Crítica de la película Ghostbusters: El legado, dirigida por Jason Reitman; un filme que aboga por la nostalgia y una agradable comedia, que la convierten en una buena secuela de los clásicos filmes de los Cazafantasmas de los años 80.
Por Jesús M. Pedraza Madrid* Han pasado más de 37 años desde que una clásica película de comedia y ciencia ficción tuvo su estreno en cines, marcando a toda una generación con cuatro inolvidables personajes y volviéndose un ícono instantáneo de la cultura popular. ¿Ya sabes de cuál hablo?: «Si hay algo extraño en tu vecindario, ¿a quién vas a llamar? ¡ A los Cazafantasmas!». Ghostbusters: El legado (Ghostbusters: Afterlife) la nueva entrega de esta famosa franquicia, dirigida por Jason Reitman (Juno, Young Adult, Tully) y protagonizada por McKenna Grace, Fina Wolfhard, Carrie Coon, Paul Rudd y Logan Kim. Tenemos un Blockbuster imperdible en cartelera. Este filme es una secuela directa de las dos películas originales de la saga que tuvieron su estreno en la década de los 80 — y que afortunadamente omite por completo la versión del 2016—, por lo que cuando vayas a verla te recomiendo plenamente que las tengas frescas para disfrutarla como debe de ser, (mínimo la primera). La cinta cuenta la historia de Callie Spengler, una madre soltera de dos “adorables” hijos: Phoebe, una joven que cumple con todos los estereotipos de alguien a quien podríamos definir como «ñoña» (en el buen uso de la palabra); y Trevor, un joven que recién inicia su aventura en la adolescencia (un clásico púber estadounidense). Las finanzas personales de la familia Spengler están por los suelos, y justo en el momento en el que van a ser desalojados de su hogar, Callie recibe la noticia de que su ausente padre ha muerto y le ha dejado una herencia; motivo por lo cual se mudan a una decadente granja en Oklahoma. Conforme se adaptan a su nueva vida comienzan a suceder ciertas peculiaridades que despiertan la curiosidad de Phoebe y Trevor sobre quién era su abuelo realmente, a la par que una terrible y antigua deidad sobrenatural amenaza — una vez más — a la humanidad. ¿Serán capaces de resolver el misterio y salvar a todos? Ghostbusters: El legado es sin duda una película que va a superar las expectativas de todos los fans e incluso pronostico que pueda ser un gran reboot que atraerá a las nuevas generaciones. Este largometraje cumple de manera satisfactoria con diversos elementos del bello arte de hacer cine: una buena fotografía, mezcla de sonido, banda sonora, edición de video, efectos especiales (bien remasterizados de las técnicas de los 80), un conjunto de locaciones visualmente atractivas y un buen diseño de producción. Ojo, no creo que sean factores extraordinarios del filme, pero como bien dicen «la suma de muchos aciertos por lo general obtendrá un resultado sobresaliente». Asimismo, el guión, los diálogos y la trama son bastante buenos. Uno de los puntos más destacados de la historia es que toma el paso del tiempo con una temporalidad paralela al mundo real. Así como han pasado 37 años de las primeras películas, en la ficción ha pasado la misma cantidad de años y el equipo de los Cazafantasmas ha sido prácticamente olvidado por el mundo — salvo por alguno que otro geek por allí— y su existencia ha sido, para fines prácticos, totalmente neutralizada para los más jóvenes. Por lo tanto, ver este filme se siente como volver a descubrir una historia desde su origen, es decir, nos invitan a verlo desde un punto de vista fresco y juvenil. Y he aquí un detalle muy importante: utiliza nuestra nostalgia de manera inteligente y sin abusar de ella, si bien es emocionante ver como los protagonistas van encontrando vestigios de nuestros recuerdos — como el ECTO-1 por ejemplo—, tampoco estamos hablando de un filme que busque apelar al lado melancólico de su audiencia sino que más bien busca, a través de una agradablemente amplia dosis de humor, rescatar y sobre todo replantear la forma de abordar y solucionar el conflicto de la historia. En cuanto el elenco, ningún personaje de los protagónicos sale sobrando, cada uno de los actores y actrices tienen un carisma tan natural que es imposible no tenerles simpatía. En ese sentido, podemos encontrar bromas desde lo más bobas pero funcionales, como hasta divertidos guiños al cine de terror e incluso chistes tan malos (en otro contexto) que dentro de la película funcionan bastante bien. Así, la película no sólo retoma el universo de los Cazafantasmas, sino que nos enfrenta con el mismo enemigo principal (básicamente paso a paso) pero de una forma paralela que hace imposible no mantenerte atento a la pantalla. Este es el principal acierto de esta secuela. Si has visto la película de 1984 entonces ya conoces todo sobre el antagonista: quien es, cómo actúa, cuál es su objetivo y los pasos que sigue y cómo vencerlo; si embargo cuando un grupo de nuevos personajes se tienen que enfrentar a esta entidad no tienen ni idea de cómo hacerlo. Esta combinación genera una agradable tensión entre dos grandes fuerzas: nuestra frustración de gritarles «¡Así no chicos! ¡Aaaaaagh!» Y nuestra sorpresa de ver cómo resuelven el caos desde perspectivas que tal vez nunca hubiéramos visto venir. De igual forma, vale la pene mencionar un par de detalles: yo pertenezco a ese sector de la población que “siente bonito” al ver a viejos actores en personajes de otras épocas de su carrera —como el caso de Halloween (2018) y Halloween Kills (2021)— y en este caso particular me pareció un gran detalle la breve participación de los Cazafantasmas originales: Bill Murray, Dan Aykordm, Ernie Hudson y el fallecido Harold Ramis en esta película, ¡cómo pasa el tiempo!Por otro lado, el filme cuenta con no una, sino dos escenas post créditos que parecen prometer que tendremos futuras entregas. No te las pierdas porque están hasta el final-final-final de los créditos. Amiga, amigo o amigx que estás leyendo esto: te mereces ver esta película que se estrena este 18 de noviembre. Regálate la oportunidad de ver una buena propuesta y de disfrutar un rato ameno y divertido en tu cine preferido. Ver este filme es garantía de que te la pasarás bien. El Pumpkímetro para Ghostbusters: El legado Yo se que tú estimado lector posiblemente no me conoces, pero a mi me gusta calificar las cosas repartiendo calabazas en lugar de estrellas o números, porque son simpáticas y sobretodo más versátiles. Poniendo como contexto que bajo mi humilde criterio cero calabazas es más o menos equivalente a «Conozco una mejor manera de perder tu tiempo en vez de ver esa película: recuéstate mirando fijamente el techo durante tres horas sin hacer nada más» y que cinco vendría siendo un «¿Planeas ir a un parque de diversiones o a un concierto este finde? Mejor posponlo a la próxima semana y lánzate al cine»; considero que después de todas estas impresiones visiblemente positivas sería absurdo e incongruente no darle la puntuación máxima de 🎃🎃🎃🎃🎃 para los usos que este nuevo legado de Cazafantasmas quiera darles, ya sea desde bonita decoración para el ECTO-1 o para ser destruidas con el disparador nuclear de protones de alta capacidad, ¡Que las disfruten tanto como yo disfruté su película!. Gracias y hasta la próxima.
*Analista. Crítico de cine. Colaborador de CinEspacio24.
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