Al final bailamos, de Levan Akin, nos cuenta la historia de Merab un joven que es miembro de la Compañía Nacional de Danza y es experto en danza georgiana; una tradición de su país, Georgia. Una cinta que denuncia el conservadurismo y la homofobia.
Por Arturo Brum Zarco* Tener control de nuestro cuerpo es aceptar nuestros deseos e ilusiones. A esa reflexión nos lleva la cinta Al final bailamos, del director sueco Levan Akin, quien nos lleva a un país conservador que no permite que en sus tradiciones participen personas de la comunidad LGTB. En una de las primeras escenas vemos a dos jóvenes, Merab (Levan Gelbakhiani) y a Mary (Ana Javakisvili), ensayar una de las tradiciones más importantes de Georgia, la danza georgiana, su practica se interrumpe cuando llega el director del instituto de la Compañía Nacional de Danza, quien cuestiona a Merab sobre su forma de bailar y lo sentencia: “la danza georgiana no es una lambada… es la sangre de nuestra nación”. Con esa secuencia el director nos apunta la dirección de hacia donde va ir la película, el protagonista, Merab, es parte de una compañía de danza que representa los valores de masculinidad de su país a través del baile; sin embargo esos pasos que lleva aprendiendo desde niño no representan su deseos y pensar. Como si estuviera atrapado en unos pasos de baile que no lo dejan expresarse como él quisiera. La llegada de un nuevo miembro a la compañía de danza, Irakli (Bachi Valishvili), un joven carismático y con grandes aptitudes para el baile, se convertirá en el rival de Merab pero también descubrirá con él su despertar sexual. Al final bailamos es una cinta que no sólo es una crítica social al conservadurismo y a la homofobia, es una historia honesta sobre el despertar sexual de un joven, que tendrá que enfrentarse a su familia, amigos y a sus maestros de danza. Este despertar sexual se refleja en las escenas de baile, que son una metáfora de las diferentes etapas emocionales que vive Meran: su alegría por enamorarse, su frustración por no poder salir con la persona que quiere, su rabia por la forma en que lo comienzan a maltratar tanto física y posológicamente. Todo esto va de la mano de sus pasos de baile y es la cámara de Levan que nos muestra a partir de unos primeros planos cómo los movimientos se van transformando juntos con los deseos de Merab. Al final bailamos es parte de la edición 68 de la Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional, que se llevará a cabo del 13 al 30 de noviembre. La cinta muestra al baile como una forma de liberación, aceptación y tolerancia; el protagonista reconoce su cuerpo y decide sus pasos de baile y así su manera de expresarse.
Periodista y realizador. Director y Editor en CinEspacio24 Noticias. Colaborador en Cio Noticias.
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