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Siempre me ha interesado y preocupado el tema de los trastornos alimenticios por lo que  a lo largo de mi educación  hice varios trabajos sobre ese tema. Recuerdo que entre muchos de los datos que investigué en su momento, uno de los más impactantes que descubrí — y que lamentablemente no cuento con el dato duro ahorita mismo— es que en la mayoría de los casos con pacientes que sufren algún trastorno alimenticio (como anorexia o bulimia), no es sólo quien experimenta los síntomas es considerado “el paciente” o “el enfermo”, sino la familia nuclear a la que pertenece, ya que es en donde se desarrollan los factores psicológicos y sociales que fomentan este tipo de crisis y que, en muchos casos, la propia negligencia y la falta de atención-acción familiar es parte esencial del problema.

Con esa idea en mente, analizo la cinta Swallow, ópera prima de Carlo Mirabella-Davis, director con una corta pero llamativa trayectoria audiovisual y ganador del premio a Mejor Director Revelación en el Festival Internacional de Cine de Brooklyn 2009 por su cortometraje Knife Point.

Swallow es protagonizado por Haley Bennett en el personaje de Hunter, Austin Stowell como su esposo Richie y con la participación de Elizabeth Marvel, David Rasche, Lauren Vélez y Denis O’Hare (a quien podemos recordar por su vasta participación en varias temporadas de American Horror Story).

El filme gira en torno a Hunter, una joven bonita y sencilla que contrajo matrimonio recientemente con Richie, un joven bien parecido perteneciente a una exitosa familia de clase alta. A pesar de que Hunter vive lo que podría considerarse superficialmente como «una vida de ensueño», podemos darnos cuenta que la mayor parte del tiempo no se siente cómoda dentro de su nuevo estilo de vida; cosa que podemos apreciar entre sus constantes esfuerzos por ser «la esposa-nuera-mujer perfecta» que se desvive por encajar en una familia donde es prácticamente ignorada y silenciada la mayor parte del tiempo.

Como es de esperarse en un matrimonio joven con privilegios económicos, la joven pareja descubre que están en espera de un primogénito heredero, cosa que si bien es una noticia alegre no parece despertar la ilusión de la futura madre primeriza; por el contrario marcará el despertar de un temible y peligroso trastorno alimenticio: el impulso incontenible de ingerir objetos no comestibles, desde cosas sencillas como canicas o tierra, hasta otros más peligrosos y mortales.

En lo referente a los aspectos técnicos Swallow destaca en fotografía y etalonaje: el manejo y la composición de los planos junto con su perfecta colorización ayudan a generar un ambiente que te envuelve por completo. Si bien la historia se desarrolla en locaciones vistosas y muy coloridas, la mayor parte del filme te sientes atrapado en una especie de atmósfera de tensión y vacío, como una «sensación gris» constante que es un claro reflejo del sentir de Haley Bennett, quien por cierto nos regala una gran e íntima actuación dentro de su personaje.

La forma sutil en que manejan el tema de la Enfermedad de Pica —el trastorno que sufre la protagonista— es también un gran acierto en esta película: nos muestra de forma inteligente los elementos necesarios para que podamos sufrir por los bocadillos de Hunter sin el uso de imágenes grotescas o repugnantes. Digamos que es una película que más que mostrar: sugiere, y nos deja a la imaginación las sensaciones que nos producen incomodidad y tensión dentro de la historia.

Por otro lado, la “perfección» de Swallow es devorada brutalmente por otros factores como su ritmo contemplativo en exceso (que hace se sienta muy larga) o los diálogos en general que básicamente no aportan mucho a la trama.

Sin embargo, lo más de lo más destacable de Swallow —y el motivo por el que realmente considero es un filme transgresor— es su trasfondo conceptual, que si bien como mencionó su director: la inspiración de esta historia tiene como base a su abuela (que sufría del trastorno), el filme nos plantea desde el panorama de la ficción el tema de la Violencia Simbólica, un concepto acuñado por el sociólogo francés Pierre Bourdieu en 1994 y que describe como:

«La relación social asimétrica donde el “dominador” ejerce violencia indirecta y no fisicamente directa en contra de los “dominados”, los cuales no distinguen claramente esta forma de violencia o son inconscientes de dichas prácticas en su contra, por lo cual son “cómplices de la dominación a la que están sometidos”».

 La violencia simbólica se expresa en este filme a través de los miembros de la nueva familia de Hunter, quienes  la agreden constantemente a través de sus acciones (ignorarla, el intentar cambiar su apariencia por gustos afines a los de su esposo, devaluarla constantemente por su situación económica previa, no valorar su opinión personal,  exponer su vida íntima  a otros miembros de la sociedad y sobre todo obligarla indirectamente a adoptar el rol de la “esposa perfecta”), y de sus diálogos visiblemente agresivos; dando como resultado una Hunter sumisa y abnegada que acepta su papel dentro de este ambiente y lo que la lleva a desarrollar el trastorno posiblemente como una forma de control o de escapatoria.