«Vidas Pasadas», una de las mejores películas sobre el amor

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Crítica de Vidas pasadas, la ópera prima de la directora Celine Song, una refrescante historia de amor, sobre Nora y Hae Sung, quienes en su infancia eran grandes amigos, pero cuando ella se muda a Canadá su fuerte conexión se pierde. Veinte años después se encontrarán y su amor e identidad se mostrará de una forma honesta y conmovedora.

Por Arturo Brum Zarco*

@arturobrum

Lo esencial de la película Vidas pasadas (Past Lives) es que muestra de manera honesta y conmovedora, sin caer en melodramas banales ni clichés, que el amor, la empatía y la identidad son temas universales, es decir, la cinta tiene su fortaleza en la forma cómo cuenta su historia. Lo que demuestra que en el cine muchas veces lo importante no es el tema sino la manera como lo narran.

Algo que la directora Celine Song realiza en su ópera prima, pues en su filme Vidas Pasadas, si bien aborda uno de los temas más recurrentes del séptimo arte, el romance, su visión es refrescante, poética, amable y también desconsoladora, ya que la realizadora edifica unos contundentes contrastes en la puesta en escena para que la imagen narre la ambivalente historia de amor que presenta.

Con un minimalista y bien logrado lenguaje audiovisual, la directora logra acentúar su premisa con los poderosos diálogos que tiene el filme, los cuales no caen en lo explicativo, sino en la sugerencia, ya que invitan al espectador a reflexionar sobre la relaciones humanas, el sentimiento de identidad que permea en cada individuo y la reconciliación con el pasado.

Celine Song, que emigró con su familia de Corea del Sur a Canadá cuando era niña, estudió teatro, es dramaturga, un arte narrativo donde el diálogo tiene más valor que en el cine, es por eso que en su primer largometraje se nota su talento y experiencia para la palabra hablada. Así, estamos ante una película que las frases de los protagonistas se escuchan tan naturales y reales que es fácil identificarse con lo que dicen y con lo que hacen.

Basada en una historia autobiográfica de la directora, Vidas pasadas narra la vida de Nora (protagonizada por Greta Lee) y Hae Sung (papel que realiza el reconocido actor surcoreano Teo Yoo), dos jóvenes que fueron grandes amigos en la infancia mientras vivían en Corea del Sur, pero cuando Nora y su familia se mudan a Canadá pierden la fuerte conexión que tenían.

Diez años después y gracias a la tecnología actual, vuelven a encontrarse, ahora los dos están en la universidad, ella estudia para ser dramaturga, él, ingeniero. Por medio de video llamadas comienzan a entenderse y relacionarse. No obstante, ella se encuentra en Nueva York y él en Corea del Sur, lo que provoca que se vuelvan a distanciar.

Después de otros diez años de no hablarse, Hae Sung decide visitar a Nora, quien está casada con Arthur (John Magaro) un escritor que comprenderá y sufrirá la fuerte unión entre su esposa y su amigo del pasado. En ese encuentro, en el que la cinta parece que se va convertir en una predecible historia de un triángulo amoroso pero afortunadamente sucede lo contrario, aparece un argumento lleno de empatía y comprensión más que de rivalidad y furia.

De esa forma, los paseos que realizan Nora y Hae Sung por New York se llenan de contrastes pues visitan lugares donde las parejas de enamorados abundan, mientras el amor de ellos tiene que ser contenido. Unas secuencias sutiles y bellas que consigue la directora para que el personaje de Nora haga las pases con su pasado y su identidad.

Por eso Vidas pasadas, que se estrena este 1 de febrero, es un inmenso acto de amor puro, por ser sincero, sin condescendencias y sin falsas secuencias que muestren vulgarmente o intenten explicar qué es el amor, ese respuesta nos la deja a los espectadores.