«Mickey 17» un viaje a la deshumanización en el espacio – CinEspacio24

«Mickey 17» un viaje a la deshumanización en el espacio

Comparte el cine

Crítica de Mickey 17, la nueva cinta del director surcoreano Bong Joon-ho. Un filme de ciencia ficción donde destaca el uso del humor negro y la sátira mordaz que hace el realizador para criticar el poder de las élites políticas y corporativas. Se explora la naturaleza de la identidad y la memoria en un mundo donde la vida humana es  desechable.

 

Por Arturo Brum Zarco*

@arturobrum

Son claros los temas que el director surcoreano Bong Joon-ho aborda en su cine: una crítica a las desigualdades sociales y al maltrato al medio ambiente. Tópicos que muestra mediante su particular estilo, el uso de humor negro, la comedia física como si fuera un slapstick (la comedia de los pastelazos), violencia que raya en lo explícito y sátiras al poder.

Asimismo, en sus películas destacan sus héroes que por lo regular son individuos marginados, perdedores, raros, invisibilizados por la maquinaria capitalista que tanto critica Bong Joon-ho. En las obras de este multipremiado realizador surcoreano se nota su intención de estar del lado de los menos protegidos, por eso su cine es social y político.

Ese tipo de personajes se acentúa en su más reciente filme, Mickey 17, pues en la cinta queda clara la búsqueda de Bong de reflexionar sobre lo inservible que la mayoría de la sociedad es para el poder político, religioso y la clase alta, construyendo un personaje, en un mundo futurista, que tiene el trabajo de ser “prescindible”, ya que puede morir tantas veces como sea necesario y una nueva tecnología regresa su cuerpo a la vida.

Esta película es una ambiciosa obra de ciencia ficción con tintes de space opera, romance, lucha contra una sociedad extraterrestre y una sátira sobre el poder de los líderes políticos. Un género que no es nuevo para Bong, pues en sus películas Okja (2017), Snowpiercer (2013) y The Host (2006) ya había mostrado su interés por la ciencia ficción y cómo la utiliza para cuestionar las desigualdades y el daño que hacen los humanos a la vida animal y vegetal.

Con Mickey 17, Bong Joon-ho hace su película más ambiciosa en cuanto a efectos especiales. Después de haber ganado el Óscar a Mejor Película por Parásitos (una gran sátira sobre desigualdades sociales) en 2019, se nota la confianza de Warner para darle una gran cantidad de dinero a Bong. Según reportan varios medios, el presupuesto de la cinta fue de 118 millones de dólares (sin contar los costos de publicidad y promoción).

No obstante, el resultado quizá no sea lo que esperaba esta major estadounidense, pues el cine de este director surcoreano es más contemplativo, con metáforas visuales, y en Mickey 17 hace un ejercicio introspectivo sobre lo que vale la vida de las personas para las grandes corporaciones.

Es decir, no es una obra de ciencia ficción donde los efectos destaquen por sus coreografías y escenas de combate, sino todo lo contrario. Bong edifica un discurso que invita al espectador a ser más activo ante lo que ve.

Mickey 17 se pensó como un gran blockbuster, pero su forma va en camino contrario.

La cinta, basada en el libro de Edward Ashton, nos narra la vida de Mickey Barnes, un ingenuo joven que, tras meterse en problemas de dinero, decide intentar ser parte de una tripulación que viajará a otro planeta para colonizarlo. Pero cuando llena su solicitud, pone que está dispuesto a laborar como “prescindible”, algo que Mickey no entiende qué significa y que le traerá consecuencias tortuosas.

Al mando del viaje está el político Kenneth Marshall (Mark Ruffalo), un ser caricaturizado, con obsesión por tener el poder y con una gran facilidad para convencer a la gente, un personaje que es una puntual crítica a los gobernantes populistas de la actualidad. A este lo acompaña su esposa Yifa (Toni Collette), una mujer vanidosa, también en búsqueda del poder e interesada por las salsas (mucho más que una vida humana). Ellos dos, junto a una organización política que se presenta como una suerte de secta, son vistos como héroes y salvadores de la humanidad por la mayoría de la tripulación. 

Para ellos, y todos los científicos de la nave, Mickey es un ser que sirve para experimentar y descubrir nuevas vacunas, nuevas formas de sobrevivir en el espacio y en el planeta al que llegan, pero para ello Mickey tiene que morir varias veces.

Lo anterior se acentúa con un montaje elíptico donde vemos al protagonista sufrir y morir 16 veces. El director, a pesar de lo tortuoso de las imágenes, introduce elementos de comedia, como la pregunta recurrente: “¿qué se siente morir”, planteada como si fuera algo trivial.

Cuando aparece la versión de Mickey 17, todo cambia, pues él se encontrará en una situación donde buscará la manera de sobrevivir y dejar de ser un objeto reemplazable.

Ahí está uno de los puntos más importantes que aborda Bong, pues mediante la voz en off del propio Mickey somos testigos de cómo él ha dejado de ser un humano para convertirse en una pieza más de la nave, algo que se puede reemplazar.

Mickey 17 es una sátira directa, donde el director plasma su visión crítica de las diferencias sociales, el maltrato ambiental y la marginación, en su obra de ciencia ficción más ambiciosa.

*Periodista, crítico de cine y realizador. Director de CinEspacio24.

Sé el primero en comentar en ««Mickey 17» un viaje a la deshumanización en el espacio»

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*