectador, pero en el fondo no aborda ningún tema interesante que se pueda analizar; algo que se pudo llevar a cabo al hablar de los avances científicos que se producen con poca ética y que ponen en riesgo a la humanidad.

Se siente la ausencia de Milla y la falta de un tema de trasfondo que nos hagan reflexionar; no obstante, hay muchos guiños a los videojuegos que los expertos identificarán fácilmente, pero para los no conocedores serán cosas sin sentido.

Resident Evil: Bienvenidos a Raccoon City, la cual se estrenó en salas mexicanas este 25 de noviembre, tiene una escena pos créditos y deja muchas respuestas por resolver, con la idea de que sea otra franquicia con mucho éxito.