«Megalópolis», mucho ruido y pocas nueces – CinEspacio24

«Megalópolis», mucho ruido y pocas nueces

Comparte el cine

Crítica de Megalópolis, del director Francis Ford Coppola, protagonizada por  Adam Driver, Giancarlo Esposito, Nathalie Emmanuel, Aubrey Plaza y Shia LaBeouf. El filme es una fábula épica romana ambientada en un Estados Unidos moderno. La ciudad de Nueva Roma debe cambiar, lo que provoca un conflicto entre César Catilina, un genio artista que busca saltar hacia un futuro utópico e idealista, y su opositor, el alcalde Franklyn Cicero.

Juan Enrique Bonilla*
@bconceptenrique

Independientemente de la edad que tenga usted, querido lector, es bastante probable que en algún momento de la vida fuiste a un convivio familiar, o una fiesta con gente desconocida y después de un par de chelas y pozolitos, se te acercó un señor de traje con un botonazo en medio de su panza chelera, por la cual se puede ver su ombligo peludo y oloroso, y te dijo “los jóvenes de hoy ya no tienen valores”, seguido de un discurso al que no le pudiste poner mucha atención por qué no sabías en qué momento el señor se iba a caer de pedo.

Eso es, en resumidas cuentas, la película de Megalópolis, donde el aclamado director Francis Ford Coppola -conocido por películas cómo El Padrino (1972), Apocalypse Now (1979), y Drácula  (1992)- nos cuenta, por medio de un épica, la historia de Cesar Catilina (Adam Driver) un politico “revolucionario” que quiere posicionarse sobre el gobierno del mayor Franklyn Cicero (Giancarlo Esposito) para transformar la ciudad de la Nueva Roma (una alegoría de Estados Unidos) en la futurista ciudad de Megalópolis.

Dentro de las parte destacables está la “innovación” cinematográfica que hace el director al utilizar la división de la pantalla en distintos fragmentos, la voz en off, encuadres inusuales, secuencias oníricas, efectos visuales impresionantes y un diseño de producción fuertemente inspirado en la película de Metrópolis (1927) de Fritz Lang, para jugar con estos elementos de manera simultánea, y crear una experiencia que se siente nunca antes vista, al menos que hayas ido a un festival de música electrónica como Afterlife, o te hayas dado un pasón de hongos con María Sabina.

Sin embargo, estos elementos visuales y estéticos no son suficientes para compensar lo desconectado de la realidad de su discurso. Cada argumento “transgresor” que elabora el tío Coppola para criticar al movimiento progresista estadounidense, parece un post de Elon Musk en “X” o un argumento del Temach.

La crítica que hace de la cultura de la cancelación, la difamación del hombre blanco y las políticas de derecha del gobierno estadounidense viene de una persona que claramente nunca ha sido víctima de los hechos que crítica, y que observa desde una posición privilegiada como sus pobres amiguitos no los quieren contratar en otras producciones, mientras sus víctimas no pueden lograr que sean correctamente enjuiciados porque sus victimarios tienen algo que ellos no, dinero.

Esta posición privilegiada desde la que se escribe en el guion, se observa particularmente en cómo escribe personajes femeninos: damiselas en peligro que sólo encuentran un sentido de vida a través de un hombre, o en la maternidad. Mujeres que no saben pensar por sí mismas y que están hechas para idolatrar a una figura masculina.

Finalmente, supongamos que usted no está de acuerdo con mis argumentos, lo cual es totalmente válido, y piensa que las críticas del director son acertadas (en cuyo caso supongo que usted y yo nunca podríamos hacernos un brazalete de la amistad 🙁). La siguiente barrera a superar es lo fácil que es perderse en la trama y lo extendido e innecesario que son algunas secuencias y subtramas. Hay personajes y momentos tan irrelevantes que parecen el partido verde ecologista.

Estoy de acuerdo en que ningún movimiento o generación es perfecto. Sobre todos hay fuertes cosas que criticar. No obstante la narrativa deconstructiva debe de venir de una posición estudiada y consciente de la interseccionalidad y complejidad de los temas. Algunos ejemplos de películas que han logrado criticar al posicionamiento juvenil actual, y al movimiento de derecha estadounidense acertadamente son TAR y Nacida en llamas.

Por lo contrario, Megalópolis de [ponga aquí el nombre del director del que hemos estado hablando todo ese rato] es sola otra queja de kermés de tu tío del gabacho que viene cada año a arruinarte la navidad con su “yo soy mejor y más inteligente que tú” sólo porque estoy guerito y estudié en escuela privada, mientras tu solo puedes notar como el olor de su ombligo se deteriora año con año, tanto que huele a que lleva ahí un cheto atorado por algunos ayeres.

*Crítico de Cine. Colaborador de CinEspacio24.

Sé el primero en comentar en ««Megalópolis», mucho ruido y pocas nueces»

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*