Crítica de tick, tick…Boom!, ópera prima de Lin-Manuel Miranda y protagonizada por Andrew Garfield. La película es una biopic y un emotivo musical sobre la vida y obra del dramaturgo Jonathan Larson.
Por Rosenda Porras Guerrero* tick, tick…Boom!, es una biopic y musical sobre la vida de Jonathan Larson, famoso dramaturgo que murió prematuramente debido a un mal diagnóstico. Falleció una noche antes del estreno de una sus obras. El largometraje nos muestra cómo no pudo conocer el éxito que sus obras obtuvieron: innumerables temporadas en Broadway, cuatro Tonys y un Pulitzer. El largometraje se presenta como una historia por demás nostálgica. Entre los grandes musicales de Larson se encuentran Rent y Tick, tick… Boom!, los cuales son reconocidos por sus temáticas sociales. Dirigido por Lin-Manuel Miranda, otra gran figura del teatro musical, conocido por sus participaciones en Rent y Hamilton, quien debuta como director con este emotivo homenaje a la vida y obra de Jonathan. La cinta comienza como un recuerdo en formato de VHS con nuestro protagonista hablando de uno de sus principales conflictos: el paso del tiempo; ese reloj biológico que le dice que el tiempo se desvanece en sus manos como arena, y en ellas no queda nada más que vacío, seguido de una voz femenina que sólo escuchamos para dar inicio y fin a esa historia, haciendo alusión que el mismo Jonathan no está ya para contar su historia. Después tenemos dos líneas que se entrelazan como narradores; en la primera vemos a Jonathan (retratado por un magnífico Andrew Garfield), haciendo su monólogo de Tick Tick Boom!, desnudándose ante un público y hablando de sus temores y preocupaciones. Por otra parte vemos su vida alrededor de exponer su primer obra al mundo, un poco antes de llegar a los 30. El filme está ambientado en el Nueva York de los años 90, y nos muestra cómo los amigos de Jonathan eran diagnosticados con VIH, una enfermadad que en ese entonces significaba, desafortunadamente, una muerte casi segura. En ese sentido, nos muestran a jóvenes tensos y ansiosos pero a la vez llenos de esperanza por la vida y la carrera por conseguir éxito, temas que Jonathan introdujo en sus obras. Sin duda es una película que adorarán los amantes de Broadway. Cada canción nos introduce a la mente de nuestro protagonista, mostrando su realidad deseada, frustraciones o alegrías acompañadas de grandes coreografías, voces maravillosas y sobre todo la sorprendente voz de Andrew Garfield, quien si bien nunca lo habíamos visto en un papel parecido, demostró adueñarse de él no sólo por el canto sino por los movimientos y el fiel retrato que hace de Jonathan, llevándonos a momentos llenos de intensidad donde su capacidad de pasar por diferentes etapas es destacada. En la cinta hay escenas que llegan a estancarse un poco sin aportar a la trama, sin embargo, casi siempre prevalece un buen equilibrio narrativo para darnos un gran final que nos introduce a esta figura del teatro musical desconocida para algunos y amada por muchos más. La película está disponible en Netflix.
*Colaboradora de CinEspacio24
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