Hay un refrán que dice: El que nace tepalcate, ni a comal tizando llega, hace referencia a personas a las que les resulta imposible salir de su mala condición. Las recientes películas de la productora Warner Brothers en conjunto con DC Comics (El hombre de acero, Batman vs Superman) fueron duramente criticadas y todo parecía encasillar a ambas empresas como tepalcate. Sin embargo, con la Liga de de la Justicia, respaldada por el éxito de la Mujer maravilla, la luz regresa a DC.
Por Carlos Ramírez García*
Dirigida por Zack Snyder (300, Wacthmen, Sucker Punch) la Liga de la Justica se divide en varias partes: seriedad y diversión; drama y heroísmo; pesimismo y esperanza.
Y es que Zack Snyder comenzó a filmar la Liga de la Justicia justo después del suicidio de su hija. Para el cineasta, el proyecto representaba una terapia; no obstante, a mitad del rodaje desistió.
«Pensé que sería terapéutico regresar a trabajar, enterrarme por completo y comprobar si era la manera de salir adelante», explicó Snyder, «pero las exigencias de este trabajo son muy intensas y te consumen por completo».
Tras retirarse, Zack Snyder le confió el proyecto a Joss Whedon (The Avengers, Avengers: Age of Ultron), quien se encargó de terminar la película y agregar su estilo. Por esta razón es que el filme, de 121 minutos, tiene dos estilos que tratan de cohesionarse. Así tenemos un inicio de Zack Snyder y un final de Joss Whedon.
El estilo del cineasta Zack Snyder se ve al principio, ya que inicia sus obras con un intro musical. Entre los mejores de su historial están The times are changing de Bob Dylan en la película Watchmen y un cover de Sweet dreams en Sucker punch. Snyder incluso ha realizado videos musicales que simulan películas para bandas (“Desolation Row” de My chemical romance).
Asimismo, Snyder incluye seriedad, drama y pesimismo que son evidentes en los primeros 15 minutos del largometraje, y que se apoyan en el contexto de la muerte de Superman. Otro elemento del director, y quizá el más evidente, son las secuencias de batalla. El propio Synder ha declarado que repite hasta 10 veces la misma secuencia hasta fabricar una coreografía que aproveche los objetos del paisaje.
Por su parte, el estilo de Whedon reside en lo épico. La segunda parte se distingue por su diversión, heroísmo y énfasis de la esperanza. Los chistes son continuos, pero sin caer en lo ridículo. Los héroes son enfocados en planos en los que sus capas vuelan con el viento y el ocaso se encuentra a sus espaldas.
Y así, con dos estilos distintos, La Liga de la Justicia funciona.
La fortaleza de la producción está en el casting y el diseño de los personajes, ya que Ezra Miller interpretando a Flash, Jason Momoa a Aquaman y Ray Fisher a Cyborg son columnas que sostienen al filme. Sus actuaciones no son forzadas, y sus papeles son claros.
De lo anterior, ahí está el punto más interesante de la Liga de la Justicia: hay personalidades bien definidas. Superman es el poderoso que está enamorado; Mujer Maravilla es la inteligente que tiene dominio propio y que, a su vez, propicia la amistad y el apoyo a sus compañeros; Batman es el líder estoico, que a pesar de los problemas y limitaciones continua en la pelea; Aquaman es la desolación y el pesimismo, el lado ermitaño del equipo; Cyborg es el rencor de un futuro frustrado y conforme evoluciona es la unidad y el trabajo en equipo; y por último, Flash es el carismático que le faltaba a DC, es la diversión y el aprendizaje con errores.
Con más aciertos que errores, La Liga de la Justicia trae luz a DC y un respiro en medio de tantas críticas. Y deja de ser un tepalcate como muchos pensaban que era.
*Periodista. Comunicador. Colaborador en CinEspacio24
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