Crítica de Matrix Resurrecciones, donde regresan Neo (Keanu Reeves) y Trinity (Carrie-Anne Moss), quienes por alguna extraña razón están de nuevo atrapados en la Matrix; bajo la dirección Lana Wachowski, es un continuación más lúdica de una de las sagas más populares de ciencia ficción.
Por Arturo Brum Zarco* La película Matrix (1999) revolucionó la ciencia ficción. Gracias a sus efectos especiales, su ambiente cyberpunk, su trasfondo filosófico sobre la realidad y el ser, la posicionó como un trabajo innovador, provocador y divertido; y situó a las directoras del filme, Lana y Lilly Wachowski, como grandes referentes del género. Así, la cinta, que narra cómo avanzados robots crearon una realidad virtual para controlar a los seres humanos, se convirtió en un producto de culto, donde el debate acerca del futuro de la inteligencia artificial y la dependencia del humano hacia las máquinas se acentúo. Siendo un producto hollywoodense exitoso, se realizaron dos filmes más Matrix recargado y Matrix: Revoluciones (ambas de 2003 y dirigidas nuevamente por las hermanas Wachowski), blockbusters que acrecentaron una mitología que se caracterizó por edificar una historia lúgubre y bélica, acerca de unos humanos que buscan liberar a todos los que pudieran del control de las máquinas. Ante tan apabullante trilogía, las interpretaciones y teorías de los fanáticos y expertos no se han detenido, sobre todo en darle un significado a una realidad virtual como la Matrix; quien escribe esto incluso ha hecho grandes y “locos” laberintos mentales sobre el mensaje de estas películas. Por tal motivo, la nueva entrega de esta saga Matrix Resurrecciones, la cual en esta ocasión sólo es dirigida por Lana Wachowski, era una de las cintas más esperadas del año; además, regresaban los dos personajes más importantes de la trilogía, Neo (Keanu Reeves), un cuasidios que puede controlar a la Matrix, y Trinity (Carrie-Anne Moss), una guerrera con grandes habilidades, el amor y la relación entre ellos dos es base importante en la narrativa de estos filmes. Es decir, ver cómo iban a regresar a estos icónicos personajes era por demás atractivo; no obstante, el resultado es quizá mucho más decepcionante. Principalmente porque la ambientación cyberpunk que va de la mano con crear un sentimiento de desasosiego y la creación de metáforas visuales sobre qué es la realidad y el libre albedrío, ejes temáticos de la trilogía, ahora se reducen a un producto más cómico y complaciente. El largometraje se sitúa después de los acontecimientos de Matrix: Revoluciones, y por alguna extraña razón Neo está de nuevo en la Matrix, pero ahora es un reconocido creador de videojuegos, quien recibe de su terapeuta pastillas azules; hasta que un excéntrico Morfeo le ofrece una pastilla roja para salir de esa realidad virtual. Si bien hay partes lúdicas de gran calidad, donde la directora realiza una suerte de metaficción muy agradable en la que se burla de los espectadores, los críticos, los cineastas, la industria fílmica y de ella misma, hay chistes y excentricidades que desentonan con ese universo verdoso y sombrío que presentaron hace varios años. En Matrix Resurrecciones la paleta del colores cambia, ahora es un mundo más colorido, con más sentido de humor, con mayores pretensiones a quedar bien con todos y todas, y con esto la esencia de un producto de ciencia ficción provocativo y en partes filosófico desaparece, para convertirse en una entretenida cinta de aventuras con superhéroes y chistes. En esta nueva entrega de Matrix, que se estrena este 22 de diciembre, la fórmula para entretener y hacer reír están presentes; pero la reflexión en torno a nuestro contexto con la tecnología quedan olvidados y quizá capturados en otra Matrix.
*Periodista y realizador. Director y Editor en CinEspacio24 Noticias. Colaborador en Cio Noticias.
Deja un comentario
Sé el primero en comentar en ««Matrix Resurrecciones», más cómica y complaciente»