Crítica de la cinta animada Raya y el último dragón, filme que sigue los pasos de Raya, una guerrera que tendrá que encontrar al último dragón para salvar al mundo. Cinta nominada al Oscar 2022.
Por Silvia Suleyka V. Arzaluz Lozano*
Raya y el último dragón es una película animada que nos lleva al mundo de fantasía de Kumandra, donde humanos y dragones vivían juntos en armonía. Pero cuando una fuerza maligna amenazó la tierra, los dragones se sacrificaron para salvar a la humanidad.
El filme nos narra cómo la tierra de Kumandra es amenazada por los Drunn, unos seres malvados que convierten en piedra a todo aquel que se cruce a su paso, incluyendo a los dragones, seres mágicos que eran los encargados de mantener la paz en la naturaleza. En ese sentido, la última dragona Sisudatu, concentra la magia de todos los dragones en una gema y con esto consigue desterrar a los Drunn, despetrificar a los habitantes del pueblo. Lo ideal hubiera sido que la humanidad aprendiera del mal ejemplo de los Drunn y honrara el sacrificios de los dragones, pero ocurre todo lo contrario.
Durante años Corazón es la tribu que se ha encargado de resguardar dicha la gema, la historia comienza cuando Benja, el líder de la tribu entrena a su hija Raya para convertirse en su sucesora con la convicción de que a pesar de las riñas y los conflictos que los separan, la confianza y la unión es capaz de fortalecer a la humanidad para hacerle frente al enemigo que toma la forma de los Drunn.
Los años pasan y Raya se convierte en una mujer sagaz y solitaria, aunque sigue siendo fiel a la misión para la que fue entrenada. No obstante, de nuevo el mundo es asechado por los Drunn, y ahora los seres humanos son más violentos y agresivos. Sin nada que perder y mucho qué ganar, Raya logra reunir toda su fe para llevar a cabo el ritual que logra devolverle la vida a Sisu, quien se manifiesta como una simpática dragona.
Esta película ambientada está llena de simbolismos que podemos articular con grandes valores y enseñanzas, que no sólo dejan lecciones trascendentes a los niños, como muchas de las grandes películas de Disney. Raya y el Último Dragón nos confronta con muchas de las situaciones a las que nos enfrentamos actualmente a nivel social y político: la lucha por el poder deviene en guerra y las guerras derivan en pérdidas que van abriendo heridas y huecos cada vez más grandes, que terminan convirtiéndose en fantasmas que pudren el porvenir y lastres tan grandes que sólo entierran a víctimas inocentes.
Dirigida por Don Hall y Carlos López Estrada, esta cinta transmite un mensaje profundo y valioso que justifica la nominación de Raya y el Último Dragón a la categoría de Mejor Película de Animación para la entrega de premios Óscar 2022.
En la historia la película nos presenta la división de las cinco tribus, que corresponde a los cinco continentes que conforman nuestro planeta, para así dejarnos una lección que me parece adecuada y necesaria para la época histórica que nos toca vivir: la hegemonía de un individuo o país son un mal que enferma a la humanidad, sin embargo, lo que la aniquila es la división y la constante lucha de unos destruyendo a los otros de su propia especie. Más allá de la ingenuidad y cursilería con la que se pueda abordar la lección que nos presenta esta película es que la única esperanza que tiene la humanidad es que la unión hace la fuerza.
El filme nos invita a reflexionar que sólo cuando seamos capaces de reconocer en el otro nuestra propia humanidad, podremos romper las barreras que siguen cobrando la vida de un montón de inocentes y que dejan huérfanos de esperanza y de paz a las nuevas generaciones, que están creciendo bajo la idea terrible idea de que, para lograr el éxito, se tiene que destruir al otro y verlo como una amenaza, nunca como un igual, mucho menos como un aliado en contra del verdadero enemigo que nos destruye día a día: el egoísmo.
Raya y el Último Dragón, que puedes disfrutar en la plataforma de Disney+, es un himno de esperanza y sabiduría que exhorta a la autocrítica y a la importancia que tiene la humildad y la solidaridad que tanta falta hacen en tiempos tan violentos como los que vivimos, dejando latente la pregunta desafiante: ¿cómo queremos trascender en la historia? La única magia que nos puede salvar, incluso de nosotros mismos, radica en la voluntad de hacer el bien y unirnos como especie.
*Filósofa. Analista cinematográfica. Colaboradora en CinEspacio24
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