El filme Ted Bundy: durmiendo con el asesino (Extremely Wicked, Shockingly Evil and Vile), del director Joe Berlinger, se enfoca en la relación del asesino serial Ted Bundy con su novia Liz, con quien vivió varios años, mientras realizaba sus espantosos asesinatos. La película se basa en las memorias de Liz Kendall.
Por Arturo Brum Zarco* Contar la historia de un asesino en serie es un “camino” sin repuestas claras, ya que indagar en la mente del personaje e intentar dar una explicación de sus actos es un ejercicio complejo; no obstante, la cinta puede mostrar patrones y características de este tipo de individuos. En ese sentido, el cine puede hacer una acercamiento al personaje, contar sus fechorías, su vida, su contexto, es decir, el cine a veces no tiene que dar explicaciones sino sólo mostrar lo que pasó y dejar la reflexión y el debate al espectador. Por tal motivo, realizar una biopic de un asesino serial es un trabajo que merece seriedad, investigación y rigor, de lo contrario puede caer en una trama vulgar que lo único que busca es el morbo y el sensacionalismo o peor aún romantizar al criminal. En la cinta Ted Bundy: durmiendo con el asesino (Extremely Wicked, Shockingly Evil and Vile), el director Joe Berlinger no desea retratar las motivaciones que llevaron a Ted Bundy a matar a más de 30 mujeres en los años 70 en los Estados Unidos, sino mostrar una parte de su historia y así invitar al debate sobre los asesinos en serie. La película se basa en el libro The Phantom Prince: My Life with Ted Bundy, escrito por Elizabeth Kendall, quien fue novia y vivió con Ted Bundy mientras este realizaba sus atroces y despreciables asesinatos. Así, el director se enfoca en la relación de Ted Bundy (Zac Efron) con Liz Kendall (Lily Collins). La cinta no nos muestra ningún acto violento (y no es necesario), por medio de flashback y elipsis, nos cuenta la historia de Bundy desde la perspectiva y sufrimiento de Kendall. Vemos como Liz sufrió cuando lo arrestaron por primera vez, su tormento cuando lo declararon culpable de asesinato y su remordimiento por haberse enamorado de un psicópata. En ese sentido, la cinta peca al mostrarnos pequeñas partes de una cinta de amor y obsesión, y de esa forma no retratar al tétrico Bundy. Ya que además del dolor de Liz, la cinta se enfoca en el angustia de Ted por estar separado de ella; como si al director se le olvidará mostrar a un hombre con un problema de doble personalidad, a un monstruo sin escrúpulos y hay un personaje peligroso y salvaje. Esto sorprende, ya que si alguien conoce la historia de Bundy es el director Joe Berlinger, quien a principios de 2019 presentó en la plataforma de Netflix la serie documental Conversaciones with a Killer: The Ted Bundy Tapes. En dicho documental, que se basa en la conversaciones que tuvo Bundy con los periodistas Stephen Mcihaud y Hug Aynesworth, el director sí mostraba a la figura escalofriante de Bundy, su engañosa simpatía, su misteriosa y diabólica sonrisa, sus acciones incongruentes; en el documental nos presentó los patrones y acciones de un asesino serial; en su película de ficción nos refleja más a un hombre arrepentido por el daño que le hizo a su novia y deja afuera a esa figura perturbadora de Bundy. Y eso se nota en la actuación de Zac Efron, que si bien fue un buen casting – Ted era conocido por ser una persona atractiva – el actor no logró capturar esa doble personalidad y esa sonrisa irónica del personaje, se quedó en un sólo plano y más que mostrar al monstruo refleja a un ser obsesionado con su novia. No es nada fácil hacer una ficción de un asesino serial, y la muestra está en el trabajo de Berlinger, que en su documental del mismo caso sobresalió e hizo un filme excepcional donde mostraba sin morbo la figura de Bundy; pero su ficción, un intento arriesgado, no logra reflejar la dualidad y la malicia de Ted.
*Periodista y realizador. Director de Comunicación en CinEspacio24. Colaborador en Cio Noticias.
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