Museo es una propuesta atractiva, dirigida por Alonso Ruizpalacios y protagonizada por Gael García Bernal y Leonardo Ortizgris, basada en un hecho real, sobre dos jóvenes que robaron valiosas piezas prehispánicas del museo de Antropología e Historia de la Ciudad de México, la noche de Navidad de 1985.
Por Arturo Brum Zarco* A veces la vida puede ser absurda, paradójica, como si jugara con nosotros. Realizamos actividades donde al final no obtenemos lo que buscábamos, y nos deja un sentimiento de desazón, de que nada de lo que hicimos tuvo sentido; y sólo nos queda dar vueltas y reflexionar sobre nuestros actos. A ese lugar nos lleva la película Museo, dirigida por Alonso Ruizpalacios y protagonizada por Gael García Bernal y Leonardo Ortizgris. La cinta se basa en un hecho real: dos jóvenes robaron varias piezas prehispánicas, de un valor altísimo, del museo de Antropología e Historia de la Cuidad de México, el 24 de diciembre de 1985 (sí en Navidad). Este acto por si sólo supera nuestra comprensión y cabe en la frase de “la realidad supera la ficción”, ya que quien imaginaría que dos estudiantes de veterinaria, y al parecer sin ningún problema económico, podrían realizar tal delito. Con el eje de esa historia el director mexicano Ruizpalacios crea un mundo donde aborda el sin sentido de las cosas, la hermandad, conflictos familiares y el deseo de transcender en esta vida. Lo hace fiel a su estilo cinematográfico, que ya nos había presentado en su anterior película Güeros. Usa secuencias lentas y bien realizadas, diálogos coloquiales y sinceros, una fotografía íntima y en esta ocasión utiliza una voz en off que intenta justificar algo que quizá no tenga explicación. Si bien el director no toma los hechos del robo tal como pasaron, las atribuciones que crea funcionan en beneficio de la ficción y la anécdota a la que el director quería llegar. Juan Núñez (Gael García) es un joven que lleva años estudiando la carrera de veterinaria y no logra (o no quiere) acabarla. Vive en Ciudad Satélite, un municipio de clase media alta del Estado de México. Tiene una familia numerosa, tres hermanas, todas casadas y con hijos. Su madre es una señora cariñosa y su padre el Dr. Núñez (interpretado de una manera brillante por Alfredo Castro) es un tipo estricto. Juan es como la “oveja negra” de la familia, el que no ha logrado nada, no termina nada y su futuro es incierto. Su mejor amigo es Benjamín Wilson (Leonardo Ortizgris), también vive en Satélite y se encarga de cuidar a su padre, quien está desahuciado. Este personaje, secundario, es la voz en off que nos va ir acompañando toda la película, un recurso que funciona, ya que es una voz pasiva que trata de comprender a su amigo y a él mismo: “como si fuera la voz del espectador”. La cinta se enfoca en la relación de estos dos amigos; Juan es el líder y Benjamín es sumiso y hace (aunque no quiera) todo lo que le piden; la cinta aborda la amistad desde una visión de poder ante el otro. El 24 de diciembre de 1985, después de la cena familiar, donde las hermanas de Juan no dejaron de burlarse de cómo vive. Juan y Benjamín se dirigieron al museo de antropología e historia y sorprendentemente estos dos jóvenes sin ninguna experiencia delictiva robaron piezas de un valor incalculable. El conflicto aparece cuando el robo se convierte en un asunto nacional y todo el país esta indignado por tal suceso, lo que ocasiona que las piezas tengan un valor más costoso y venderlas sea un acto imposible. Una cruel y divertida paradoja de la vida. Hacía ese punto nos lleva la cinta. ¿Y que les queda a los dos protagonistas?, dar vueltas y vueltas en su carro reflexionando sobre cualquier banalidad. Museo ganó Mejor Guion en el Festival de Berlín, y es una propuesta cinematográfica atractiva y con actuaciones agradables; una película para reflexionar sobre la vida, la amistad y los actos que realizamos. *Periodista y realizador. Director y Editor en CinEspacio24 Noticias. Colaborador en Cio Noticias.
Deja un comentario
Sé el primero en comentar en ««Museo», buena cinta sobre un robo sin sentido»