The Mitchells vs. The Machines es una película animada de comedia y ciencia ficción, producida por Sony Pictures Animation y distribuida por Netflix, dirigida por Mike Rianda, es un divertida cinta sobre una familia que luchar contra una inteligencia avanzada.
Hace relativamente pocos años se hablaba de los Millennials como los nuevos adultos, criticados por los Baby Boomers en la eterna lucha de generaciones por “ofenderse de todo” y “querer todo fácil”. Hoy se sabe que a los Millennials nos tocó ser la generación del despertar frente a la crisis económica, laboral y ambiental, pero nos la hemos ido arreglando con lo que nos tocó vivir (como cada generación previa y futura deberá hacer).
La cuestión es que quizá para muchos este discurso de los Millennials como la generación “joven” nos suena aún reciente, pero la realidad es que mientras apenas estamos procesando y conociendo a la Generación Z, quienes son los adolescentes de hoy, el mundo sigue avanzando y el reciente estreno de la última película de Sony Pictures Animations nos sacude bruscamente frente a la ineludible realidad de que existe ya una nueva generación que se abre paso a toda velocidad: Los Alfa.
Así es, hace ya un tiempo que los Millennials dejaron de ser niños y aunque muchos sigan consumiendo con entusiasmo películas animadas, es verdad que ya hay dos generaciones debajo de ellos y ahora son sus hijos, los Alfa nacidos después del 2010, el verdadero público al que se dirigen las nuevas caricaturas, como el estreno que ha causado revuelo en Netflix en las últimas semanas, La Familia Mitchell vs. Las Máquinas, del mismo estudio que en 2018 nos hizo alucinar con la maravillosa Spider-Man: Into the Spider-Verse.
La premisa, es simple, de hecho, hemos visto decenas de versiones de esta misma historia: un apocalipsis en el que los aparatos se rebelan para dominar a los humanos, sin embargo, hasta el momento ninguna versión de este relato había sido una comedia infantil y familiar llena de colores vibrantes y risas. La narradora es Katie Mitchell, una adolescente apasionada por el cine que hace películas caseras, que (como muchos a su edad) tiene una relación desgastada con su papá y que está feliz de por fin salir de casa para irse a la universidad, sin embargo, no cuenta con que la rebelión de las máquinas arruine sus planes y ahora debe salvar al mundo junto con sus padres, su hermano menor y un divertidísimo perro pug.
La cinta está repleta de referencias a directores y obras del séptimo arte que la convierten en una experiencia muy disfrutable para el cinéfilo curioso y atento, algunos discretos detalles (como posters de películas escondidos en el fondo) y otros evidentes tributos, como el nombre de la máquina que se revela, Pal, muy parecido a Hal de 2001: A Space Odyssey, o el plan de la familia para infiltrarse en el cuartel enemigo disfrazándose con trajes de robots muy al estilo de Han y Luke usando armaduras de Stormtroopers en el Episodio IV de Star Wars.
Y aunque a nivel argumental la película es poco innovadora, tanto en el tema a lo Terminator, como en el drama familiar padre-hijo ya explorado muchas veces antes (Goofy, la película o Valiente), sí que propone mucho a nivel narrativo y es a través de su híper-dinámico estilo de animación, que mezcla diferentes técnicas y texturas (contrastando con el realismo de Pixar), que nos confirma que ésta es una obra del futuro en la que los estímulos constantes en forma de gifs, memes y rápidos movimientos de cámara no permiten que el espectador se distraiga ni un segundo.
De esta manera aluden directamente a los niños de la actualidad que nacieron inmersos en un mundo lleno de tecnología y en el esplendor del internet y las redes sociales; pequeños cuya televisión no es “En Familia con Chabelo”, sino los unboxings de juguetes en YouTube hechos por influencers infantiles con cabello de colores como Los Polinesios.
La excusa para esta saturación de elementos en pantalla es que vemos todo a través de la mente de Katie, quien con su creatividad visualiza constantemente lo que sucede a su alrededor como una escena más de alguna de sus películas o a través de sus múltiples dispositivos tecnológicos que son una extensión de ella, la manera en la que se comunica y percibe el mundo. Esto nos habla, una vez más del cambio generacional; tenemos una protagonista moderna en todo sentido: su vestimenta, su forma de ser, de expresarse y que incluso hace un guiño poco sutil (como Disney no se ha atrevido hasta el momento) de inclusión a la comunidad LGBT+, expresando interés romántico en una chica de su escuela y confirmándolo con uno de los muchos pines que cuelgan de su holgada sudadera.
E incluso a pesar de la manera aparentemente superficial con la que abordan el tema de la tecnología, como excusa para hacer arrancar la convivencia familiar, nos sorprenden colando un par de comentarios de crítica muy atinados sobre la inteligencia artificial, la dificultad de adaptación a la modernidad para las pasadas generaciones, el aspiracionismo a las vidas artificiales que se comparten en redes sociales y la cuestionable ética de las grandes compañías de Sillicon Valley con su invasión a la privacidad de los usuarios.
Se trata de una obra vanguardista, con gran claridad de su entorno, del mundo actual y del perfil de su público, con la que todo miembro de la familia se sentirá representado en algún punto. La Familia Mitchell vs. Las Máquinas retrata por primera vez en animación la realidad contemporánea; el uso constante y la total presencia de la tecnología como parte cotidiana de nuestras vidas, y aunque para ello emplea robots, es muy humana y conmovedora. Incluso como broche de oro nos entregan una nostálgica secuencia de créditos finales que transmite lo personal que es esta obra para el equipo involucrado y que sin importar tu edad te dejará con unas inmensas ganas de abrazar a tu familia.
*Licenciada en Comunicación, analista y crítica cinematográfica y colaboradora en CinEspacio24 Noticias
Sé el primero en comentar en ««La Familia Mitchell vs. Las Máquinas»: El cine para la generación del futuro»