Crítica de Minions:Nace un Villano, dirigida por Kyle Balda, nos cuenta cómo el supervillano Gru conoció por primera vez a sus icónicos amigos y colegas, los Minions.
Por Martín L. González*
Los minions se han vuelto un icono de la cultura pop, son un pilar de la productora DreamWorks, por eso la franquicia cinematográfica Mi Villano Favorito es una de las más importantes para dicha organización.
Y es que la gran aceptación del público hacia estos seres ocurrentes de piel amarilla y overoles de mezclilla, ha permitido que estos se conviertan en el gancho principal de sus películas, algo que podemos notar en Minions: Nace un Villano, donde conocemos los orígenes del supervillano Gru, quien desde su infancia ya tenía definida la idea de convertirse en el mejor supervillano del mundo.
El filme nos narra cómo después de que el grupo delictivo conocido como Los Salvajes Seis expulsó a Willy Kobra, quien solía ser el jefe de la facción (pero que tras robar un amuleto antiguo fue traicionado y despojado de su plan maestro para sembrar el caos en el mundo), Gru decide participar para la vacante pero sólo recibe burlas y comentarios hirientes sobre su edad, por lo que decide robar dicho amuleto y escapar con la esperanza de que esto los haga cambiar de parecer sobre su persona, sin saber que sus actos son el inicio de una persecución desalmada por el objeto robado.
Esta situación es el hilo principal sobre el cual se desarrolla la película, además de ser lo que le permite a la cinta ser dinámica a la hora de desarrollarse. Ya que al contar con historias paralelas que constantemente se conectan entre sí, permite que el filme tenga cambios radicales pero sin perder el ritmo. Asimismo, al cruzarse las subtramas terminan por crear una amalgama de situaciones sumamente entretenidas.
Esto permite a la cinta ir atando cabos para encaminar la historia hacia el clímax, pero para lograr esto, la película constantemente ocupa la ventana que le permite tener a personajes tan versátiles como los Minions, pues estos pequeños personajes dotan de cierta libertad creativa al guion a pesar de no ser los protagonistas en la historia, ya que su mera existencia dentro del largometraje abre un abanico de posibilidades narrativas que no necesariamente se encuentran fijas a una lógica establecida.
Al entender esto, los creativos detrás del largometraje deciden dar rienda suelta a la imaginación, y de esta manera consiguen entregar un espectáculo frenético que no baja los decibeles, algo que se ve reforzado por la libertad argumentativa que les brinda el hecho de que sus personajes sean villanos, ya que la moral y la bondad no son algo que deban detenerse a analizar tan profundamente.
Todo esto a su vez funciona porque el mundo que crea la película resulta atrayente, pues al encontrarnos ante una cinta ubicada en los años 70, los patrones psicodélicos, las música disco y los pantalones acampanados, generan una atmósfera envolvente que no deja de hacer referencias de la década por medio de los diseños y los diálogos.
De esta forma, Minions:Nace Un Villano, que se estreno este 30 de junio, se convierte en una excelente opción para que toda la familia pueda divertirse con las aventuras de Gru y su grupo de carismáticos secuaces, Los Minions.
*Crítico de cine. Colaborador de CinEspacio24.
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