«Tipo de Gentileza», regresa el Yorgos turbio y surreal – CinEspacio24

«Tipo de Gentileza», regresa el Yorgos turbio y surreal

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Crítica de Tipos de gentileza, la nueva obra del griego Yorgos Lanthimos. Cinta protagonizada por Emma Stone, Jesse Plemons y Willem Dafoe. Una película sobre tres historias que destacan por su surrealismo,  humor negro e incomodidad, como los primeros filmes de Lanthimos. 

Por Isaac Piña Galindo*

@IsaacPi15a 

Después de un (fructífero) año, el cineasta griego Yorgos Lanthimos regresa a la pantalla grande con Tipos de gentileza, una obra en esencia rara y singular, calificativos que no desconoce para nada el realizador galardonado por películas como Poor Things (2023) y The Favourite (2018).

La cinta toma la forma de tríptico, tres historias apoyadas por el mismo grupo actoral compuesto por Emma Stone y Jesse Plemmons, en los protagónicos, mientras que Willem Dafoe, Joe Alwyn, Margaret Qualley y Hong Chau asumen roles secundarios.

El cuerpo de actores funciona como si se tratase de un ejercicio teatral, e inclusive el manejo del tiempo y los golpes dramáticos conservan el tenor propio de una puesta en escena, ya que la intensidad y fuerza de la trama radica en los personajes, su (mala) toma de decisiones y los diálogos que apuntalan o excusan las acciones consecuentes.

La pluma de Efthimis Filippou reina en Tipos de gentileza, puede notarse la agudeza de Lanthimos para traducir el guion de Filippou en un filme que logra mezclar dicho ritmo teatral con el espacio y la cadencia fílmica.

Digna de aplaudir la labor del cineasta griego, que deja descansar la decadencia fastuosa y estridente de las ya mencionadas Poor Things y La favorita, para abocarse a la composición de un austero trabajo de puesta en cámara, sin florituras ni barroquismos.

Lanthimos retoma la extraña exploración sobre la otredad y la alienación de Nimic (2019), cortometraje que curiosamente fue filmado en Ciudad de México, en el que un músico (Matt Dillon) aqueja una suplantación de identidad, problema que lo conduce por un paulatino síndrome persecutorio de ansiedad y paranoia.

De igual modo que en Nimic, cada historia de Tipos de gentileza transpira nerviosismo y el ambiente de los tres segmentos reluce por su acuciante inestabilidad.

La cámara del fotógrafo Robbie Ryan permanece por muchos momentos estática, lo que permite que el espectador “sienta” el peso de las miradas de los actores y la angustia que denotan los gestos y el lenguaje corporal.

Al mismo tiempo, Lanthimos se vale de travellings laterales, del dolly-in y el dolly-out también, para complementar las tomas de cuadro entero, o los close-up que examinan los ojos, los labios, las manos entrelazadas de los personajes.

Los precisos movimientos que eligen Ryan y el director demuestran cómo la cámara cumple una doble función: primero nos envuelve en la ilusión de la “puesta teatral” porque deja que los actores trabajen sin la interrupción de un corte, y en segundo lugar, tales movimientos son lenguaje de cine puro, y sirven a manera de acentos dramáticos con los que se logra una sensación de contrapunto o, en breves pasajes, intensifica lo que se revela con los diálogos.

El guion de Filippou provoca incomodidad ya que cada historia contiene elementos que resultan familiares, el contexto del universo transcurre con naturalidad, con cierto grado de “realismo”; el encanto de la argucia narrativa radica en la disposición con la que el guionista reorganiza sus piezas.

La descolocación de elementos, o su franca omisión, permite introducir conceptos extravagantes, espectrales e inclusive monstruosos.

Lanthimos subraya con silencios incómodos o miradas abstraídas, entre otras muecas torpes, el tono cáustico que se filtra a partir de los diálogos, y que replica la disonancia extraña del triple relato de Filippou.

La sensibilidad del realizador por reproducir lo feo, lo perturbador y lo “sucio” queda remarcada por los atípicos emplazamientos de cámara y el aislamiento de los protagonistas en espacios abiertos, así como por la paleta de color que tiende a lo opaco, al punto que cuando explota un color encendido o brillante, este desentona con el escenario en general.

La marca visual propia de Lanthimos, ya vista y celebrada en Kynodontas (2009) o The Lobster (2015), igualmente se nutre del humor negro con el fin de aderezar los eventos absurdos y la atmósfera enrarecida.

El humor de esta dupla griega resulta asimismo escalofriante por sí solo, puesto que utiliza la propia crueldad de sus protagonistas (o secundarios) con el objetivo de subrayar sus tropelías y el conflicto desesperado que surge de sus actos impulsivos.

Los chispazos de sorda brutalidad ubican al filme más cerca de la obra de Lars von Trier, el cineasta “terrible” danés detrás de Dogville (2003) o Ninfomanía (2013), que al humor irónico de otros cineastas nórdicos (como Vinterberg, Kaurismäki, Östlund o Ander Thomas Jensen).

Tipos de gentileza, que ya se encuentra en cartelera, podrá significar para uno que otro cinéfilo, y para espectadores ocasionales, una cinta menor (o hasta “aburrida”), más aún después de la popular y controversial Poor things, mientras que para otros quizás se trate de un punto de partida para la filmografía temprana y más experimental de Lanthimos, como Kinetta (2005) o Alps (2011).

Claro que para aquellos entusiastas del cineasta griego, este tríptico probablemente represente un regreso triunfal al lado turbio y surreal, al puro estilo de una suerte de “Twilight zone” europeo, con que el cineasta primero llamó la atención del público y marcó el punto de partida para la corriente conocida como “cine extraño griego”.

*Realizador y Crítico Cinematográfico

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