Las olas nos narra la tragedia que sufre una familia después de que el hijo adolescente, quien era un buen estudiante y un deportista de alto rendimiento, comete un acto violento hacia una mujer, algo que cambiará radicalmente la vida de unas personas que parecían tener todo bajo control.
Por Arturo Brum Zarco* Las olas, del director Trey Edward Shults, es un drama complejo sobre una tragedia familiar, que al principio puede parecer una película con una estética de gran manufactura pero con una historia simplista y anodina sobre un adolescente que pierde el control y comete un acto condenable; sin embargo, es todo lo contrario, el director crea un filme con matices sobre las contradicciones de la vida y la aparente normalidad de las obsesiones por buscar el “éxito” y la grandeza. Así, el filme nos muestra que atrás de cada acción que realizamos hay factores que poco a poco nos llevaron a ese acto, sin dejar afuera que cada acción es resultado de nuestras decisiones. Bien lo dijo el filósofo español Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mi circunstancias”. En ese sentido, la cinta muestra que la vida es como una carambola de coches. Por eso cualquier acto de violencia tiene respuestas complejas,es decir, entender el porqué de un suceso violento perpetrado por una persona no sólo se resuelve con culpar, por ejemplo, a los videojuegos, sino es una búsqueda compleja y laberíntica para encontrar las causas. Eso es lo que crea Trey Edward, un laberinto que parece moverse entre una historia común y corriente pero con una salida complicada. La cinta nos golpea como unas fuertes olas para analizar que la vida no siempre se mueve al ritmo que deseamos y exigimos, en realidad su movimiento es más parecido al mar: impredecible. El largometraje nos cuenta de forma lineal la historia de dos personajes, dos hermanos afroamericanos de clase media alta, quienes reciben una diferente educación por parte de su padre. Tyler (Kelvin Harrison Jr.) es un adolescente popular en su escuela, está enamorado de su novia, presume su atlético cuerpo en Instagram y es un atleta de alto rendimiento de lucha libre: el sueño americano a la perfección; no obstante vive una constante presión por parte de su padre Ronald (SterlingK. Brown) quien no sólo le exige, le menciona que no le permitirá ser una persona promedio. Pero cuando Tyler sufre una accidente en su rodilla su vida cambia radicalmente y comete un acto deleznable. El otro personaje es Emily (Taylor Russell), una chica que ante su tragedia familiar se vuelve retraída, poco sociable, callada, sus actos se someten, circunstancialmente, a lo que hizo su hermano; por otra parte, el padre la trata delicadamente, sin presionarla. Ante ello el director es claro en sus intenciones de mostrar un argumento con tintes patriarcales, donde al macho se le exige ser fuerte y a la mujer se le consuela; Trey crítica esa postura desde una serie de sucesos que afecta a toda la familia y a su comunidad. El realizador logra romper nuestras expectativas de la cinta (como lo hizo con su anterior película, Viene de noche) y a partir de un delicado y adecuado montaje, una música seductora y una fotografía siempre acorde a las etapas de la tragedia que nos está contando, hace una cinta sobre la violencia hacia la mujer, el alcoholismo, el sufrimiento y el perdón. Las olas es un cautivador viaje cinematográfico que nos exige como espectador atención y reflexión; muestra una cotidianidad que se sale de control (que le puede pasar a cualquiera), un reflejo de que la vida es impredecible y, desafortunadamente, en muchos casos la violencia la acompaña.
*Periodista y realizador. Director y Editor en CinEspacio24 Noticias. Colaborador en Cio Noticias.
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