«Mid90s», buena presentación de Jonah Hill como director

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El actor Jonah Hill debuta como director y escritor con Mid90s, un melodrama coming of age acerca de Stevie y su rebelde transición de la pubertad a la adolescencia en compañía de un grupo de jóvenes skaters, en el marco de los años 90.

Isaac Piña Galindo*

El joven actor Sunny Suljic protagoniza un descarnado tour de force, al ofrecer una interpretación de la preadolescencia que conforme avanza la película alimenta (y agiganta) la historia con un arrebato que va de la felicidad más tierna a los arranques más coléricos, un espíritu temerario muy afín a las tribulaciones sufridas por héroes similares como Antoine Doinel en Los 400 golpes(1959, Truffaut), el Ratcatcher de Lynne Ramsey (1999), la Lindsay Weir de Freaks and Geeks (1999) o, más recientemente, la Lady Bird de Greta Gerwig (2017).

Hill logra un trabajo genial pues no sólo es un filme con un reparto sólido, sino que además deconstruye con genuino cariño tanto a los personajes (y sus historias) como a la época misma, lo que le dota a la película un grado mayor de autenticidad que refuerza el trabajo de puesta en cámara.

Y más que alojarse en una nostalgia burda o depender por completa de ella, Hill regresa a los años 90 decidido a llevar consigo al espectador a revivir al pasado y ser testigo de las agridulces aventuras de Stevie e inclusive formar parte de su conflictivo grupo de amigos outsiders.

El novel realizador se concentra en construir un ambiente a partir de su propia memoria y de la estética cinematográfica, ya sea con el encuadre (de entrada utiliza un aspect ratio de 4:3), los ángulos y la textura porosa de la imagen (filmada en 16 mm), o con la cuidadosa selección musical, mapa sonoro en el que conviven Nirvana y Wu-Tang Clan sin excluirse ni ser disonantes.

Al manipular tantos elementos estéticos en favor de la narrativo, Hill logra transiciones orgánicas de un sentimiento a otro, fundamentales para reforzar la perspectiva de las experiencias de Stevie.

Mid90s es sin duda un ejemplo claro de las libertades y posibilidades creativas que da el cine independiente, campo de experimentación en el que Jonah Hill puede dibujar el retrato de Stevie y su grupo particular de slackers, una ferviente anécdota de amistad y madurez que hace las veces de una carta de amor a los 90.